Estados Unidos se embarcó en un proyecto ambicioso y costoso: reiniciar la industria nacional de fabricación para chips de última generación. Un descenso de la demanda aumenta la presión.
Intel cree que el impulso le ayudará a recuperar el dominio mundial. No será la primera vez en que las esperanzas del gigante estadunidense de chips son superiores a sus perspectivas.
La Ley de Chips de EU pone a disposición más de 52 mil millones de dólares a través de un revoltijo de préstamos, garantías para terceros y el financiamiento directo. El dinero va a llegar en los próximos meses.
Se espera que Intel sea uno de los mayores beneficiarios, pero las compañías que compiten por los fondos apuntan a un blanco móvil. El gobierno introdujo condiciones adicionales, como la provisión de guarderías y limitar la inversión en entidades chinas. Los fondos no se pueden gastar ni en recompras ni en dividendos. Algunos proyectos tendrán que compartir las utilidades.
Intel puede encontrar la manera de cumplir estas condiciones. Para esto es de ayuda que lo que quiere Estados Unidos son proyectos que contribuyan a la seguridad nacional y reduzcan la dependencia de chips fabricados en Taiwán. A diferencia de su rival AMD, Intel diseña y fabrica chips.
Sin embargo, las acciones de Intel registran un descenso de 24 por ciento desde que se promulgó la Ley de Chips en agosto pasado. Las de su rival AMD cayeron 15 por ciento en el mismo periodo.
Intel tiene una estructura corporativa grande y complicada. No produce chips de vanguardia. El año pasado, sus ingresos cayeron una quinta parte. El margen de ingresos netos se redujo a la mitad.
Mientras, aumenta el gasto de capital para pagar nuevas fábricas y diseños. Se espera que la cifra aumente desde 20 por ciento de las ventas de hace cinco años hasta entre “30 y 34 por ciento” este año.
Los subsidios tienen la tendencia de reducir la competitividad en lugar de aumentarla. Pueden reducir la presión sobre Intel para que mejore su desempeño. Si el dinero era esencial para dar un cambio de rumbo, debe haber empezado hace 10 años, cuando Intel disponía de más efectivo que sus rivales.
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