Las cuatro grandes firmas de contabilidad (KPMG, PwC, EY y Deloitte) han disfrutado de un oligopolio sobre las auditorías de las compañías más grandes que cotizan en bolsa en Reino Unido y Estados Unidos, con algunas de esas relaciones que se remontan a más de un siglo.
Pero en medio del creciente escrutinio por parte de los políticos y reguladores a raíz de las quiebras corporativas de alto perfil, el cambio estructural, al menos en Reino Unido, parece seguro.
El FT reveló que Deloitte le preguntó al gobierno de Reino Unido si los cuatro grandes grupos de contabilidad podrían evitar la intervención de los reguladores con la introducción de un límite autoimpuesto en el número de entidades del FTSE 350 que pueden auditar.
La propuesta, que se presentaría solo si los rivales siguen su ejemplo, podría abrir la puerta a más empresas de nivel medio al mercado de auditorías para las compañías del FTSE 350, de las cuales todas menos 13 son auditadas por las cuatro grandes firmas. Según los planes, se podría restringir a cada empresa a 20 por ciento del mercado. En cambio, el regulador de la competencia del Reino Unido recomendó que cada gran empresa que cotiza en bolsa sea auditada por una firma de las cuatro grandes y por un rival.
Las empresas estarán exentas de una auditoría conjunta obligatoria si designan a una empresa de nivel medio como su único auditor. El impulso para el cambio regulatorio en EU menos fuerte, a pesar de que ya pasaron casi 20 años desde la introducción de Sarbanes-Oxley, una legislación de 2002 que introdujo una reforma radical financiera y de auditorías para las empresas públicas. Sin embargo, las relaciones en EU están profundamente arraigadas, solo cinco compañías en el S&P 500 son auditadas por firmas que no pertenecen a las cuatro grandes.