Las empresas deben abordar su impacto en el medio ambiente a lo largo de toda la cadena de valor hasta el consumidor final.
Cada día es un poco más difícil de creer que el mundo será capaz de contener el calentamiento global. La más reciente advertencia vino del proveedor de índices MSCI Net-Zero Tracker la semana pasada, que le da seguimiento al progreso de las emisiones de carbono de más de 9,000 compañías que cotizan en bolsa en 50 países.
El tracker (proveedor de estadísticas) calcula que menos del 10% de las compañías más grandes del mundo que cotizan en Bolsa operan alineadas con el objetivo de mantener el aumento de la temperatura del mundo en 1.5 grados centígrados. De hecho, con base en las divulgaciones corporativas, las compañías que cotizan en el mercado de valores están en camino de impulsar un incremento de 3 grados centígrados, dijo el MSCI.
Es hora de que los reguladores empiecen a intensificar la presión, haciendo que las empresas no solo sean responsables de sus propias emisiones directas, sino de las que se crean en la “cadena de valor” de sus productos y servicios.
Definidas por el Greenhouse Gas Protocol como emisiones de alcance tres, estas abarcan desde la contaminación creada por la producción de las materias primas que compran las empresas hasta la forma en que los clientes utilizan y desechan sus productos. Según el proyecto de divulgación de carbono, CDP, estas emisiones indirectas son 11.4 veces más altas que la contaminación de las operaciones.
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Las empresas comprensiblemente se muestran cautelosas de que se les considere responsables de las emisiones sobre las que aparentemente no tienen control, especialmente una vez que los productos ya salieron de la fábrica. Por ejemplo, ¿por qué un productor de shampoo debería ser responsable de cuánto tiempo pasa en la regadera un consumidor?
Además, el cálculo de las emisiones totales de alcance tres es muy difícil, al tener en cuenta los datos inconsistentes disponibles en las complejas cadenas globales de suministro.
Pero el mundo no tiene tiempo para datos perfector, según Kristie McIntyre, directora de sustentabilidad de Diageo. A principios del año, la empresa intentó volver a calcular las emisiones de alcance tres de 33,000 proveedores como el primer paso para reducir 50% la contaminación de su cadena de valor para 2030.
El ejercicio dejó en claro que esas emisiones son “demasiado grandes para ser ignoradas”, dijo McIntyre. Diageo calculó que aproximadamente 90% de su huella de carbono se encuentra en el alcance tres.
La compañía trabaja en la definición de la inversión requerida para hacer frente a esto. Ya etiquetó 1,000 millones de libras para la próxima década para reducir las emisiones directas. La inversión en la cadena de valor podría ser mayor.
También es una idea errónea pensar que las compañías no tienen algo de control sobre las emisiones de alcance tres. Las empresas pueden amenazar con dejar de usar a los proveedores o imponer condiciones contractuales. También pueden influir en la forma en que los clientes usan sus productos, por ejemplo, se puede hacer el champú para enjuagarlo más rápidamente, ayudando a los consumidores a ahorrar agua y energía, menciona Dexter Galvin de CDP.
La medición del comportamiento de los consumidores puede ser difícil. Pero debería ser posible dar un seguimiento a la mejora de eficiencia de los productos que utilizan en su día a día.
Lombard Odier, el gestor patrimonial, argumenta que los inversores podrían usar datos de terceros para estimar las emisiones de alcance tres para sus compañías de cartera. Si los inversores pueden hacerlo, ¿por qué las compañías no? Sin embargo, las empresas todavía se muestran muy renuentes a asumir el reto de la cadena de valor. Solo 37% de los proveedores trabajaron con sus propias cadenas de suministro en 2020, según CDP.
Hay algunas pruebas de que los reguladores avanzan en los requisitos de información. La Unión Europea está considerando nuevas reglas, pero muchas de ellas todavía podrían ser voluntarias.
La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), indicó que va a endurecer los requisitos, pero todavía se podría omitir lo del alcance tres.
La divulgación, aunque imperfecta, es crucial para los inversores. Sin la información de las emisiones de alcance tres no pueden evaluar los riesgos que enfrentan sus compañías de cartera.
“No se trata realmente de que me des un número”, dijo Nick Stansbury, director de soluciones sobre el clima de Legal and General Investment Management. “Se trata de que me digas de dónde provienen las emisiones y cuánto costará reducirlas, y si estás haciendo algo al respecto ahora. Se trata de entender qué tanta demanda habrá para tu producto en el futuro, cuando las emisiones relacionadas con ellos se comprendan y se tomen en cuenta”.
Cuando el mundo se reúna en la COP26 en Glasgow esta semana, los líderes mundiales deberían mostrar su apoyo a unos requisitos más estrictos de información sobre las emisiones indirectas. Una vez que con las bases de referencia, se pueden establecer los objetivos de reducción en toda la cadena de valor. Y se ejercerá presión sobre esas empresas que de otro modo podrían quedar fuera del alcance de los requisitos de información. Las compañías no deberían temer a la divulgación. Lo que importa en este momento no es el volumen de las emisiones, sino la dirección del viaje.
gaf