Jerome Powell, el ecuánime de la Fed

FT MERCADOS

Es el hombre al que Joe Biden eligió para enfriar la inflación sin socavar la recuperación económica mundial.

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EU.
James Politi y Colby Smith
Ciudad de México /

En un fresco y claro día de otoño, hace una semana, el presidente de Estados Unidos (EU),Joe Biden, indultó a dos pavos antes del día feriado de Acción de Gracias y llamó a Jay Powell para ofrecerle una segunda vuelta como presidente del banco central. 

“En este momento de enorme potencial y enorme incertidumbre para nuestra economía, necesitamos estabilidad e independencia en la Reserva Federal (Fed)”, dijo Biden. 

El nombramiento de Powell por parte de Joe Biden para un nuevo mandato de cuatro años al frente del banco central de EU no fue ni de cerca un acto de misericordia presidencial, aunque tardó semanas en tomar la decisión. 

Al elegir al republicano de 68 años de edad en lugar de a un compañero demócrata para el puesto, Biden estaba reconociendo la gestión de Powell al frente del banco central durante la pandemia y apostando por su capacidad para controlar la inflación sin socavar la recuperación económica. Pero Biden también estaba premiando el estilo poco dogmático y sin pretensiones de Powell, que se ha ganado el respeto y la admiración de muchos funcionarios de la Casa Blanca, personal de la Fed y miembros de ambos partidos en el Capitolio de EU. 

“No va a presumir de lo genial que es. No va a alardear ante nadie”, dijo David Rubenstein, cofundador de Carlyle. “Es un tipo ecuánime, simpático y agradable. No tiene un doctorado en economía, pero sí en cómo llevarse bien con la gente”. 

Powell es un washingtoniano de pies a cabeza. Nació en la capital estadunidense en 1953 en el seno de una familia católica rica y con mucha educación, siendo uno de seis hijos. Era un hogar de grandes logros. Su madre era matemática y estadística, y su padre un abogado que representaba a las empresas siderúrgicas en las negociaciones sindicales. Sus padres fueron los mejores de sus clases en el Blessed Sacrament, el mismo colegio católico al que Powell asistió en el noroeste de Washington. 

Una de las pasiones de Jay Powell es tocar la guitarra; también le gusta el golf. Ha sido un ávido ciclista en el pasado, pero ahora lo es menos. Powell lee por la noche uno de sus libros favoritos: The Saxon Stories, una serie de novelas históricas de Bernard Cornwell sobre Inglaterra en la época medieval. 

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“Es un tipo ecuánime, simpático y agradable. No tiene un doctorado en Economía, pero sí en como llevarse bien con la gente”

Al principio Powell no fue un estudiante estelar; de hecho, era un poco desorganizado. Aun así, logró entrar a la Universidad de Princeton, donde estudió política africana, y a la Facultad de Derecho de Georgetown. Después se trasladó a Wall Street para trabajar en el banco de inversiones Dillon Read, a las órdenes de Nicholas Brady, que más tarde sería secretario del Tesoro de Ronald Reagan y George H. W. Bush. En Nueva York, Jay Powell conoció a Elissa Leonard, una cineasta. La pareja se casó en 1985 y tiene tres hijos. 

Nicholas Brady había prometido no contratar a nadie del banco para trabajar en el gobierno, pero hizo una excepción con Jay Powell, que se incorporó al Tesoro en 1990 y se convirtió en subsecretario de finanzas nacionales en 1992. Después de que Bill Clinton llegara a la presidencia, Jay Powell se fue a Carlyle, donde realizó operaciones en los sectores industrial y de consumo para el grupo estadunidense de adquisiciones. 

El servicio público era su mayor vocación. Se incorporó al Bipartisan Policy Center, un centro de estudios, donde desde un pequeño cubículo ayudó a tratar de desactivar la crisis del techo de la deuda de 2011, que enfrentó a Barack Obama con los legisladores republicanos. El expresidente eligió a Powell para un puesto de gobernador de la Fed que comenzó en 2012, y una vez que Donald Trump llegó a la presidencia, obtuvo el máximo cargo. 

En su primer mandato, a Powell se le atribuyó la voluntad de sacudir el pensamiento de la Fed tras aprender duras lecciones de la lenta recuperación de la crisis financiera de 2008. “Pienso en Powell como alguien que es genuinamente curioso, genuinamente abierto de mente, siempre aprendiendo, nunca satisfecho con las suposiciones”, dijo un funcionario de la Casa Blanca. 

Jay Powell no es católico practicante, pero ha respaldado la labor caritativa de la Iglesia en la capital. “Es un hombre con un gran corazón para los necesitados”, mencionó monseñor John Enzler, presidente y director ejecutivo de Catholic Charities de la arquidiócesis de Washington, que conoce a la familia de Powell desde hace 30 años. 

Sujeto a furiosos ataques de Donald Trump, Jay Powell no rebatió abiertamente al expresidente, pero dejó en claro que no renunciaría si se lo pidieran. “Hace falta una persona con mucha fuerza de voluntad para resistir una paliza de un presidente de EU. Hizo lo que creyó correcto y, al final, merece crédito por no entrar en batallas campales con la Casa Blanca”, dijo Rubenstein. 

Los críticos de Powell en la izquierda dicen que fue demasiado indulgente con la regulación financiera y vacilante con el clima. Otros dicen que la Fed se quedó atrás en materia de inflación. Pero sus partidarios confían en que Powell podrá hacer frente al aumento de precios mediante la política monetaria si es necesario y convencer a los mercados, los políticos y el público de que lo tiene bajo control. “Es alguien que cuando ve un problema hace algo al respecto”, dijo Shai Akabas, que trabajó junto a él en el Bipartisan Policy Center. “Lo mantiene en su mente como algo muy importante hasta que lo aborda”.


srgs

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