Los planes de las aerolíneas contra las emisiones son poco fiables

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Los precios de las compensaciones de carbono ofrecidas por las aerolíneas, para aliviar la culpa por volar, son tan bajos que son irreales.

British Airways es la verdadera aerolínea de bajo costo, al menos para las compensaciones de carbono.
Jonathan Guthrie
Ciudad de México /

Olvídense de Ryanair. British Airways es la verdadera aerolínea de bajo costo, al menos para las compensaciones de carbono. La aerolínea bandera del Reino Unido ofrece vuelos a los pasajeros a un precio que es casi la mitad de lo que cobra su rival irlandés para algunos de los mismos viajes.

Las dos fijan un precio al carbono con grandes descuentos en comparación con lo que las compañías industriales pagan para cubrir el exceso de emisiones. Las aerolíneas dicen que le dan a los pasajeros la oportunidad de “compensar” los vuelos y volverse “neutros en carbono” a través de pagos a proyectos ambientales.

Superficialmente, es una victoria triple. Las organizaciones benéficas ambientales necesitan el dinero. Las aerolíneas quieren que los pasajeros compartan el costo de darle a la aviación un brillo más verde. Muchos viajeros anhelan evitar lo que se denomina en alemán “Flugschau” (Exhibición aérea), el sentimiento de culpa de contribuir al cambio climático.

El problema es que los precios son tan bajos que son irreales. Si las compensaciones se comercializaran como productos financieros, los reguladores harían preguntas sobre las promesas que hacen.

Las calculadoras de carbono están en el centro de la cuestión. Puedes ver por qué un número cada vez mayor de aerolíneas, desde JetBlue en Estados Unidos (EU) hasta Lufthansa en Europa, las incorporan en sus sistemas de ventas en línea. Para los clientes, se siente bien presionar un botón y generar un precio de compensación que pueden sumar a su paquete de vuelo. Sobre todo cuando los precios son tan asequibles.

BA, por ejemplo, cotizó en 1.72 libras (2 euros) la compensación de un viaje de regreso en clase económica de Londres a Alicante. El sitio web de Ryanair lo cotizaba en 5.67 euros. Las compensaciones de BA para viajes de larga distancia son incluso más baratos por milla que las compensaciones de corta distancia, por debajo de 10 libras para volar de ida y vuelta a Hong Kong.

Yo calculo que BA le fija un precio al carbono de entre 8 a 10 euros la tonelada. Calculo que Ryanair está más cerca de 18 euros la tonelada. Las compañías industriales de la Unión Europea y el Reino Unido, por su parte, pagan alrededor de 56 euros por tonelada a través de los regímenes de comercio de derecho de emisiones de la zona euro.

Los defensores de las compensaciones de carbono se quejan de que estoy comparando peras con manzanas. Dicen que los gobiernos limitan la oferta de permisos para elevar los precios de las emisiones. Efectivamente, a menos que los precios sean más altos, no hay posibilidad de que se detenga el cambio climático.

Es cuestionable si muchos de los proyectos de carbono que proporcionan certificados de compensación baratos tienen el peso financiero para bloquear la mayor parte de las cosas como se afirma.

Por ejemplo, un plan que analicé proporciona agua potable limpia en África. La perforación y la excavación de pozos son grandes proyectos que vale la pena respaldar. Pero no me convence el argumento de que estos se califican como compensaciones al reducir en gran medida la cantidad de madera quemada para esterilizar el agua potable.

Los esquemas forestales parecen una forma más clara de reducir el carbono, convirtiéndolo en árboles. Pero en las naciones desarrolladas, estos a menudo “preservan” bosques que de todos modos no podrían ser talados. Plantar árboles donde están ausentes parece una mejor apuesta. Después de todo, un árbol supuestamente secuestra más de 10 kilogramos de carbono al año, llegando a un total de aproximadamente una tonelada en un siglo.

Sin embargo, la lógica se desvanece cuando reflexionas sobre la tarea que enfrentan los Juanito Manzana de los últimos días. Supongamos que buscan plantar suficientes árboles para absorber todas las emisiones anuales de la aviación. Mis cálculos sugieren que estos valientes arboricultores tendrían que cubrir un área aproximadamente del tamaño de Noruega con árboles jóvenes y luego protegerlos de las talas, las sequías y los incendios forestales durante los 100 años necesarios. Dudo que puedas hacer eso por solo 10 euros por árbol.

Sola Zheng, del International Council of Clean Transport (Consejo Internacional de Transporte Limpio), una organización estadounidense sin fines de lucro argumenta que las aerolíneas deberían enfocarse en combustibles alternativos y usarlos de manera eficiente.

Las aerolíneas responderían que ya lo están haciendo. Mi sensación es que los esquemas voluntarios de compensación de carbono podrían ayudar a crear conciencia pública sobre el costo de detener el cambio climático, si usaran cifras creíbles y fueran más transparentes.

En primer lugar, las aerolíneas deben revelar claramente los supuestos en que se basan sus calculadoras en línea. En segundo lugar, estos aparatos deben arrojar un precio del carbono aproximadamente en el mismo código postal que la cifra producida por los esquemas de comercio de derechos de emisión. Los organismos de aviación pueden ayudar estableciendo directrices más estrictas.

En la actualidad, no hay una presión para que las compensaciones de carbono se regulen como los productos financieros. Eso está bien dados los gastos generales probables. Pero es hora de que la industria aérea sea mucho más realista sobre qué es lo que está comercializando y por cuánto.


​gaf

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