El crecimiento de los precios al consumidor en Estados Unidos aumentó en diciembre a su ritmo más alto en casi cuatro décadas, avivando los temores de la Reserva Federal sobre la amenaza de una inflación elevada y sus consecuencias para la recuperación económica.
El índice de precios al consumidor (IPC) aumentó a un ritmo de 7 por ciento interanual el mes pasado, por encima de la tasa de 6.8 por ciento que se registró en noviembre y el salto más grande desde junio de 1982.
A pesar de la aceleración del ritmo anual, los aumentos de precios mes a mes se moderaron a 0.5 por ciento entre noviembre y diciembre, en comparación con el 0.8 por ciento en el periodo anterior.
La inflación “subyacente”, que excluye los elementos volátiles como los alimentos y la energía, se aceleró en una magnitud aún mayor en comparación con la última lectura.
Subió 5.5 por ciento, muy por encima del anterior ritmo anual de 4.9 por ciento. Eso se tradujo en otro aumento mensual de 0.6 por ciento, la sexta vez en los últimos nueve meses que esa cifra supera 0.5 por ciento, de acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por su sigla en inglés).
“No hay nada en los detalles de los datos que sugiera que la inflación se está desvaneciendo de manera significativa”, dijo Eric Winograd, economista senior de renta fija de AllianceBernstein.
El alza de los costos de vivienda y los precios de los vehículos usados fueron “los que más contribuyeron” al aumento de diciembre, según el BLS. Los costos de vivienda, que subieron constantemente en los últimos meses, alcanzaron un ritmo de 0.4 por ciento en diciembre. Desde el mismo mes de 2020, esos gastos registran un aumento de 4.1 por ciento. Los precios de los coches usados subieron 3.5 por ciento respecto al mes anterior, y casi 40 por ciento frente a hace un año.
Los precios de la energía cayeron 0.4 por ciento respecto a noviembre, el primer descenso en meses, y los precios de la gasolina también bajaron.
Los precios de los alimentos también contribuyeron una vez más a las cifras históricamente altas. Los costos de salir a cenar subieron 0.6 por ciento respecto al mes anterior, lo que supone un incremento interanual de 6 por ciento, el mayor desde enero de 1982.
El índice más amplio de alimentos subió 0.5 por ciento, un ritmo más modesto que el del periodo anterior. También subieron los costos de las prendas de vestir, los muebles para los hogares y la atención médica.
Estas cifras llegan justo un día después de que Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EU, advirtió que la alta inflación es una “grave amenaza” para la recuperación del mercado laboral y confirmó las intenciones del banco central de reducir rápidamente su política monetaria de apoyo.
“La Fed ahora está retrasada, por lo que la urgencia que se escucha en la voz de Powell sobre la inflación es él jugando a ponerse al día”, dijo Tom Porcelli, economista jefe de EU en RBC Capital Markets. “La justificación para que la Fed responda a la inflación ocurrió hace meses”.
Espera que la Fed suba las tasas cuatro veces en 2022, a partir de marzo, y otras cuatro en 2023.
Los funcionarios de alto nivel comenzaron a esbozar sus planes para subir las tasas de interés desde sus niveles cercanos a cero una vez que alcancen su doble objetivo de máximo empleo y una inflación que promedie 2 por ciento en el tiempo.
Los datos de diciembre mostraron nuevas señales de que la inflación está repuntando en un sector más amplio de la economía y corre un mayor riesgo de afianzarse. Además, ejercerá una mayor presión para la administración Biden sobre su gestión de la economía de cara a las elecciones de mitad de mandato de 2022.
Aunque el presidente de EU ha presidido una economía en auge que creó más de 6 millones de puestos de trabajo el año pasado, mientras que la tasa de desempleo cayó a 3.9 por ciento, la percepción de una fuerte recuperación se vio socavada por el aumento de los precios y las disrupciones de la cadena de suministro.
El presidente de EU, Joe Biden, dijo el miércoles que, aunque su administración “tiene avances en la desaceleración del ritmo de los aumento de precios”, los datos subrayan “que todavía tenemos más trabajo que hacer, con aumentos de precios todavía demasiado altos y apretando los presupuestos familiares”.
Los datos de la inflación provocaron un brusco giro de la Fed a finales del año pasado y eso influyó en los mercados financieros mundiales durante meses. Pero la lectura de ayer, que en gran medida es acorde a los pronósticos de los economistas, no repercutió de inmediato en el mercado de bonos del Tesoro estadunidense, de 22 billones de dólares.
El rendimiento de los bonos del Tesoro de referencia a 10 años cayó 0.01 puntos porcentuales hasta 1.72 por ciento después de los datos, y la presión marginal de venta hizo que el rendimiento de los bonos a dos años, sensibles a las políticas, subiera 0.01 puntos porcentuales hasta 0.89 por ciento.
“La Fed se enfrenta tanto a un mercado laboral que actúa como si estuviera más cerca del máximo empleo como a una inflación elevada”, dijo Tiffany Wilding, economista de Pimco. “Esto sugiere que su política debería estar más cerca de la neutralidad en lugar de ser extraordinariamente flexible”.