Las batallas

FT Mercados

Las familias Redstone y Murdoch ejemplifican las largas y desgastantes peleas por la sucesión en las empresas familiares.

“En las historias de las empresas familiares, a diferencia de la ficción, es raro que todos vivan felices para siempre”.
Andrew Hill
Ciudad de México /

Todas las familias felices son iguales; cada familia infeliz lo es a su manera”. Las líneas con las que Tolstoi inicia Anna Karenina se aplican de igual manera a las empresas familiares, y no debe de sorprender. Suma las variables volátiles de las empresas a varios desajustes que hay en la mayoría de las familias y tienes una mezcla poderosa. 

Para la ficción sería difícil igualar, por ejemplo, la saga de los Redstone y sus compañías de medios Viacom y CBS. Está el patriarca Sumner, alguna vez un magnate todopoderoso y ahora un frágil hombre de 96 años de edad, cuya voluntad de aferrarse al poder literalmente se forjó en fuego, después de que sobrevivió al incendio en un hotel al colgarse de una ventana mientras las llamas se comían su carne. 

Y está Shari, su hija, a menudo ignorada y menospreciada, cuya influencia sobre las compañías sube y baja según la relación con su anciano padre, y los vínculos que tiene Sumner con sus cuidadores y novias. Hace dos semanas, Shari Redstone salió adelante, cuando CBS y Viacom estuvieron de acuerdo con su plan de fusionar las empresas, que separó Sumner hace 14 años.

Desde el Rey Lear, el conflicto intrafamiliar ha sido elemento para un gran teatro y una copia aún mejor. Si hay un paralelo ficticio contemporáneo, puede ser la serie de HBO sobre el magnate de los medios Logan Roy, que acaba de comenzar su segunda temporada en el sistema de cable. En parte, la serie está inspirada por la discordia de los Redstone. 

En el primer episodio, Roy, de 80 años de edad, finaliza sus planes de sucesión al anunciar: “chicos, cambié de opinión. Me quedo como CEO y jefe de la empresa”. El pronunciamiento de Redstone eclipsa esa sorprendente declaración. Cuando tenía 91 años, le dijo a la revista Hollywood Reporter que no hablaría sobre la sucesión porque no iba a morir.

El emocionante espectáculo de los Murdoch, que seguramente entrará en su última temporada, es otro que sigue atrayendo a los espectadores, con el padre Rupert barajando y reorganizando las cartas de sucesión mientras el destino y las finanzas de su descendencia penden de un hilo. Al igual que muchas de esas familias, los Murdoch tuvieron que recurrir a la terapia grupal en un esfuerzo por cortar el enredado nudo de sus intereses personales, financieros y corporativos.

Muchas empresas familiares de largo tiempo resistieron brutales batallas de sucesión y aseguraron la armonía cultural y el equilibrio a largo plazo.

En Comcast, otra compañía estadounidense de medios, el fundador Ralph Roberts logró una entrega armoniosa a su hijo Brian. “Roberts nunca tuvo dudas sobre su hijo. Y el más joven nunca dejó de consultar con su papá. En realidad quería que su padre viniera a trabajar todos los días”, escribió Joe Nocera en el New York Times sobre el agradable proceso de sucesión.

He argumentado anteriormente que la ambición impulsada por las fuertes críticas de algunos miembros de la familia puede, de vez en cuando, proporcionar un combustible fuerte, pero inestable, para el avance de los intereses personales y corporativos. Sin embargo, las luchas internas casi siempre destruyen el valor para cualquiera de los accionistas externos y, a menudo, también acaban con el alma de los participantes.

CBS y Viacom son un buen ejemplo. La misión de Shari Redstone se benefició del declive y la caída del sumamente poderoso director ejecutivo de CBS, Les Moonves. Pero al discutir sobre el futuro, los Redstone, alguna vez reyes del contenido por televisión, perdieron el tiempo y, lo que es más perjudicial, desperdiciaron oportunidades. 

Mientras tanto, los rivales se consolidaron ante el rápido cambio digital, entre ellos Fox, controlado por Murdoch, que se fusionó con Disney este año. La mitología es otra fuente de división familiar, principalmente con hijos empeñados en tomar el poder de sus padres.

 Las hijas del rey Pelias lo cortaron en pedazos y lo cocinaron, pero las engañaron para que pensaran que un hervor rápido rejuvenecería al gobernante anciano, algo que no se recomienda para un plan de sucesión empresarial. Sin embargo, la historia de Shari Redstone es la última de lo que será una nueva serie, en la que las hijas, en lugar de los hijos, se enfrentarán a sus padres. 

Proporciona algunas lecciones para aquellos que se sienten preparados para ignorar la advertencia de Tolstoi, contra la generalización sobre el mal funcionamiento de las familias. 

Mantengan un perfil bajo; encuentren gerentes de confianza que puedan administrar las empresas bajo su supervisión, y sean pacientes. La enfermedad y la muerte caerán incluso en la dinastía más dura y terca. 

Finalmente, no esperen que el final de una pelea sea también el desenlace de todas las contiendas futuras. En las historias de las empresas familiares, a diferencia de la ficción, es raro que todos vivan felices para siempre.






LAS MÁS VISTAS