Los sueños de los multimillonarios son algo digno de contemplar. Su máxima dosis de viaje no es una excursión de lujo alrededor del mundo, sino, en el caso de Richard Branson y Jeff Bezos, un viaje al borde del espacio, aunque como trucos publicitarios para sus respectivas empresas espaciales comerciales.
Y cuando se trata de mantenerse joven, un trasplante de cabello y un estiramiento facial ya no son suficientes. ¿Por qué no intentar aplazar la muerte al manejar el proceso de envejecimiento? Esa es la perspectiva detrás de Altos Labs, una compañía de Silicon Valley que se llevó a algunos de los científicos más conocidos en el campo del envejecimiento. Se informa que Bezos, el fundador de Amazon, es uno de los patrocinadores. Otro es Yuri Milner, un multimillonario inversionista de tecnología que creó los premios Breakthrough con Mark Zuckerberg, de Facebook, entre otros. Se otorgan hasta seis premios, por un valor de 3 millones de dólares cada uno, en ciencias de la vida, física fundamental y matemáticas, lo que los convierte en los gongs individuales más lucrativos para la ciencia (los premios Nobel tienen un valor cada uno de un millón de dólares).
Es probable que pocos investigadores rechacen el financiamiento ilimitado con pocas condiciones y salarios deslumbrantes. Entre los que la revista MIT Technology Review confirmó que se unirán a Altos, que planea institutos en Estados Unidos, Reino Unido y Japón, se encuentra Steve Horvath, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles que desarrolló un biomarcador molecular del envejecimiento, ahora conocido como el “reloj de Horvath”. Shinya Yamanaka, de la Universidad de Kyoto, se convierte en asesor no remunerado de Altos.
Al igual que Horvath, su nombre entró en el léxico de la biología de vanguardia: compartió el premio Nobel de 2012 por identificar cuatro proteínas ahora conocidas como “factores de Yamanaka”. Agreguemos estos factores a una célula y, sorprendentemente, la célula puede retroceder y adquirir la codiciada maleabilidad de las células inmaduras. Ese hallazgo lo aprovechó Manuel Serrano en el Instituto de Investigación en Biomedicina de Barcelona, que aplicó la técnica no a células individuales sino a ratones completos, con resultados mixtos.
Serrano ambién subió a bordo de la nueva empresa, dedicada a “reprogramar” las células a un estado más joven. El objetivo final, a pesar del mantra de los cielos azules, es descubrir la fuente de la juventud. El envejecimiento es uno de los problemas biológicos más difíciles de resolver, pero el hecho de que los padres con células viejas puedan crear jóvenes bebés muestra que la naturaleza ya dominó la reprogramación celular.
Heredamos material genético de nuestros padres, que se borra de los cambios relacionados con la edad después de la fertilización para parecerse a algo más cercano al código fuente genético original. Ese proceso no ha resultado ser fácil de repetir en el laboratorio: los ratones de Serrano, sometidos al tratamiento tipo Benjamin Button inspirado en Yamanaka, mostraron señales de rejuvenecimiento, pero también desarrollaron teratomas. Estos son tumores raros que contienen múltiples tipos de tejido, incluidos dientes, cabello y músculos, lo que sugiere que la reprogramación puede despertar genes que causan cáncer.
Rowan Hooper, un biólogo evolutivo y escritor de ciencia, presentó la obsesión de Silicon Valley por la longevidad en su libro How to Spend a Trillion Dollars. Señala que Calico, de Google, y la Iniciativa Chan-Zuckerberg, creada por Zuckerberg y su esposa Priscilla Chan, comparten la visión de Altos sobre el envejecimiento: como una enfermedad que debe curarse. Peter Thiel, de PayPal, alguna vez describió la muerte como un problema por resolver.
Altos está reclutando científicos de clase mundial y financiando investigaciones que se extenderán al resto de la ciencia y la medicina, incluso si no brindan un elixir de la vida en el corto plazo”.