Las empresas no pueden ser árbitros morales: Buffett

FINANCIAL TIMES

Capitalismo. “Está mal que las firmas impongan sus puntos de vista sobre ‘hacer el bien’ en la sociedad; ¿qué les hizo pensar que sabían más?, de las 20 compañías más grandes, no sé cuál se comporta mejor”.

El empresario invierte en energía eólica solo porque el gobierno le pagó para que lo hiciera. (Shutterstock)
Robert Armstrong
Londres /

Berkshire Hathaway invirtió alrededor de 30 mil millones de dólares en turbinas eólicas e infraestructura en Iowa a través de una de las tantas empresas que posee. El objetivo es convertir al estado en “la capital eólica del mundo, Arabia Saudita del viento”.

Otro tipo de capitalista diría que pasar de los combustibles fósiles a la energía renovable refleja la responsabilidad de sus empresas con la sociedad, una cuestión de que “te vaya bien haciendo el bien”. Ese es el consenso corporativo actual, expresado —de manera sincera o no— en los informes anuales y anuncios de las compañías de todo el mundo.

Pero Warren Buffett de Berkshire no hace nada de eso. Invierte en la energía eólica solamente porque el gobierno le pagó para que lo hiciera: “No lo haríamos sin el crédito fiscal a la producción que obtenemos”.

El llamado Sabio de Omaha fue más lejos. Está mal, dijo durante una entrevista con Financial Times a principios de este año, que las empresas impongan sus puntos de vista sobre “hacer el bien” en la sociedad. “¿Qué les hizo pensar que sabían más? Es muy difícil de hacer. Si me das las 20 empresas más grandes, no sé cuál de las 20 se comporta mejor. He sido director de 20 compañías públicas y creo que es muy difícil evaluar lo que están haciendo...es muy, muy difícil. Me gusta comer dulces. ¿Los dulces son buenos para mí o no? No lo sé”.

E incluso si la dirección de Berkshire supiera lo que es correcto para el mundo, sería un error invertir sobre esa base porque ellos solamente eran los agentes de los accionistas de la compañía. “Este es el dinero de los accionistas”, dijo. En Berkshire, las contribuciones de caridad se descartan por principio. “Muchos gerentes corporativos deploran la asignación gubernamental del dinero del contribuyente, pero abrazan con entusiasmo su propia asignación del dinero del accionista”, señaló irónicamente.

Es un comentario notable sobre el momento actual y la opinión que expresó Buffett sobre la empresa lo hace excepcional. El economista de la Universidad de Chicago Milton Friedman escribió hace 50 años que “la responsabilidad social de las empresas es aumentar sus utilidades”. Hasta hace poco, esa visión era la verdad, desde las escuelas de negocios hasta los consejos de administración.

Después de su éxito en la creación de una inmensa riqueza para Berkshire Hathaway, el mayor logro de Buffett puede ser la creación de una imagen pública irrefutable como el abuelo bondadoso del capitalismo. Esto le da espacio para decir lo que otros solamente se atreven a pensar. Pero Buffett no es el único.

Robert Shillman, presidente de la compañía de sensores industriales Cognex, utilizó el último informe anual de la compañía para “expresar mi preocupación por esta tendencia de atacar tanto a nuestro sistema de libre empresa como a nuestros negocios”.

En particular discrepó en “la supervisión de las empresas… en particular en lo que respecta a las cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG)”. Aunque el gobierno todavía no logra imponer la supervisión de las actividades ESG de las compañías, “desafortunadamente ese no es el caso para los grandes gestores de fondos institucionales”.

Los gestores de activos, argumentó, estaban fuera de lugar en el uso de su poder de voto de representación, que los inversores en fondos de inversión les prestaron, para presionar a sus empresas a incluir factores ESG al tomar decisiones de negocios.

Si le preguntan a los inversores del fondo “¿Quieren que el consejo de administración y los gerentes de tus empresas dediquen tiempo y energía en asuntos del medio ambiente sociales o de gobernanza o quieren que dediquen todo su tiempo y energía a aumentar el valor de sus acciones? Estoy muy seguro de que un número abrumador de ellos elegiría lo segundo”.

El crecimiento descontrolado de los fondos de inversión impulsados por los ESG en los últimos años sugiere que Shillman tal vez esté equivocado. Los defensores del capitalismo de “las partes interesadas”, que considera los intereses de grupos como los empleados y la comunidad, también argumentan que su pregunta presupone una opción falsa. Porque si el capitalismo no hace más para crear una sociedad mejor, se podría revocar la licencia de las empresas.

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