La propagación de las infecciones por covid-19 entre los jugadores profesionales de futbol americano empieza a poner en peligro la temporada de la National Football League (NFL), amenazando con perturbar el deporte más popular de Estados Unidos (EU) en el periodo previo al Super Bowl LV que se realizará en el Raymond James Stadium, en la ciudad de Tampa, Florida.
Con el número de infecciones en aumento en EU, la liga se ha visto obligada a reprogramar partidos varias veces, los equipos han sido expulsados de sus estadios locales y los entrenadores han batallado para encontrar jugadores suplentes que puedan ocupar posiciones cruciales, lo que convierte al deporte en un referente de cómo un rápido aumento en los casos de coronavirus (covid-19) ha causado estragos en numerosos aspectos de la vida de los estadounidenses.
El partido entre los invictos los Steelers de Pittsburgh y los Ravens de Baltimore, programado para la marquesina televisiva del Día de Acción de Gracias, fue reprogramado en tres ocasiones, se había movido al domingo, después al martes y finalmente se jugó el miércoles pasado en el Heinz Field, luego de que los Ravens sufrieron un brote de covid-19.
El incómodo horario entre semana es el resultado de que la emisora del partido, NBC, tenía programado un especial de televisión en vivo para la noche de ese miércoles: la ceremonia festiva de encender la iluminación del árbol de Navidad del Rockefeller Center en Nueva York.
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Partidos pospuestos
A medida que aumenta el número de casos positivos de Covid-19, tanto en EU como dentro de la liga, el partido de los Steelers contra los Ravens refleja las menguantes opciones de reprogramación disponibles para la NFL y sus socios de medios, que ya participan en delicadas negociaciones para los contratos de derechos de transmisión más lucrativos en el deporte de Estados Unidos.
El deporte más visto en todo el territorio estadounidense entra en la decimotercera semana de su temporada regular de 17, momento en el que todos los equipos habrán agotado su descanso anual. Eso deja a la NFL y sus socios de transmisión con menos flexibilidad para posponer futuros juegos por brotes de coronavirus. “En última instancia, tenemos que llegar a la conclusión de que se trata de una pandemia mundial y los casos están aumentando”, dijo Stephen A. Smith, comentarista del programa de entrevistas de ESPN First Take el martes pasado. “La NFL no ha podido escapar de esa realidad”.
Los jugadores ya expresaron su frustración en las redes sociales. “Primero, la NFL nos quita nuestra semana de descanso porque otro equipo no puede resolver su situación con el covid-19, ahora nos quitan nuestro partido de horario estelar de Acción de Gracias por la misma razón”, tuiteó el receptor abierto de los Steelers, JuJu Smith Schuster, después del primer aplazamiento la semana antepasada.
Entre el segundo y tercer aplazamiento del partido de la liga, Marlon Humphrey, un esquinero de los Ravens, sugirió en broma un “juego virtual de martes por la noche” para los dos equipos.
El portavoz de la NFL no respondió a una solicitud de comentarios. En un comunicado con respecto a la reprogramación del partido Steelers-Ravens, la NBC dijo que tenía “una gran asociación con la NFL y encontramos una solución que funcionó para todos los interesados”.
Los derechos de medios para la transmisión por televisión de la NFL actualmente tienen un valor colectivo de 5,000 millones de dólares (mdd) a través de contratos con Fox, NBC, ESPN de Disney y CBS de Viacom, el primero de los cuales vencerá después de la próxima temporada, según estimaciones del analista Moffett Nathanson.
Se espera que el precio de esos derechos aumente hasta 8,000 mdd en las negociaciones actuales, debido a la popularidad de la liga y la afluencia de posibles nuevos postores como Amazon y Facebook.
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El nuevo jugador de la cancha
Más de 270 jugadores y personal del equipo dieron positivo por covid-19 desde que la liga comenzó a administrar las pruebas en agosto hasta el 14 de noviembre, de acuerdo con los datos más recientes proporcionados por la NFL.
Eso dio como resultado una cascada de más de una docena de aplazamientos de partidos a lo largo de la temporada. El caos de la programación se produce cuando Estados Unidos lucha con una oleada de resurgimiento del virus en todo el territorio estadounidense.
Casi la mitad de todos los estados de EU reportan niveles récord de hospitalizaciones por coronavirus, de acuerdo con el análisis de los datos del Financial Times of covid Tracking Project (Proyecto de seguimiento de covid del Financial Times).
Casi 100,000 personas estaban hospitalizadas con la enfermedad hasta el lunes pasado, y se espera que ese número aumente después de las vacaciones de Acción de Gracias.
Los brotes recientes tanto dentro de la NFL como en Estados Unidos en general han puesto en peligro la programación de juegos de nuevas maneras.
El lunes pasado, los 49ers de San Francisco dijeron que el equipo jugaría sus dos próximos partidos en Arizona, luego de que los funcionarios regionales de salud del condado de Santa Clara, California, donde es local, impusieron nuevas restricciones de capacidad obligatorias a las empresas locales para frenar la propagación del virus.
Kyle Shanahan, el entrenador de los 49ers, dijo en una conferencia de prensa la semana pasada que el decreto municipal tomó por sorpresa al equipo, y que se enteró de ello antes de viajar el sábado a su juego en Los Ángeles. “Enterarnos de esto mientras subimos a un avión y que nadie nos lo diga fue extremadamente decepcionante”, dijo Shanahan.
Un ejecutivo del condado de Santa Clara le dijo a Mercury News que los funcionarios se encuentran en contacto regular con el equipo de San Francisco sobre las medidas de contención.
Arizona se encuentra en medio de su propio aumento de casos de coronavirus. El martes pasado, el estado del suroeste estadounidense reportó por primera vez más de 10,000 nuevas infecciones por covid-19, en comparación con las más de 4,300 hace una semana.
Mientras tanto, los Broncos de Denver se vieron obligados a jugar su partido la semana pasada sin un mariscal de campo profesional, después de que cada uno de los jugadores del equipo en su lista de quarterbacks fueron considerados inelegibles debido a los resultados positivos de la prueba de covid-19 y el seguimiento de contactos posterior.
En su lugar, Kendall Hinton, un receptor abierto en el equipo de práctica de Denver, desempeñó el papel ofensivo crucial, pero el equipo finalmente cayó 31-3 contra los Santos de Nuevo Orleans.
“Compartimos la decepción de nuestros aficionados por la situación difícil y única que enfrentó nuestro equipo a última hora el fin de semana pasado”, dijo el presidente y director ejecutivo de los Broncos, Joe Ellis, en un comunicado. “Si bien es fácil hacer señalamientos, todos debemos asumir la responsabilidad y trabajar juntos para evitar que vuelva a ocurrir”, señaló Ellis.