Los legisladores y los reguladores hablan con muchas palabras vacías sobre la importancia de los pequeños bancos y las pequeñas y medianas empresas (Pymes), pero en realidad sus acciones casi siempre ayudan a los grandes a expensas de los pequeños, en especial cuando se trata de bancos. Sin embargo, sin bancos pequeños, las Pymes van a tener dificultades.
La política no oficial del Tesoro de EU —aunque no del Congreso— durante mucho tiempo fue la de consolidar a los bancos, con la teoría de que mientras más grande era más seguro. Incluso antes de que el Congreso aboliera la Ley Glass Steagall en 1999, que obligaba a los bancos a separar la banca comercial de la de inversión, el Departamento de Tesoro había propuesto su propio plan para, en efecto, hacer eso y eliminar las restricciones bancarias interestatales para acelerar la consolidación. Wall Street piensa lo mismo. Después de las quiebras de Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank, algunos desestimaron la necesidad misma que existan bancos pequeños.
Robert Kaplan, expresidente de la Fed de Dallas, dice: “Los bancos grandes se han vuelto relativamente más fuertes y los bancos pequeños y medianos se encuentran en una desventaja competitiva mayor”.
“Esto es lo contrario de lo que queríamos hacer al salir de la crisis financiera de 2008, que era evitar la creación de un sistema en el que el poder se concentrara en manos de bancos que son demasiado grandes para quebrar”, dice Kaplan.
Muchos bancos pequeños sienten que la respuesta a la crisis del SVB empeoró las cosas. El gobierno demostró que si un banco es lo suficientemente grande y sus depositantes lo suficientemente poderosos, no hay límite para el seguro de depósitos. Pero el gobierno no pudo o no quiso asegurar todos los depósitos, lo que dejó a los bancos pequeños en una terrible desventaja competitiva. Eso explica por qué los pequeños perdieron 120,000 millones de dólares (mdd) en depósitos durante el alboroto en torno a SVB.
La pandemia también mostró los límites del apoyo a las Pymes. El gobierno ayudó a las Pymes con políticas como el Programa de Protección de Pago. Pero esa ayuda se vio afectada por la naturaleza caótica de su despliegue, en comparación con el rescate selectivo de las grandes industrias. Y los paquetes de rescate de la Fed ayudaron a las grandes empresas a acceder a los mercados. Entonces, los confinamientos y los problemas de la cadena de suministro perjudicaron desproporcionadamente a las Pymes que no vendían por internet y no tenían el poder para conseguir los bienes que necesitaban.
Las personas que argumentan que no necesitamos bancos pequeños están equivocados. A los grandes no les interesa otorgar pequeños préstamos a empresas locales, y las Pymes no tienen la escala necesaria para recaudar efectivo en los mercados.
Después de la pandemia, se produjo una oleada de startups. Son algunas de esas empresas las que van a liderar la salida de una recesión, si es que hay una, porque las pequeñas y medianas empresas siempre lideran la salida. Tenemos que idear políticas que las protejan, así como a los pequeños bancos.
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