Para alguien que abastece mascarillas, batas y guantes a los hospitales de Estados Unidos, abril de 2020 fue “una época muy oscura”, recuerda Andy Brailo.
De China a Italia, las fuentes de mascarillas, batas y otros tipos de equipos de protección personal esencial para combatir una pandemia se secaron, enfrentando a EU con la idea de que se había vuelto peligrosamente dependiente de otros países respecto a los suministros para salvar vidas.
Más de un año después, los proveedores extranjeros siguen siendo cruciales para satisfacer la elevada demanda y persiste la escasez. El costo de los bienes de producción nacional no es competitivo con las importaciones, y algunos productores ya se dan por vencidos en la fabricación de equipos de protección personal.
Los miembros de la industria, inseguros de la demanda futura, instan a Washington a garantizar pedidos y aprobar una nueva legislación para que EU no se encuentre tan poco preparado cuando la próxima pandemia llegue.
Los subsidios, préstamos y asociaciones mejoraron la capacidad de fabricación de equipos de protección del país, dice Brailo, pero “dudo en decir que es bueno”.
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El aumento nacional
Como el Servicio de Investigación del Congreso descubrió en diciembre pasado, Washington no había hecho un seguimiento a la cantidad de equipos de protección personal que se producían en el país antes de la pandemia, por lo que no contaba con datos para orientar su respuesta. Pero las importaciones, en su mayoría de China, representaron entre 80 y 90 por ciento de la demanda de estos insumos de EU antes de la pandemia, según las estimaciones de la Comisión de Comercio Internacional de EU (Usitc, por sus siglas en inglés).
Cuando el covid-19 golpeó y China le dio prioridad a sus necesidades, “fue una llamada de atención”, dijo Sara Greenstein, directora ejecutiva del fabricante Lydall. También comenzó un experimento sobre si un país con décadas subcontratando podía producir más de lo que necesitaba en casa.
Kim Glas, directora ejecutiva del Consejo Nacional de Organizaciones Textiles, estima que 95 por ciento de sus miembros se reorganizó para producir equipos de protección por primera vez. 3M, el mayor fabricante de mascarillas protectoras N95, cuadruplicó la producción nacional para suministrar mil millones de ellas en EU el año pasado. Honeywell también agregó suficiente capacidad nacional para producir mil millones de N95 al año.
Lydall fue uno de los nuevos participantes, que utilizó un subsidio del Departamento de Defensa de 13.5 millones de dólares para producir suficiente material fundido para suministrar mil millones de mascarillas en 2020 y abrirá dos líneas de producción en New Hampshire este año.
“Actualmente estamos en un lugar mucho mejor que hace un año”, dijo Greenstein, pero la industria aún enfrenta cuellos de botella para obtener productos certificados, y los N95 siguen siendo escasos fuera de los hospitales, aunque la producción estadunidense se disparó desde alrededor de 30 millones unidades por mes a entre 160 a 180 millones, según la Usitc.
El costo sigue siendo un reto. Charlie Main de Jabil, un fabricante internacional que ahora produce 100 millones de mascarillas al trimestre en EU, estima que su producción cuesta el doble que los precios chinos normales.
En marzo, el hospital promedio de EU tenía 45 días de mascarillas quirúrgicas disponibles, en comparación con 30 en diciembre pasado, dijo Brailo, pero el suministro de algunos artículos sigue siendo “muy inestable” y los precios altos. Por ejemplo, los guantes cuestan de cuatro a seis veces el nivel que tenían antes de la pandemia, dijo. Una organización para personas jubiladas advirtió que 11 por ciento de los asilos de ancianos todavía no tienen el suministro de estos instrumentos para una semana.
La Alianza para la Fabricación Estadunidense señaló en enero que la continua refleja el fracaso de la administración Trump en utilizar adecuadamente la Ley de Producción de Defensa (DPA, por sus sigla en inglés) para coordinar su respuesta a la pandemia.
En su primer día como presidente, Joe Biden autorizó el uso de la DPA para aumentar los suministros. El Equipo de Trabajo Conjunto de Adquisiciones del Pentágono hasta ahora ya ejecutó más de 3 mil mdd en contratos, incluidos 640 mdd de inversiones en el contexto de la DPA para ayudar a desarrollar la capacidad de producción nacional. También hubo 10 mil mdd en el paquete de estímulo más reciente para impulsar la fabricación estadunidense de equipo de protección, vacunas y pruebas de covid.
Pero la administración también mantuvo el flujo de suministros chinos al extender las exenciones de los aranceles de importación de la sección 301, que debían vencer el mes pasado. Las importaciones todavía se encuentran casi tres veces por encima de los niveles anteriores al covid, según Panjiva, compañía de datos de comercio.
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La pregunta del millón
Los fabricantes aseguran que el gobierno ha hecho poco para responder lo que Main llama “la pregunta del millón de dólares”: ¿para qué demanda deben planear?
La mayoría cree que la demanda de los hospitales y los consumidores se establecerá por encima de los niveles prepandemia, y las agencias gubernamentales aún deben reponer las existencias. Greenstein, de Lydall, prevé que la demanda de reabastecimiento de mascarillas N95 durará hasta todo 2022.
Pero los ejecutivos argumentan que Washington todavía necesita hacer más para asegurar una diversidad de suministros de equipo de protección personal nacional e importado.
El consejo de organizaciones textiles cabildea para que se modifiquen las leyes de adquisiciones del gobierno para favorecer los insumos “hechos en Estados Unidos”, incluidos contratos a largo plazo para garantizar la demanda. También quiere incentivos para que hospitales y asilos compren a los productores nacionales. Las organizaciones de adquisiciones que compran a granel para los grupos hospitalarios insisten actualmente en precios “que hacen que sea casi imposible producir en el país”, dijo Scott Paul, presidente de la alianza para la fabricación.
Con información de: Kiran Stacey