Por Olas de calor las industrias se preparan para cambiar la forma de hacer negocios

FT MERCADOS

La principal atracción turística de Grecia fue víctima del calor extremo.

En medio de la intensa ola de calor que azota a Grecia, cientos de turistas visitaron la Acrópolis en Atenas.
Attracta Mooney, Aime Williams, Camilla Hodgson y Ian Smith
Ciudad de México /

La Acrópolis domina la ciudad de Atenas desde hace siglos, y sus antiguos muros y pilares han resistido guerras, asedios y conquistas. Pero este mes, cuando las temperaturas alcanzaron los 40° Celsius en el sur de Europa, la principal atracción turística de Grecia fue víctima del calor extremo. 

Las autoridades cerraron el sitio durante varias horas en las partes más calurosas del día, después de que los turistas que hacían fila para entrar necesitaron atención médica.

La ola de calor de Cerbero —que debe su nombre al perro de tres cabezas que vigilaba las puertas del infierno en la mitología griega— centró la atención en lo vulnerable que es la enorme industria turística del Mediterráneo a las altas temperaturas. 

Pero el impacto económico, de lo que los expertos advierten que podría ser una nueva era de calor récord, va mucho más allá del turismo. Industrias como la construcción, la manufactura, la agricultura, el transporte y los seguros se preparan para cambiar su forma de hacer negocios, a medida que los días de altas temperaturas se conviertan en algo rutinario debido al cambio climático

Los científicos tienen claro que los fenómenos meteorológicos extremos, incluidas las olas de calor, serán más frecuentes e intensos. En julio, con temperaturas promedio ya al menos 1.1° Celsius más calientes en todo el mundo que los niveles preindustriales, franjas de Estados Unidos (EU), Europa y Asia se sofocaron bajo “domos de calor”

Los líderes empresariales y los responsables de la formulación de políticas ahora contabilizan el costo del cierre de empresas y la disminución de la productividad. Según un estudio publicado el año pasado por académicos de Dartmouth, las olas de calor provocadas por el cambio climático, le costaron a la economía mundial alrededor de 16 billones de dólares en un periodo de 21 años, a partir de la década de 1990. 

El calor extremo “frena nuestro crecimiento”, dice Kathy Baughman McLeod, directora del Adrienne Arsht-Rockefeller Foundation Resilience Center, y “arrastra nuestras economías... las pistas de aterrizaje se abollan, los restaurantes tienen que cerrar porque el personal de cocina tiene demasiado calor”. 

Pero es probable que esos costos se disparen en las próximas décadas. “El calor extremo es una de las consecuencias más graves del cambio climático”, dice Dan Jørgensen, ministro del Clima de Dinamarca. “La trágica noticia es que esto solo va a empeorar”. 

16 billones

De dólares costaron las olas de calor en los últimos 30 años.

Demasiado caliente para trabajar 

Una de las principales razones por las que el calor extremo plantea una amenaza económica es porque dificulta el trabajo. 

En condiciones de calor, los seres humanos solemos “trabajar más despacio, asumimos más riesgos y nuestra función cognitiva disminuye”, dice Laura Kent, de la Institución de Ingenieros Mecánicos (IIM)

En un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se proyecta que en 2030 se perderá cada año el equivalente a más de 2 por ciento del total de horas de trabajo en todo el mundo, bien porque hace demasiado calor para trabajar o porque los trabajadores tienen que hacerlo a un ritmo más lento. 

Según Sachin Boite, director de resiliencia climática de la red C40 de alcaldes, en la actualidad alrededor de 200 millones de personas corren el riesgo de sufrir calor extremo en las ciudades, cifra que se espera se multiplique por ocho de aquí a 2050. 

200 millones

De personas corren el riesgo de sufrir calor extremo en las ciudades, cifra que se espera se multiplique por ocho de aquí a 2050

Las personas más pobres y con menos capacidad para hacer frente a la situación suelen ser las más afectadas por el calor extremo, y las pérdidas de productividad se concentran a menudo en los puestos de trabajo en los que los salarios suelen ser inferiores al promedio. 

Según la OIT, los trabajadores en exteriores —especialmente los que trabajan en la agricultura o la construcción— corren un riesgo especial de muerte, lesiones, enfermedad y reducción de la productividad debido a la exposición al calor.

