La mente paranoica, escribió Richard Hofstadter —uno de los grandes pensadores estadunidenses del siglo XX— ve el mundo como una batalla entre el bien y el mal. Cualquier cosa menos que una victoria total solo va a profundizar la paranoia. “Incluso un éxito parcial lo deja con la misma sensación de impotencia con la que comenzó”, escribió. “Esto a su vez solo fortalece su conciencia de la vasta y aterradora calidad del enemigo al que se opone”.
En el caso de Estados Unidos (EU) de la actualidad, el enemigo es el estado profundo aliado con las fuerzas globalistas, que los teóricos de la conspiración creen (sin evidencia) amañaron la elección presidencial de Joe Biden. La pregunta es si ese tipo de paranoia, que las encuestas, describe a la abrumadora mayoría de los votantes republicanos, se convertirá en un resentimiento pulverizado o será una fuerza política demoledora.
La respuesta dará forma a la dirección de la política estadunidense en los próximos años. Las observaciones de Hofstadter nos señalan tanto direcciones tranquilizadoras como preocupantes. Desarrolló su teoría del “estilo paranoico de la política estadunidense” después de observar el temor rojo (la amenaza roja) de Joe McCarthy, que convulsionó la política, los medios, la academia y la industria del entretenimiento de EU durante los años en la década de 1950.
Al igual que los políticos republicanos de la actualidad, que en su mayoría siguen el juego de las afirmaciones de Donald Trump de un robo electoral, los compañeros republicanos de McCarthy mantuvieron para sí las dudas que tenían acerca de su cacería de brujas de comunistas. Esto incluyó al presidente Dwight Eisenhower quien no estaba dispuesto a enfrentar a su presidencia y el récord de la segunda guerra mundial contra un senador borracho de Wisconsin.
Con el tiempo, McCarthy fue demasiado lejos. Su globo estalló en 1954 después de que Joseph Welch, un abogado del Pentágono, que refutaba las afirmaciones de McCarthy de que figuras del ejército de alto nivel estaban en alianza con la Unión Soviética, replicó: “¿Finalmente, no tiene un sentido de la decencia, señor?”, McCarthy murió tres años después. Es difícil imaginar a alguien que pudiera avergonzar de manera similar a Trump.
El Dato...“Trump parece dispuesto a boicotear la toma de protesta de Biden en enero. Si los republicanos siguen su ejemplo, el partido seguirá siendo suyo. Si lo ignoran, su hechizo se habrá roto por completo”
La caída de McCarthy muestra que los ataques de paranoia de EU se apagan. Desde el temor por los Illuminati, hasta la resistencia a la inmigración católica a finales del siglo XIX, cada ola se estrella. Pero les siguen más. A veces, como ocurre con el macartismo, evolucionan. Después de la muerte de McCarthy, Robert Welch fundó la sociedad John Birch, que sembró el conservadurismo estadunidense de la actualidad. Welch era un ferviente admirador de McCarthy. Creía que Eisenhower era un “agente consciente de la conspiración comunista”.
Las afirmaciones de que Biden se robó las elecciones exigen un acto de fe gigantesco sobre la existencia de una enorme conspiración para cancelar a Trump. Al igual que los partidarios de McCarthy creían en una camarilla de élite que trabajaba para Moscú, el círculo de hoy supuestamente incluye a George Soros, comunistas chinos y numerosos jueces republicanos y funcionarios electorales en Georgia y Pensilvania.
Se cita la falta de evidencias como prueba de la veracidad de la conspiración. Incluso Fox News y los gobernadores estatales republicanos son ahora parte de la trama, que es interminable en su sofisticación y no tiene fin en su maldad. El paranoico, en palabras de Richard Hofstadter, se enfrenta a “un modelo perfecto de malicia, una especie de superhombre amoral, siniestro, omnipresente, poderoso, cruel, sensual, amante del lujo”.
La teoría de la conspiración de hoy está sobrealimentada porque está liderada por el presidente de EU. Sin duda, Donald Trump tendrá que dejar la Casa Blanca el 20 de enero. Pero está dando claros indicios de que planea postularse nuevamente en 2024. Incluso si no lo hace, será de su interés mantener a todos especulando. Eso maximizará su influencia sobre el Partido Republicano y su capacidad para aumentar los más de 200 millones de dólares que ya recaudó desde el 3 de noviembre.
La semana pasada, el Washington Post descubrió que solo 25 republicanos en el Capitolio (una décima parte de los encuestados) estaban dispuestos a admitir públicamente que Biden ganó las elecciones. Casi todos los demás se negaron a identificar un ganador. Trump tuiteó: “Por favor, envíeme una lista de los 25 RINO (Republicans in name only, o republicanos solo de nombre)”.
Es totalmente posible que la teoría de la conspiración de Donald Trump comience a desvanecerse. También es posible que su control sobre el Partido Republicano se solidifique. Una encuesta reciente mostró que Trump era el gran favorito del partido para ser el candidato de 2024. El tercer lugar, detrás del vicepresidente Mike Pence, fue para Donald Trump Jr. Hay una prueba simple de si el control de Trump se aflojará. Trump parece dispuesto a boicotear la toma de protesta de Biden en enero. Si los republicanos siguen su ejemplo, el partido seguirá siendo suyo. Si lo ignoran, su hechizo se habrá roto por completo.
srgs