Murió Sumner Redstone, constructor de un imperio

FINANCIAL TIMES

Magnate de medios. Dueño de Paramount Pictures, Viacom y MTV, acuñó frases como “el contenido es el rey” y el concepto “multiplex”, con el que desarrolló grandes complejos de cine con varias salas.

El multimillonario afirmaba que nunca moriría. (Mario Anzuoni/Reuters)
Matthew Garrahan y Anna Nicolaou
Londres /

Sumner Redstone, quien murió a los 97 años, fue uno de los últimos magnates de medios: un firme creyente en el valor a largo plazo del contenido, ya fueran programas de televisión o películas, un hombre que siguió tomando las decisiones de algunas de las compañías de entretenimiento más grandes de Estados Unidos, incluso cuando la edad comenzó a frenarlo.

En una larga carrera, no tenía temor de actuar por impulso. En 2006 despidió a Tom Cruise, entonces la estrella más rentable de Hollywood, de su estudio cinematográfico Paramount por las payasadas del actor de saltar en el sofá en el programa de televisión de Oprah Winfrey, y por el apoyo abierto a la cienciología. “No tiene nada que ver con su capacidad como actor, es un actor magnífico”, dijo al Wall Street Journal en ese momento. “Pero no creemos que alguien que comete un suicidio artístico y le cueste ingresos a la compañía debería de estar en el grupo”.

El mismo año despidió a Tom Freston, entonces director ejecutivo de Viacom, por no comprar la red social MySpace, una decisión que, irónicamente, le ahorró a Viacom una pequeña fortuna cuando llegó Facebook.

Paramount fue una adquisición que se sumó a Viacom en la década de 1990. Luego llegó la compra de CBS, una cadena de televisión. Un partidario de mucho tiempo del Partido Demócrata, Redstone también donó millones de dólares a la caridad: en 2007 la fundación de su familia dio becas de más de 105 millones de dólares a una serie de causas médicas.

Reconoció que el futuro de la industria se encontraba fuera de la ciudad, en cines en los interiores, instalaciones más grandes con varias pantallas, capaces de proyectar más películas al mismo tiempo. Fue la fuerza motriz de la creación de estas instalaciones (acuñó el término “multiplex”), convirtiendo a la compañía en National Amusements, una potencia cinematográfica en el noreste de EU.

Pero tenía el ojo puesto en un premio mayor: ser propietario del contenido que aparecía en sus pantallas era un negocio más lucrativo y considerable. “El contenido es el rey”, dijo más adelante en su vida —también popularizó esa frase— y se dedicó a construir un imperio mediático con producción de cine y televisión.

Una experiencia casi mortal en 1979 puso su vida en una trayectoria diferente. Sobrevivió a un devastador incendio en un hotel en Boston al salir por una ventana en lo alto y esperar hasta que fue rescatado, no antes de recibir quemaduras en la mitad de su cuerpo. Tuvo varias operaciones largas y estuvo en el hospital durante cuatro meses.

“La gente no pensaba que viviría o caminaría”, dijo. “Y la mayoría de las cosas importantes que ocurrieron en mi vida han sucedido desde entonces”.

En 1987 compró Viacom, una empresa que deseaba durante mucho tiempo, por 3 mil 400 millones de dólares. Poseía un puñado de cadenas de televisión por cable, entre ellas MTV y Comedy Central, entre otros activos. Con el financiamiento que organizó Michael Milken, el rey de los bonos basura que se convertiría en uno de sus mejores amigos, Redstone superó una oferta rival de la administración de la empresa.

En 1994 sumó Paramount Pictures a Viacom, superando a Barry Diller, un ex presidente del estudio cinematográfico, en una larga batalla de ofertas. Posteriormente, en 1999, agregó la cadena de transmisión CBS e Infinity Broadcasting, que tenía intereses en la radio. El abogado convertido en propietario de salas de cine creó un conglomerado de medios centrado en la producción de contenido original que se podía exportar a Estados Unidos y al resto del mundo.

En 2006, Viacom se dividió en dos compañías, Viacom y CBS. Redstone conservó el control de cada entidad, pero confió su administración a dos ejecutivos leales, Philippe Dauman y Les Moonves.

En la década siguiente, a medida que se deterioraba la salud de Redstone, los inversores de Wall Street comenzaron a obsesionarse con los planes de sucesión. Pero él se enfureció ante la cuestión de la sucesión y prometió en repetidas ocasiones nunca renunciar al control de su imperio. En 2014, a los 91 años, le dijo a The Hollywood Reporter que no hablaría sobre la sucesión. “¿Sabes por qué? No voy a morir”, dijo.

Mientras tanto, el drama de su vida privada se había convertido en una historia digna de su propio programa de Hollywood, ya que ex novias libraban batallas legales por una parte de su fortuna, y sus asuntos sexuales se detallaban en los tribunales y en las páginas de los tabloides.

Su telenovela personal se produjo cuando los cambios sísmicos en la tecnología empezaban a devastar sus preciadas inversiones. Había dejado de hablar en las conferencias de resultados al mismo tiempo que el sector de los medios de EU estaba preocupado por el futuro de la televisión por cable. A medida que los jóvenes se conectaban a internet para entretenerse, los inversores cuestionaban la viabilidad de canales como MTV, que había sido el alma de su negocio.

A medida que la planeación de la sucesión se hizo más urgente, su hija, Shari, era una candidata obvia para tomar las riendas. Pero ambos tenían una relación tensa y a veces tortuosa, que dio a lugar disputas públicas y una batalla prolongada y destructiva por el futuro de la empresa.

El alboroto culminó en una demanda de alto riesgo en 2016, durante la cual un médico evaluó la salud de Redstone, que se había convertido en objeto de intensas especulaciones después de que se retiró de la vista del público. El médico le dijo a un tribunal de Los Ángeles que tenía dificultades para reconocer formas y colores simples. Pero a pesar de sus problemas para hablar, pudo decirle al tribunal en un testimonio grabado en video quién quería que administrara su atención médica: “Shari”.

Desde entonces, Shari Redstone dirige el negocio, mientras que su padre se mantuvo en gran parte fuera de la vista. Ella hereda un imperio que definitivamente es más pequeño y más vulnerable, después de una serie de megafusiones entre rivales que redibujaron las líneas de Hollywood. El año pasado volvió a unir a Viacom y CBS, con la esperanza de extender el legado familiar a un mundo dominado por Netflix y YouTube.

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UNA VIDA LLENA DE RETOS Y TRIUNFOS

Sumner Murray Rothstein nació en Boston el 27 de mayo de 1923, tenía 17 años cuando su padre cambió el apellido de la familia. Los medios estaban en su sangre, pues fue su padre quien fundó Northeast Theater Corporation, que era propietario de varios autocinemas. Se graduó como el primero en su clase en la Boston Latin School y asistió a la Universidad de Harvard, pero cuando comenzó la segunda guerra mundial se unió al ejército, pasando la última parte de ese conflicto trabajando para un grupo de inteligencia en el Pentágono responsable de descifrar los códigos de diplomáticos y militares japoneses de alto nivel. Después de la guerra estudió derecho, trabajó para el Departamento de Justicia en San Francisco y en una práctica privada antes de regresar a dirigir el negocio familiar.  “La ley es solo un negocio, no una cruzada por la humanidad”, dijo alguna vez. “Cuando llegué a esa conclusión, decidí que iba a dedicarme a los negocios”.

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