Pero las personas que trabajan en interiores también corren un riesgo cada vez mayor, a medida que las olas de calor intenso se hacen más frecuentes, incluidos los 66 millones de trabajadores textiles del mundo, que a menudo trabajan en talleres sin aire acondicionado.

Los sectores en peligro 

Más allá de las consecuencias del calor extremo sobre sus empleados, las industrias se están viendo obligadas a replantearse cuestiones más existenciales, como dónde está la sede de sus empresas y su modo de operar. 

El sector de la construcción es un área que podría necesitar una reinvención radical, dice Daisie Rees-Evans, que trabaja en política en el Chartered Institute of Building. “Las condiciones meteorológicas extremas no solo afectan a los sitios de obras, sino también a los materiales”, dice. 

El acero puede deformarse con el calor, mientras que el concreto se vuelve más difícil de trabajar y fragua mucho más rápido, lo que lo hace más propenso a agrietarse y afecta su resistencia y durabilidad. También existe el riesgo de que el concreto se estropee antes de verterlo en una superficie. Todo esto agrega costos adicionales, dice Rees-Evans.

La manufactura es otro sector que se enfrenta a cambios significativos. Las fábricas y almacenes “simplemente no están diseñados para las temperaturas que estamos viendo y que esperamos ver en los próximos años”, dice Laura Kent, del IIM. 

Esto significa que los equipos pueden no funcionar con la misma eficacia o desgastarse más rápidamente, lo que conlleva mayores costos operativos. “Durante mucho tiempo, ubicamos las industrias junto a los ríos”, dice Johanna Lehne, directora de la consultora en materia del clima E3G, pero ahora las empresas se enfrentan a preguntas sobre dónde deben establecerse y qué pueden producir. 

En la agricultura, el calor extremo puede reducir el rendimiento de las cosechas y, de paso, aumentar los precios y la inseguridad alimentaria. Según un estudio de Arsht-Rock, el maíz, el cultivo más extendido en EU, pierde alrededor de 720 millones de dólares (mdd) de ingresos al año a causa del calor extremo, cifra que alcanzará los mil 700 mdd para 2030. 

A medida que el trabajo sea más arriesgado en diversos sectores, aumentarán los costos de los seguros. Según Mohammad Khan, responsable de seguros de PwC, el cambio climático “determinará la forma en que el sector decida manejar y absorber los riesgos”. 

Según datos de Swiss Re, las pérdidas de las aseguradoras por catástrofes relacionadas con el calor, como la pérdida de cosechas por la sequía o los daños causados por los incendios forestales en propiedades, ascendieron a 46 mil 400 mdd en los cinco años hasta 2022. 

En California, una de las zonas más afectadas por los incendios forestales, algunas grandes aseguradoras se retiraron. Esto alimenta un creciente debate sobre la asequibilidad de los seguros, a medida que se intensifican los efectos del cambio climático.

Fuente: Síntesis del Sexto Informe de Evaluación de IPCC

Adaptarse al cambio 

Los compromisos asumidos por los países en relación con el clima apuntan a un aumento de la temperatura de entre 2.4 y 2.6° Celsius para el año 2100. Esta cifra está muy por encima del umbral de 1.5° Celsius, a partir del cual los científicos advierten sobre cambios irreversibles en el planeta

Las empresas introducen medidas como el uso de “nebulizadores” en animales y empleados para mantenerse frescos. Otras cambian los horarios de trabajo, intentando hacer más por la noche o durante las primeras horas de la mañana, aunque esto puede encontrarse con objeciones por parte de los gobiernos. 

Entre las soluciones rentables figuran los “techos fríos”, que se pintan de color blanco para reflejar el calor, o la adición de sombra mediante el uso de “voladizos” en los edificios o el aumento de la cubierta arbórea. 

Se espera que la adaptación ocupe un lugar destacado en la agenda de la COP28. Puede ser necesario un gran replanteamiento de nuestras economías, dice Baughman McLeod, del Atlantic Council, ya que los países que dependen del turismo ven cómo las visitas se desploman durante las temporadas altas, o las empresas ya no pueden hacer negocios durante los meses clave del año

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