La refinería de petróleo Sannazzaro de Eni, a 60 kilómetros al sudoeste de Milán, es una zona industrial rodeada de agricultura. Pero además de la mezcla de tuberías, hornos y tanques de almacenamiento que caracterizan esos sitios, hay una escenario poco familiar. Levantándose en una parcela de terreno del tamaño de una cancha de futbol, en el borde de la refinería, se encuentran seis edificios futuristas —grises, rectangulares y sin ventanas— sin ninguna relación evidente con la producción de petróleo y diesel que se realiza en las cercanías.
Estos edificios albergan una de las computadoras más poderosas del mundo, con una capacidad de 18.6 petaflops, una medida de la velocidad de computación. Eso es tres veces más veloz que la computadora más rápida de Facebook y el doble de las de la NASA, de
acuerdo con la clasificación mundial de las 500 mejores supercomputadoras de la lista del Top 500 Supercomputer Sites.
Apuestan por la innovación
La inversión de Eni en informática muestra cómo las grandes petroleras cuentan con big data (macrodatos) para mantener su competitividad en un mercado de energía cambiante. Después de décadas de dominio, los productores convencionales de gas y petróleo se encuentran bajo presión por el aumento de los suministros de esquisto de Estados Unidos (EU), así como por el cambio a largo plazo hacia la energía renovable y los vehículos eléctricos.
Alessandro Puliti, jefe de desarrollo, operaciones y tecnología de Eni, dice que la tecnología será crucial para mantener los costos bajos y la productividad alta. Un análisis de datos cada vez más poderoso permitirá desarrollar nuevos yacimientos de petróleo y gas más rápido y con menos riesgos, afirma, y los hará más productivos
una vez que estén en funcionamiento.
La supercomputadora de Eni puede ejecutar 100,000 simulaciones de yacimientos de alta resolución —modelos en 3D de campos de gas y petróleo— en 15 horas, en comparación con las horas que requiere un ingeniero de yacimientos para realizar una sola simulación con el software anterior.
Esto acelera el trabajo de diseño necesario en las plataformas petroleras antes de que comience el desarrollo y permite que se perforen más pozos productivos. “Una gran parte del control de los costos es la capacidad de controlar la incertidumbre”, dice Puliti. “La supercomputadora nos permite tomar antes las decisiones, con menos riesgo”. Los ejemplos incluyen el yacimiento de gas Zohr de Eni frente a Egipto, que inició en diciembre pasado, a menos de dos años y medio desde su descubrimiento, un récord para un proyecto que empezó a operar en aguas profundas.
El potente software tiene beneficios similares en la optimización del funcionamiento de los campos actuales, así como en las instalaciones downstream (refinación o regasificación, distribución y ventas), como las tuberías y las refinerías.
Los usos van desde la gestión de la presión del yacimiento para maximizar los flujos de gas y petróleo, hasta utilizar la Inteligencia Artificial para predecir la necesidad de trabajo de mantenimiento. “Si puedes evitar perforar un pozo o evitar apagarlo por mantenimiento, lograste un gran retorno de tu inversión en tecnología”, dice Puliti. Otros grupos de gas y petróleo realizan inversiones similares. En abril, Total llegó a un acuerdo con Google para desarrollar conjuntamente Inteligencia Artificial para el análisis de datos en exploración y producción.
El grupo francés también anunció la prueba de un robot para que se haga cargo de algunas tareas manuales en su plataforma Alwyn, en el Mar del Norte. El robot de un metro de altura y 90 kilogramos de peso que puede subir escaleras, y lleva el nombre de Argonaut, se diseñó para realizar inspecciones como medir temperaturas y detectar fugas de gas. Por su parte, BP usa drones y robots “oruga” para buscar grietas microscópicas dentro de un hidrocraqueador en su refinería Cherry Point en EU.
Antes, a un equipo de ingenieros le tomaba 23 horas inspeccionar la unidad. Ahora, dice BP, el mismo trabajo se puede hacer en una hora, reduciendo el tiempo que se necesita para las costosas interrupciones por mantenimiento.
De la escasez a la abundancia
La industria del petróleo es una de las más importantes y con mayor envergadura en el mundo. A pesar de su importancia económica y sus aportaciones tecnológicas de vanguardia, la madurez digital de este sector precisa un mayor desarrollo para alcanzar los estándares globales, pues su adopción de nuevas tecnologías es más pausada en cuanto a la explotación de datos.
Lydia Rainforth, analista de Barclays, dice que “el uso de tecnologías digitales para mejorar la productividad transformará a las grandes compañías petroleras en la próxima década”.
Los altos costos laborales y los bajos retornos sobre el capital hicieron que las compañías petroleras se consideren como una mala inversión, en comparación con otros sectores, lo que hace que su impulso hacia la eficiencia se retrasara. Según Barclays, los niveles de productividad en la industria petrolera —medidos por el producto de la mano de obra y el capital— son entre 30 y 40% inferiores al promedio de toda la economía del grupo de naciones ricas de la OCDE.
“Esto simplemente no es sostenible y para nosotros está claro que se necesita una nueva forma de trabajar”, dice Rainforth, quien estima que el valor del potencial aumento de productividad para las principales empresas europeas de petróleo y gas sea de 60,000 millones de dólares (mdd) anuales.
El aumento de la automatización debería ayudar a mantener bajo el número de empleados, a medida que la industria se recupera de una larga recesión, pero Puliti insiste en que la tecnología se trata de elevar la productividad de los trabajadores actuales en lugar de reemplazar totalmente a los seres humanos. “Hay una mayor satisfacción de los empleados porque las personas pueden hacer un trabajo de mayor calidad”, dice Puliti, y añade:
“Los niveles de desempeño son más altos que los del año pasado”. Una mayor eficiencia ayudará a mejorar los rendimientos de los accionistas, pero, cada vez más, se ve como un requisito previo para la supervivencia de las compañías petroleras en un mundo de abundantes recursos de esquisto y una energía renovable cada vez más barata.
Bernard Looney, jefe de exploración y producción upstream de BP, dice que la industria debe sacudirse la reputación de gastos en exceso y aprender de sectores más ágiles como la fabricación de automóviles, que mejora su productividad año tras año. “Pasamos de la escasez de recursos a la abundancia”, dice Looney. “Va a ser increíble competir. Vamos a tener que demostrar mejoras de productividad de manera continua; tanto la tecnología como los datos serán clave para eso”.