La inflación de la eurozona cayó menos de lo previsto en febrero, la última región que impulsó las expectativas de nuevas alzas de las tasas de interés debido al persistente aumento de los precios.
El crecimiento de los precios al consumidor solo cayó ligeramente hasta 8.5 por ciento en el año hasta febrero, desde el 8.6 por ciento de enero, informó la agencia de estadísticas de la Unión Europea, frente a un pronóstico de 8.2 por ciento. Aunque la inflación de los precios de la energía se desaceleró, se registraron alza en las tarifas de los servicios, los bienes y los alimentos.
Las cifras van a reforzar la creencia cada vez mayor en ambos lados del Atlántico de que la inflación se mantendrá incómodamente alta durante demasiado tiempo, lo que aumenta el riesgo de espirales de precios salariales tanto en Estados Unidos como en la eurozona.
En el último mes, los mercados financieros han anticipado un aumento de las tasas de interés durante más tiempo, después de que la medida de la inflación de Estados Unidos preferida por la Reserva Federal registró un repunte en enero y de que los datos salariales fueron sólidos en EU, Reino Unido y algunas partes de la eurozona.
Los analistas dijeron que los nuevos datos de la eurozona indican que la inflación probablemente va a caer con mayor lentitud durante el resto del año de lo que se esperaba y que el Banco Central Europeo (BCE) seguirá subiendo las tasas incluso después de un incremento previsto de 0.5 puntos porcentuales para el 16 de marzo.
“Creemos que los halcones (los responsables de línea dura de la formulación de políticas) del BCE utilizarán los datos de hoy (ayer) para pedir al banco que prolongue su serie de alzas de las tasas de 50 puntos base hasta el segundo trimestre”, señaló Melanie Debono, economista del grupo de investigación Pantheon Macroeconomics.
Debono sugirió que estos argumentos pueden verse reforzados por los datos que también se publicaron ayer que muestran la resiliencia del mercado laboral de la eurozona —el desempleo se mantuvo en 6.7 por ciento— y un nuevo récord máximo de inflación subyacente en la eurozona.
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La inflación subyacente, que los banqueros centrales observan de cerca porque excluye los precios de los artículos con mayor volatilidad, como los de la energía y los alimentos, para ofrecer una imagen más clara de las presiones subyacentes, subió a 5.6 por ciento, frente al 5.3 por ciento del mes anterior.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, dijo antes de la publicación de las cifras que aunque era probable que la inflación hubiera subido “un poco” en febrero, estaba en camino de caer “mucho más” en marzo debido a los efectos respecto a las comparaciones interanuales con los altos precios de la energía del año pasado.
Los costos de endeudamiento de los gobiernos de la eurozona cayeron después de las estimaciones preliminares, lo que indica que algunos inversionistas esperaban unas cifras de inflación de febrero elevadas. Los costos de endeudamiento a dos años de Alemania cayeron ligeramente hasta 3.18 por ciento, pero se mantienen más de 50 por ciento superiores a los de diciembre.
Lagarde declaró a la cadena de televisión española Antena 3 que el aumento de los precios de los alimentos impedirá que la inflación caiga en línea recta y que pueden ser necesarios más incrementos en las tasas después de este mes.
El BCE ya subió las tasas de interés en tres puntos porcentuales desde el verano pasado. Los mercados financieros prevén un aumento de la tasa de depósito del banco hasta 4 por ciento a finales de este año, desde el 2.5 por ciento. Con esto se superará el máximo de 3.75 por ciento que se alcanzó en 2001, cuando el banco central aún intentaba apuntalar el valor del recién estrenado euro.
Cuando el BCE decidió continuar con los incrementos en las tasas de interés a principios de febrero, los miembros de su consejo de gobierno coincidieron en que “era demasiado pronto para declarar la victoria” en la lucha por controlar la inflación, de acuerdo con las minutas de la reunión publicadas ayer.
El índice de la inflación anual aumentó en la mitad de los 20 países de la zona de la moneda única, donde el crecimiento de los precios osciló entre más de 20 por ciento en Letonia y poco menos de 5 por ciento en Luxemburgo. El incremento en los precios fue más alto en Alemania, Francia y España.
Los precios de los alimentos, el alcohol y el tabaco en la zona euro subieron 15 por ciento en febrero, el ritmo más rápido en registro. El aumento de los precios de la energía se desaceleró hasta 13.7 por ciento, la tasa más baja desde junio de 2021.