Roger Jenkins, un ex banquero de alto nivel de Barclays y el “guardián” de la relación del banco con Catar, niega que haya concebido un acuerdo paralelo que, señalan los fiscales, canalizó de forma deshonesta 322 millones de libras en honorarios secretos que exigieron el país árabe y su primer ministro.
El ex ejecutivo le dijo a un jurado en Old Bailey de Londres (el Tribunal Penal Central) el miércoles que nunca habría propuesto un trato paralelo al poderoso primer ministro de Catar en ese momento, el jeque Hamad Bin Jassim bin Jabr al-Thani, a menos de que tuviera la aprobación previa del director de banca de inversión de Barclays, Bob Diamond, y su ex director financiero, Chris Lucas, y el equipo de cumplimiento del banco.
“No era mi responsabilidad”, dijo Jenkins cuando su abogado, John Kelsey-Fry, QC preguntó a quién se le ocurrió la solución para entregar los honorarios adicionales que los cataríes exigían para invertir. “Yo nunca le habría mostrado la propuesta a su Excelencia a menos de que fuera apropiada y aprobada”.
Conocido como Big Dog por sus colegas, Jenkins recibió un bono de 25 millones de libras por organizar dos solicitudes de fondos de emergencia con Catar durante 2008. Él es uno de los banqueros más destacados que entra a un estrado de testigos durante un juicio con jurado por los eventos que ocurrieron durante la crisis financiera.
Él y otros dos ex altos banqueros de Barclays enfrentan cargos de fraude por recaudaciones de fondos, con valor de 11 mil 200 millones de libras, que al final salvaron a Barclays de un rescate financiero pagado por los contribuyentes en el apogeo de la crisis financiera. Los cargos conllevan una pena máxima de 10 años.
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Junto a Jenkins en el banquillo están Tom Kalaris, quien dirigió la división patrimonial del banco, y Richard Boath, el jefe europeo de instituciones financieras del banco de inversión. Todos ellos niegan algún delito. John Varley el CEO del banco en 2008, fue absuelto en un juicio anterior, mientras que los cargos contra Barclays se desestimaron antes del juicio.
Fue Boath, dijo Jenkins al jurado, quien primero le presentó la idea de un denominado acuerdo de servicios de asesoría (o ASA, por sus siglas en inglés) como una forma de entregar los honorarios adicionales a los qataríes. Jenkins agregó que Kalaris lo llamó sobre un ASA antes de su conversación con el jeque Hamad, cuando Jenkins primero presentó el concepto a los qataríes una semana antes de que cerrara la primera solicitud de fondos en junio de 2008.
La Oficina de Fraudes Graves del Reino Unido (SFO, por sus siglas en inglés) alega que los qataríes exigieron honorarios excesivos por invertir 4 mil millones de libras en las dos recaudaciones de fondos, y se les pagó más que a otros inversores a través de acuerdos paralelos. La SFO dice que no se divulgaron adecuadamente al mercado ni a otros inversores.
Sin una solución para la entrega de los honorarios adicionales, los qataríes podrían haber abandonado el acuerdo por completo, o el banco podría haber tenido que pagar honorarios adicionales a todos los inversores, dijo Jenkins.
Describió cómo los qataríes rechazaban los documentos legales detallados al estilo occidental, que con sus advertencias y distorsiones, se sentían como un “insulto”, y en su lugar hacían hincapié en los acuerdos formalizados por un apretón de manos y respaldados por la confianza.
Describió los días frenéticos antes del cierre de la primera recaudación de fondos, cuando tomó un avión privado entre Sarajevo, Doha y Johannesburgo. Pero que aún le gustaba usar un fax para mirar documentos porque encontraba la seguridad de la laptop demasiado lenta y leer los documentos en una blackberry demasiado difícil.
Al jurado se le mostró un correo electrónico suyo dirigido a Diamond, ofreciéndole discutir el ASA por teléfono en lugar de hacerlo por correo electrónico.
Eso fue simplemente “porque el matiz del memorando de entendimiento en términos de lo que cubría...no se ajustaba a mi estilo de correo electrónico”, explicó Jenkins.
Debe declarar hasta Navidad. El juicio continúa.