Gobiernos ricos deben ayudar a países pobres tras pandemia

FT MERCADOS

La etapa más difícil de la pandemia está por venir para los países más pobres y los gobiernos ricos deben ayudarlos a derrotar al covid-19.

Entre gobiernos debe existir apoyo para derrotar al covid-19.
Tony Blair
Ciudad de México /

El covid-19 es el desafío práctico más difícil para el gobierno que he visto. En mayor o menor grado, todos los países del mundo están lidiando con el virus. 

Para países desarrollados como Reino Unido, existe una necesidad urgente de una nueva estrategia. Jugamos con la idea de la inmunidad de rebaño, pero retrocedimos, con razón, cuando la tasa de mortalidad de ese tipo de política se hizo evidente. Por lo tanto, cambiamos a una política que parecía la erradicación, con el confinamiento como un paso necesario para llegar ahí, hasta que llegue una vacuna contra coronavirus

Ahora debemos saber que la erradicación del virus no es posible. La contención lo es. Pero la única ruta hacia eso son las pruebas masivas de la población para detectar los casos asintomáticos, que parecen ser casi la mitad del total de la población. De lo contrario, corremos el riesgo de que resurja o volver al bloqueo. 

Reino Unido actuó con demasiada lentitud al comienzo de esta crisis. Pero, dada su naturaleza, eso era excusable. Un error similar en esta etapa no tiene excusa. Está claro lo que se debe hacer. Pero el reto de Reino Unido palidece hasta llegar a parecer insignificante frente al dilema que enfrentan los países en desarrollo. Y si el mundo en desarrollo fracasa, las consecuencias van a repercutir en todo el mundo

Mundialmente, covid-19 se está acelerando. En Brasil, hasta ahora hay más de 3 millones de casos confirmados, India está por encima de los 2 millones y en África superó la marca de 1 millón. Estos países enfrentan una difícil elección. 

Por un lado, no pueden simplemente permitir que la pandemia siga su curso. Ya estamos viendo que los hospitales de Delhi, Sao Paulo y Ciudad del Cabo alcanzan la capacidad de cuidados intensivos. Los servicios de salud que son mucho menos completos que en los países occidentales sufren una intensa presión debido a la reasignación de recursos, la gran cantidad de trabajadores de la salud enfermos y la escasez de equipo de protección personal. Como resultado, las personas evitan buscar atención médica básica por temor a infectarse. 

Existe el riesgo de un gran aumento en el número de muertes por covid-19 y por padecimientos no relacionados con el virus, como muestra el modelo del Instituto para el Cambio Global, agravando las crisis económicas y de seguridad alimentaria actuales. Un aumento podría significar no solo perder los avances que se lograron en la lucha contra el VIH, la tuberculosis, la malaria y la salud maternoinfantil, sino también que se reviertan esas tendencias. 

Los líderes saben que las estrictas medidas de contención, como los confinamientos, no se pueden volver a imponer en una escala significativa porque una gran parte de sus economías y sistemas alimentarios son informales y los paquetes de estímulo son costosos. No pueden darse el lujo de permanecer desconectados de la economía mundial durante mucho tiempo. 

Los líderes deben centrarse en tres prioridades y el mundo desarrollado debe ayudarlos a hacerlo. En primer lugar, se debe proteger a los trabajadores y los servicios de atención de salud. Sin estos, las muertes por tuberculosis, VIH, malaria y desnutrición se dispararán a medida que aumenten los casos de covid-19. Esto significa dar prioridad a la remuneración, los equipos de protección personal y los procedimientos de seguridad, incluyendo las pruebas para los trabajadores sanitarios

La segunda prioridad es la participación pública. Sin vacunas adecuadas, diagnósticos y tratamientos limitados, y con la poca factibilidad de confinamientos estrictos, la forma de reducir la tasa de infección y muerte es a través de la acción comunitaria. Esto incluye medidas para proteger al menos a 80 por ciento de las personas vulnerables, así como medidas de distanciamiento social, como lavarse las manos, usar cubrebocas y hacer espacios en los lugares públicos. 

Él dice...

Un aumento (de covid-19) podría significar no solo perder los avances que se lograron en la lucha contra el VIH, la tuberculosis, la malaria y la desnutrición, sino también que se reviertan esas tendencias.

Son esenciales los mensajes claros y coherentes, tanto a través de campañas en los medios de comunicación como mediante actividades de divulgación dirigidas a líderes religiosos, jefes tribales, empresarios y grupos de jóvenes. 

La tercera prioridad es aumentar la capacidad de emergencia en los hospitales para reducir el riesgo de una sobrecarga de pacientes. Para ello se requiere infraestructura, como por ejemplo, agregar el mayor número de camas de cuidados críticos provisionales como sea posible (a través del apoyo de socios para el desarrollo si es necesario), así como personal y suministros. 

En cada una de estas áreas, la comunidad internacional puede ayudar. Debe ofrecer tanto recursos como métodos justos de distribución de futuras vacunas, no solo por razones de humanidad, sino también por interés propio. Si los países de bajos y medianos ingresos no pueden hacer frente a la crisis, no podremos controlar la enfermedad a nivel mundial. 

Los gobiernos de los países en desarrollo pueden demostrar liderazgo estableciendo objetivos, proporcionando a sus socios solicitudes de apoyo claras y precisas, respaldadas por estructuras operativas y de mando eficaces con el jefe de Estado al mando. 

La etapa más difícil de la pandemia del covid-19 está por venir para los países más pobres. Si sus líderes políticos se enfocan en estas tres prioridades, tienen una buena oportunidad de minimizar el daño de la pandemia.

srgs

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