La administración Trump facilitará el despliegue de vehículos autónomos en las carreteras estadunidenses y flexibilizará los requisitos de notificación de accidentes. Estos son los cambios más significativos hasta la fecha en las normas federales sobre vehículos autónomos, que defiende el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk.
“Esta administración entiende que estamos en una carrera con China para superar en innovación, y lo que está en juego es mucho”, dijo el jueves el secretario de Transporte de EU, Sean Duffy. “Nuestro nuevo marco reducirá drásticamente la burocracia y nos acercará a un estándar nacional único que impulse la innovación y de prioridad a la seguridad”.
Los cambios de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA, por sus siglas en inglés) fueron demandas centrales de Musk y su fabricante de vehículos eléctricos, Tesla, que ha sido pionero en la asistencia al conductor y el software de autonomía en sus más de 2 millones de vehículos en EU.
Tesla planea lanzar una flota de Cybertaxis -modelos futuristas sin volante ni pedales- en Austin, Texas, en junio próximo. Para obtener la aprobación, la compañía necesita una exención de la NHTSA para operar un vehículo no estándar en las carreteras estadunidenses, algo que solamente ha logrado una startup.
Musk instó a un marco nacional para los vehículos autónomos que sustituya a la compleja normativa estatal y municipal que dificulta su escalabilidad rentable.
El hombre más rico del mundo también criticó vehementemente los estrictos requisitos de la NHTSA para la notificación de accidentes. Estas reglas se han convertido en la principal fuerza del regulador para abrir investigaciones sobre las fallas del software de Tesla, ya que no existen regulaciones federales que rijan específicamente los vehículos autónomos.
La NHTSA tiene ocho investigaciones abiertas sobre accidentes, de los cuales, cinco se relacionan con las afirmaciones de Musk sobre las capacidades del Autopilot (piloto automático) y el sistema de “conducción autónoma total” (FSD) de la compañía. A pesar de su nombre, el FSD aún requiere que los humanos estén al volante y presten plena atención, a diferencia de los taxis Waymo de Google.
La NHTSA afirmó que va a “simplificar” las reglas de notificación de accidentes para “enfocarse en la información crítica de seguridad, eliminando al mismo tiempo requisitos innecesarios y duplicados”.
En una investigación del Financial Times de este mes se reveló que el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Musk despidió a muchos empleados nuevos de la NHTSA que participaban en la evaluación de los riesgos de la conducción autónoma, lo que generó preocupación entre el personal actual y anterior por un posible conflicto de intereses para Musk, al tener en cuenta lo mucho que está en juego para Tesla.
En una carta abierta a los desarrolladores de vehículos autónomos, la NHTSA prometió eliminar las “barreras regulatorias innecesarias que obstaculizan tanto la seguridad como el progreso”.
Musk también busca un mayor ámbito de influencia para implementar el FSD en China, pero el proceso de aprobación se complicó por la guerra comercial del presidente Donald Trump. Tesla enfrenta una dura competencia de rivales chinos como BYD, que en febrero lanzó su sistema de conducción autónoma avanzado y gratuito, denominado God’s Eye.