Durante las últimas cuatro semanas, se esperaba que alrededor de 2 mil millones de personas encendieran la televisión para ver la novena edición de la Copa Mundial Femenina de la FIFA. Poco menos de 2 millones de aficionados optimistas se desplazaron a Australia y Nueva Zelanda, los coanfitriones del torneo, para presenciarlo en estadios abarrotados. La final de la competición celebrada en Sídney —y disputada entre Inglaterra y España— fue el segundo evento televisivo de la BBC más visto del año, después de la Coronación del rey Carlos III. Y en el Stadium Australia, más de 75 mil almas vieron a España levantar el trofeo, después de su reñida victoria por 1-0.
Esta fue una Copa Mundial que rompió récords, un paso adelante respecto a la edición de 2019 en Francia. Desde cualquier punto de vista fue un torneo exitoso, incluso desde el financiero, ya que ha generado más de 570 millones de dólares en ingresos, pero es más importante el rotundo espaldarazo al creciente perfil y calibre del futbol femenino, que desde hace mucho tiempo se encuentra a la sombra del multimillonario deporte masculino. Habrá inspirado a millones de chicas de todo el mundo a practicar este y otros deportes. “Este impulso es imparable”, declaró Sarai Bareman, directora general de Futbol Femenino de la FIFA.
En efecto, el torneo le demostró a los escépticos que, a escala internacional, el futbol femenino puede atraer tanto interés como el masculino; sin embargo, aunque en la última década se lograron grandes progresos, el futbol femenino aún es mucho menos profesionalizado que el masculino. Y los debates en torno a este torneo, por lo demás bien dirigido, ponen de manifiesto por qué.
Un cambio de actitud hacia el futbol femenino debe provenir de las máximas autoridades de este deporte, dominadas por hombres. Las últimas palabras y acciones no son alentadoras. El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, fue criticado por decir que las futbolistas deben “elegir las batallas adecuadas” y “convencernos a los hombres” en la lucha por la igualdad salarial. Mientras, en la final, el presidente del futbol español, Luis Rubiales, fue criticado por besar en los labios a la delantera Jenni Hermoso sin su consentimiento durante la ceremonia de entrega de medallas.
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Incluso en los países donde el futbol está sólidamente consolidado hay preguntas que responder. El año pasado, una investigación sobre el futbol femenino en Estados Unidos reportó un problema “sistémico” de maltrato y conductas sexuales inapropiadas. En septiembre de hace un año, miembros de la selección española se negaron a presentarse acusando a los directivos de malos tratos.
En el periodo previo al torneo, el Athletic también informó de que al menos nueve de las 32 selecciones que clasificaron para la Copa del Mundo estaban involucradas en algún tipo de disputa con su director técnico o su federación. Los problemas iban desde la remuneración a unas instalaciones de entrenamiento deficientes. Por ejemplo, Nigeria estaba de la greña con la federación de futbol del país por las remuneraciones que se adeudaban desde 2021. Dado que las federaciones nacionales actúan como guardianes del dinero procedente de la FIFA, conseguir dinero para el futbol femenino es todo un reto, teniendo en cuenta el perfil del masculino. Tal vez sea indicativo que los países finalistas, Inglaterra y España, invirtieron importantes fondos en el futbol femenino desde el Mundial de 2019, respaldados por los exitosos y lucrativos clubes masculinos de ambos países.
El creciente protagonismo mundial del futbol femenino atraerá más seguidores, atención de los medios y patrocinios. Por tanto, habrá más dinero, pero para asegurarse de que se gasta con sensatez, las autoridades del futbol deben tomar en tan serio el femenino como quedó demostrado con el interés por el torneo de este año.
Sobre todo, hay que invertir más en las bases del futbol. Las niñas de seis años necesitan acceso a las canchas, equipos y entrenadores de los que se benefician los niños. De ese modo, en lugar de limitarse a soñar con marcar un gol en una final de la Copa Mundial, más niñas podrán ver un camino viable para en realidad conseguirlo.