El compromiso global para frenar la destrucción de los grandes bosques del mundo, firmado por más de 100 líderes mundiales esta semana, comenzó a resquebrajarse, después de que la ministra de Medio Ambiente de Indonesia lo calificara de “inapropiado e injusto”.
El país es crucial para el éxito del acuerdo dado que posee una de las mayores extensiones de selva tropical del mundo. Pero la ministra Siti Nurbaya Bakar escribió en Twitter que pedir a Indonesia que detenga toda la deforestación para 2030 es injusto.
El desarrollo de Indonesia no debe detenerse en nombre de las emisiones de carbono o la deforestación, señaló en Twitter, y agregó que los términos del acuerdo son “inapropiados e injustos”.
Siti dijo a Financial Times que detener la deforestación no es posible en un país como Indonesia, donde una gran proporción de la población vive en zonas boscosas.
Añadió que cualquier objetivo ambiental debe “equilibrarse” con la agenda de desarrollo del país.
Los países que representan 85 por ciento de los bosques del mundo, entre ellos Australia, Colombia y Estados Unidos, se comprometieron a “trabajar colectivamente para detener e invertir la pérdida de bosques y la degradación de la tierra de aquí a 2030, al tiempo que se consigue un desarrollo sustentable y se promueve una transformación rural inclusiva”.
Pero Siti dijo que el acuerdo de la COP26 “no debe interpretarse como una deforestación cero”. Más bien, dijo, el país se centrará en limitar las emisiones del sector forestal con el fin de alcanzar el cero neto para 2030.
Indonesia es el mayor productor mundial de aceite de palma, parte del cual procede de plantaciones construidas en lo que antes era una selva tropical. El ritmo de deforestación en Indonesia había registrado una disminución de 70 por ciento en 2020 respecto a su punto máximo de 2016, según datos de Global Forest Watch.
Sin embargo, la prohibición gubernamental de nuevas concesiones de aceite de palma expiró en septiembre de 2021 y todavía no es sustituida.
Los comentarios de Indonesia son el último golpe al compromiso en el tema de la deforestación. Se criticó casi de inmediato la forma en que se haría cumplir y si resultaría más eficaz que los compromisos anteriores.
Las declaraciones de Siti también dirigieron la atención a la difícil relación entre los objetivos ambientales y económicos en los países en desarrollo.
“Para todos los países del hemisferio sur existe la percepción de que se les impongan cosas desde el norte”, dijo Justin Adams, director ejecutivo de la Tropical Forest Alliance.
“Les preocupa que de alguna manera haya una agenda contra el desarrollo, que se intente frenar a Indonesia”.
Indonesia también es un exportador de carbón térmico. En los últimos meses, la moneda y los mercados de valores de este país rico en recursos han subido como la espuma por la crisis energética mundial y el aumento de la demanda de carbón por parte de China.
Adams agregó que, aunque el gobierno de Joko Widodo merece crédito por su avance en la lucha contra la deforestación en los últimos 10 años, la dificultad es encontrar la forma de preservar los bosques sin arriesgar la existencia de quienes viven en ellos.
“Los compromisos son fáciles, el trabajo complicado… es cómo nos ponemos en marcha y los implementamos”, dijo Adams.