Nemir Kirdar, el financiero nacido en Irak, fue uno de los padrinos del capital privado que fundó Investcorp, un gestor de activos pionero que canalizó las riquezas petroleras de Medio Oriente hacia los mercados desarrollados.
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Kirdar, quien murió a los 83 años, huyó de un Irak revolucionario e hizo su fortuna como banquero, convirtiéndose en amigo y consejero de presidentes estadunidenses y la familia real británica. Un vendedor cautivador y tenaz negociador, sacudió los prejuicios occidentales hacia una empresa de inversión árabe advenediza, nueva y rica para construir una respetada institución del Golfo.
Nacido en 1936 en Kirkuk en una familia con buenas conexiones y con raíces turcas, su bisabuelo fue alcalde de la ciudad multiétnica durante el régimen otomano. Su progenie luego trabajó como parlamentarios bajo la dinastía hachemita. Cuando era estudiante de preparatoria en Bagdad, Kirdar visitaba el palacio de Rihab para jugar ajedrez y ver películas de Hollywood con el último rey de Irak, Faisal II, que había heredado el trono a los cuatro años de edad.
En 1958, cuando el fervor del nacionalismo árabe se extendió por todo el Medio Oriente, Kirdar, que en ese momento estudiaba en el Robert College de Estambul, estaba esperando para dar la bienvenida a su amigo el rey en la ciudad, donde los dos habían planeado ir a practicar esquí acuático. Faisal nunca llegó, después de haber sido asesinado a tiros en un golpe militar antioccidental.
Sacudido por esta “tragedia inolvidable y horrible”, Kirdar ya no veía un futuro en Irak. Se fue a estudiar economía en California y trabajaba como cajero en Arizona cuando su hermano —un compañero monárquico— lo convenció de regresar a Bagdad en la década de 1960 en un intento por remodelar el curso de la historia.
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Además de conocer a su esposa, Nada, su estadía de ocho años estuvo plagada de frustración y peligro, incluido un periodo de 10 días detenido por el temido servicio de seguridad de los Baazistas. Tras su liberación, huyó a Beirut y luego a Nueva York para buscar trabajo. Nunca volvió a casa.
Trabajando como banquero durante el día mientras estudiaba para su MBA en la noche, se unió a Chase Manhattan en 1974. Allí, se le dio la tarea de planear la expansión del banco en el Medio Oriente para aprovechar el manar de los petrodólares. Acompañando al director ejecutivo David Rockefeller en viajes a la región, finalmente se mudó a Abu Dhabi, donde cortejó a inversores soberanos.
Si bien los gobiernos del Golfo estaban bien atendidos por los bancos internacionales, aquellos con una riqueza recién encontrada se estaban perdiendo los acuerdos. Para llenar el vacío, imaginó una institución local que podía atraer talento global como un puente hacia los mercados desarrollados. Una gira para reunirse con inversores de dos años de duración selló una base de 350 accionistas que equivalía a una lista de príncipes, jeques y magnates. En 1982, se fundó Investcorp en Bahrein.
CLAVES
SENSACIÓN
Rápidamente la firma causó sensación en Wall Street con la adquisición de Tiffany & Co. Investcorp arrebató el joyero de lujo al postor rival Donald Trump.
PRESENCIA MUNDIAL
Kirdar convenció a Tiffany de que el interés de Trump era como una jugada de bienes raíces, mientras que Investcorp llevaría la marca al mundo.