En caso de que no tengas ningún tech bro que te haya contado esto: el “renacimiento psicodélico” está en pleno apogeo. Desde la psilocibina, derivada de los hongos, hasta el LSD, la mescalina y el DMT—el compuesto de la ayahuasca—, las sustancias que alteran la mente están de regreso.
Pero esta vez, las personas involucradas no se limitan a divagar sobre el amor y la paz mundial. La nueva generación de entusiastas te dirá que los psicodélicos ofrecen dos grandes oportunidades: resolver la “crisis de salud mental” del mundo y también hacer que tú —y ellos— ganen mucho dinero.
Como prueba de la delicadeza con la que pueden conjugarse los motivos altruistas y lucrativos, consideremos al cofundador y antiguo director ejecutivo de la startup neoyorquina de MindMed, JR Rahn, el día en que la compañía —que llamó “la Tesla de la salud mental”— salió a bolsa en Nasdaq el año pasado. “40% del país sufre (enfermedades mentales)”, dijo Rahn. “Es un mercado muy grande”.
Al igual que las industrias de las criptomonedas y el cannabis, los psicodélicos atraen a una cierta clase de inversores libertarios, ansiosos por demostrar sus credenciales vanguardistas y subversivas. La inversión se disparó: la mayoría de estas drogas siguen siendo ilegales, pero ya se han recaudado más de 3,000 millones de dólares (mdd) con la promesa de que los psicodélicos podrían ser una cura mágica de la depresión, trastornos de estrés postraumático e incluso la adicción a las drogas.
Sin embargo, existe una especie de choque de culturas entre los nuevos participantes y los pioneros del sector, que desde hace décadas trabajan para que estas drogas se tomen en serio, no para ganar dinero, sino porque creen en su potencial curativo.
En esta carrera por obtener una ventaja financiera sobre los competidores, parece que hay cierto grado de ingenuidad en torno al potencial de las drogas psicodélicas. Aunque la industria atrae a inversores similares y se compara a menudo con el cannabis, en realidad es diferente.
Los inversores podrían estar empezando a recuperar la sobriedad. Las acciones de los psicodélicos registraron una marcada caída en los últimos meses. Atai Life Sciences, de Angermayer, con una valoración de más de 3,000 mdd, se desplomó desde entonces en más de 85%. Eso también podría apaciguar un poco el ego.