El impacto económico de la pandemia debería transformar la actitud de los gobiernos hacia el gasto público y la deuda, según la economista jefe de la OCDE, quien advirtió que una nueva austeridad correría el riesgo de provocar una reacción negativa popular.
Laurence Boone, quien está a cargo de la dirección de economía de la organización, mencionó que el público se va a rebelar contra una renovada austeridad y aumentos de impuestos si los gobiernos buscan regresar los déficits y la deuda a niveles anteriores a la pandemia.
Los gobiernos y bancos centrales de todo el mundo desarrollado implementaron medidas de estímulo sin precedentes en un intento de proteger sus economías del enorme impacto de la pandemia. Después de la crisis “la gente va a preguntar de dónde salió todo este dinero”, dijo Boone, y agregó que los gobiernos tendrán dificultades para argumentar que no podrán gastar para hacer frente al cambio climático o para compensar a aquellos que pierden por las reformas de políticas.
“Si pensamos que había un resentimiento popular debido a la disminución en la calidad de los empleos (antes del covid-19), entonces va a ser mucho peor después de esta pandemia”, dijo.
Hizo un llamado a los países para que sigan utilizando la política fiscal para ayudar a las economías a recuperarse y reducir el desempleo a medida que disminuya el impacto inmediato de la pandemia, y argumentó que hay una lección que aprender de la crisis financiera de hace más de una década.
“El error que cometimos no fue la falta de estímulo durante la depresión de 2009…. el error llegó después, en 2010, 2011 y así sucesivamente, y eso es cierto en ambos lados del Atlántico”, dijo.
La OCDE fue un partidario de las políticas de austeridad después de la crisis financiera, pero ahora Boone dijo que los países deben abandonar los objetivos numéricos a corto plazo para el déficit público y la deuda y en su lugar abrazar los objetivos de sostenibilidad a largo plazo, incluyendo aceptar que la carga de deuda pública aumente hasta que las economías regresen a un nivel más cercano a la normalidad.
El Dato...60%
Del PIB es el límite de deuda al que los tratados obligan a los países de la Unión Europea
Los países deben “dejar de pensar que tenemos reglas fiscales únicas para lograr que la deuda regrese a su objetivo”, mencionó. Esto supondría un cambio radical en Europa, donde los tratados de la Unión Europea obligan a los países a buscar limitar la deuda a 60 por ciento del PIB.
Los análisis de sostenibilidad de la deuda deben tomar en cuenta que los inversores están dispuestos a absorber la emisión de bonos de las economías más avanzadas, y los bancos centrales mantendrán las tasas de interés bajas en el futuro previsible, agregó.
Esto significa que los gobiernos deberían asumir el papel principal de estabilizar la economía en la recuperación con los bancos centrales independientes relegados a un papel de apoyo, argumentó Boone, porque las economías avanzadas necesitan replantear fundamentalmente la relación entre la política fiscal y la monetaria.
La política monetaria tiene menos margen de acción que en 2010, mientras que la política fiscal está en mejores condiciones para resolver los problemas actuales del mundo.
“No es saludable tener una política monetaria dirigida únicamente por personas independientes, responsables pero no elegidas democráticamente, a cargo de todas las políticas de estabilización”, mencionó Boone.
Esto revolucionaría una generación de formulación de políticas en la que los esfuerzos de estímulo económico fueron impulsados en gran medida por bancos centrales independientes motivados por preocupaciones sobre la inflación pero no influenciados por la política.
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Si bien no discute las políticas aplicadas por los bancos centrales, piensa que la política monetaria es la herramienta incorrecta para la recuperación económica porque redistribuye los ingresos y la riqueza hacia las personas de mayor edad que ya tienen más.
Los bancos centrales deberían seguir desempeñando un papel para garantizar que los gobiernos no impulsen la demanda tan lejos que la inflación se convierta en una amenaza para el progreso económico y los niveles de vida, agregó.
Devolver la función de promover la recuperación de los bancos centrales a los gobiernos también ayudaría a generar confianza en los objetivos de sostenibilidad de la deuda a largo plazo.
Sin embargo, hay pocas señales de que los ministerios de finanzas de todo el mundo empiecen a ajustar su enfoque, agregó: “Cuando ves a la comisión de deuda en Francia o la revisión del gasto del Reino Unido, no estoy segura en absoluto de que los responsables de la formulación de políticas hayan dado un salto hacia un nuevo marco conceptual de sostenibilidad de la deuda…. depende de las organizaciones internacionales y los ministerios de finanzas empezar a pensar en ello ahora”.
srgs