Clare Streets limpiaba lugares de alquiler de Airbnb y trabajaba en el turno nocturno en un hotel cuando se encontró con un anuncio que cambió su vida.
Ya habían pasado siete años desde que regresó a Birmingham para tener hijos después de cruzar los océanos del mundo como miembro de la tripulación de superyates de lujo, entre ellos dos años trabajando en uno propiedad del magnate mexicano Carlos Slim.
Al igual que muchas madres jóvenes en Reino Unido, la mujer de 41 años de edad batallaba para regresar a la vida laboral con un trabajo estable “Ni siquiera lograba tener entrevistas debido a que todavía quería ser una buena mamá y tener horarios flexibles”, dijo.
Hasta que se topó con School of Code, una startup que ofrece 16 semanas de capacitación gratuita en un “campo de entrenamiento” para programación computacional.
“Comenzó como un experimento: ¿podríamos tomar a cualquiera y lograr que obtuviera un empleo en la industria de tecnología?, dijo Chris Meah, el emprendedor de 30 años de edad que creó la escuela para derrumbar los estereotipos sobre los “nerds” informáticos y demostrar que “cualquiera puede ser un programador”.
“En el mundo real tenemos plomeros y arquitectos. Los programadores son los plomeros y los arquitectos del mundo virtual”, dijo.
Meah, quien se graduó con un doctorado en inteligencia artificial de la Universidad de Birmingham después de estudiar ciencias de la computación, dijo que sus amigos pensaban que debería enfocarse en “ganar muchísimo dinero” escribiendo algoritmos para ayudar a hacer frente a cuestiones de vida y muerte. En su lugar, convirtió en su misión abordar la sorprendente falta de diversidad en el sector de tecnología del Reino Unido.
“Puedes ganar dinero, pero también es importante cómo le das forma al mundo y la creatividad que puedes desbloquear”, dijo al FT.
La industria está dominada por hombres: 81 por ciento de la fuerza laboral son hombres, de acuerdo con un estudio reciente de Tech Nation, una red de negocios para emprendedores de tecnología de la información, una cifra que cae ligeramente en los consejos de dirección donde 77 por ciento de los directores son hombres.
“Puedes esperar tener que pagar entre 8 mil y 16 mil libras en un campo de entrenamiento convencional de programación. Esa es una enorme barrera financiera”, dijo Meah, Agregó que, los cursos convencionales consisten en alrededor de 300 horas de aprendizaje en línea .
En contraste, la escuela de Meah es gratuita y más activa en términos del aprendizaje basado en proyectos que supervisa. También hizo que aplicar por un lugar sea rápido y sencillo para atraer el rango más amplio de candidatos que sea posible.
Comenzó asegurando el patrocinio de la compañía para el espacio que alquiló en una antigua fábrica de natillas Birds en Digbeth, el antiguo distrito industrial del centro de Birmingham, que ahora alberga la próspera cultura de las startups de la ciudad.
Desarrolló el modelo de negocio al cobrar a las empresas que emplean a sus programadores capacitados una tarifa de reclutamiento y aseguró un mayor patrocinio para los cursos que imparte, que incluyen uno para personas sin hogar.
La School of Code generó mucho interés. En el primer año, hubo 300 solicitantes para 19 lugares, en el segundo 500 personas hicieron solicitud para 24 lugares.
Ahora examina 600 aspirantes a programadores con la ayuda de una aplicación de entrevistas. Selecciona a sus estudiantes en una proporción equilibrada de género y con el objetivo de reflejar la demografía de una de las ciudades más jóvenes y con mayor diversidad cultural de Europa.
Una de las grandes atracciones de la programación es que su remuneración es relativamente buena. “Aceptamos a las personas que ganan muy poco y les damos un salario base de 27 mil libras. Eso puede subir a un rango de entre 30 mil y 40 mil libras después de un año, la demanda es muy alta”, dijo Meah.
Graduados
Entre los graduados del campamento están dos maestros de escuela, un director de teatro y varias madres jóvenes. Todos son ahora programadores.
Tasa de éxito
La escuela asegura que tiene una tasa de éxito superior a 90 por ciento para garantizar empleos.
Los mejores
Cinco de sus graduados ahora trabajan para la revista Economist y tres están con Santander.