India en la actualidad es una “democracia no liberal”. Freedom House, el grupo de reflexión estadunidense, la ubica al mismo nivel que Hungría, cuyo líder, Viktor Orbán, inventó esa frase.
Sin embargo, califica los componentes de forma diferente: los derechos políticos, sobre todo los electorales, gozan de mejor salud en India que en Hungría, pero los derechos civiles son más débiles. Peor aún, estos últimos se deterioraron de forma sustancial bajo el gobierno del Partido Popular Indio (BJP, por su sigla en inglés) desde 2014. Las notas de India en materia de democracia se mantienen muy superiores a las de, por ejemplo, Bangladés, Paquistán o Turquía, pero no es una “democracia liberal”: Freedom House tilda al país de “parcialmente libre”.
No obstante, a medida que la política de la nación asiática se ha vuelto menos liberal, su gobierno se ha hecho más eficaz. Los indicadores del Banco Mundial muestran que la “estabilidad política y ausencia de violencia”, el “control de la corrupción”, la “calidad regulatoria” y la “eficacia del gobierno” mejoraron desde que Narendra Modi se convirtió en primer ministro de India, pero “la voz y la rendición de cuentas” y el “estado de derecho” empeoraron. Su gobierno es más represivo y también más eficaz que el de sus predecesores.
Como señala Ashutosh Varshney, de la Universidad Brown, en “India’s Democratic Longevity and Its Troubled Trajectory”, la vigorosa democracia del país fue una anomalía. No debió durar en un país agrícola con una significativa tasa de analfabetismo. Sí, esta democracia era imperfecta, con altos niveles de corrupción y violencia, por no mencionar la “emergencia” de Indira Gandhi a mediados de la década de 1970, pero funcionó.
La hipótesis de Varshney es que la ideología política desempeñó un papel fundamental en, primero, la creación de la democracia, y ahora en su debilitamiento. Los fundadores de India como país independiente creían en la democracia. Con el tiempo, a medida que su política se fragmentaba, los políticos pensaron que la democracia también les beneficiaba, ya que les permitía albergar esperanzas de luchar otro día, sin embargo, los nacionalistas hindúes de la actualidad tienen un punto de vista diferente: para ellos, un verdadero indio debe ser por fuerza hindú. Sus críticos son “antinacionalistas” y, por tanto, traidores.
- Te recomendamos Diez muertos y varios atrapados por un deslave en la India Internacional
Esta perspectiva justifica la acción administrativa y jurídica contra las voces independientes en universidades, grupos de reflexión y medios. El gobierno puede señalar como terrorista a cualquier individuo basándose en escritos personales, discursos, publicaciones en redes sociales o literatura encontrada en su poder. Según Rahul Mukherji, a cerca de 17 mil organizaciones de la sociedad ya se les negó el registro o la renovación desde 2015. Además, los derechos de las minorías, en especial de los musulmanes, son objeto de ataques, no solo a través de la ley o de decretos administrativos, también mediante la violencia de los justicieros.
Todo esto es antiliberal, pero ¿es también antidemocrático? Los mayoritarios argumentan que tienen derecho a hacer lo que quieran porque ganaron, pero una dictadura de la mayoría aún es una dictadura. Además, sin libertad de asociación y de opinión, una oposición no puede funcionar. Rahul Gandhi, uno de los principales opositores, fue condenado a dos años de prisión por sus comentarios sobre Modi. Una intimidación así hace inviable una democracia competitiva. Además, como ocurre con frecuencia en las elecciones multipartidistas de escrutinio mayoritario uninominal, el BJP obtuvo una gran mayoría de escaños en 2019, a pesar de que obtuvo menos de 40 por ciento de los votos. Esto difícilmente es una verdadera mayoría.
Sin embargo, debemos recordar que los derechos democráticos no llenan por sí solos los estómagos vacíos ni producen buenos puestos de trabajo. Resulta alentador que un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo diga que entre 2005 y 2021, 415 millones de personas salieron de la “pobreza multidimensional”, y la incidencia de la pobreza se redujo de 55 a 16 por ciento. El gobierno de Modi debe recibir buena parte del crédito.
Como señala Ashoka Mody, el historial de empleo de India es deficiente, sobre todo en la baja (y decreciente) tasa de participación femenina. Además, el crecimiento no se ha acelerado con el BJP. Incluso la actual “India stack” de acceso digital universal y la acertada distribución directa de las prestaciones sociales deriva del sistema de identidad única creado por Nandan Nilekani, cofundador de Infosys, cuando Manmohan Singh era primer ministro. Además, un gobierno fuerte y centralizado puede cometer grandes errores. La desmonetización en 2016 fue un error de este tipo. Otro fue el confinamiento por obligado por la pandemia de covid-19, que obligó a unos 40 millones de trabajadores migrantes a regresar a casa, muchos de ellos a pie. Además, estos gobiernos suelen mantener relaciones demasiado estrechas con sus compinches empresariales. Este no parece ser una excepción.
Para alguien que desde hace tiempo admira el vigor y la diversidad de la democracia india, este creciente antiliberalismo es deprimente, sobre todo dado el creciente papel de India en el mundo. No veo ninguna buena razón para que una sociedad predominantemente hindú no tolere las religiones minoritarias. Tampoco veo ninguna razón por la que tenga que atacar a una sociedad civil diversa; sin embargo, el gobierno de Modi parece ir en esa dirección.
Según un estudio de 2021 de la Pew Foundation sobre actitudes religiosas, 85 por ciento de los hindúes (que son 80 por ciento de la población) cree que “respetar todas las religiones es muy importante para ser verdaderamente indio”. Por desgracia, el 15 por ciento que no comparte esta opinión son 90 millones de adultos. Además, casi dos tercios de los hindúes afirman que es muy importante ser hindú para ser “verdaderamente” indio. Así que la política de identidad religiosa entraña peligros tanto para la libertad como para la estabilidad, incluso en India.
FR