Los inversionistas de las compañías de gas y petróleo más grandes en el mundo ya piensan en una ganancia inesperada debido al aumento de los precios del crudo, ya que el sector se encamina hacia un desempeño financiero más sólido después de una década.
Las empresas, como Total y BP, ya lanzaron programas de recompra de acciones, y Royal Dutch Shell se prepara para hacer lo mismo en señal de que la industria presiona para mejorar el rendimiento de los inversionistas, ya que se recupera de una larga recesión. Por otro lado, las empresas estadounidenses, como ExxonMobil y Chevron, se benefician con la recuperación de los precios del petróleo debido a la creciente demanda mundial, las disrupciones en el suministro de Venezuela y las tensiones políticas en Medio Oriente.
Hace dos semanas, el crudo Brent, la referencia internacional, llegó a un precio de 80 dólares por barril por primera vez desde 2014. Muchos productores de petróleo generan más efectivo disponible a los precios actuales que cuando el precio se encontraba a 100 dólares por barril hace cuatro años.
Esto se debe a los profundos recortes de costos durante la recesión. La mayoría de las grandes petroleras ahora pueden cubrir los dividendos y los gastos de capital a precios de alrededor de 50 dólares por barril, lo que significa que a 80 dólares tienen un saludable excedente.
Después de la crisis, los ejecutivos petroleros se enfocan en la reducción de la deuda y los retornos de los accionistas. Las deudas aumentaron drásticamente durante la crisis ya que las empresas adquirieron préstamos para evitar recortar los dividendos y el apalancamiento se mantienía elevado. Shell, por ejemplo, redujo en 10,000 millones de dólares (mdd) la deuda neta en el último año, pero todavía debe 66,000 mdd, una relación de deuda a capital de 25%.
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Este mes, BP dijo que también le daba prioridad a la reducción de la deuda después de anunciar un aumento de 71% en las ganancias del primer trimestre. Pero Brian Gilvary, su director financiero, dice que el grupo comenzaría a buscar opciones para nuevas recompras de acciones o un aumento de dividendos a medida que mejore el balance en el segundo semestre.
Se proyecta que el aumento del gasto de las empresas petroleras nacionales en Asia y Medio Oriente eleve 11.5% el gasto de capital de toda la industria este año, de acuerdo con BMI Research. Sin embargo, las compañías petroleras internacionales que cotizan en Bolsa de Valores en EU, como Shell y BP, están en camino de contrarrestar esta tendencia con una disminución combinada de 11.1%.
Esto refleja un enfoque cada vez más selectivo hacia los nuevos proyectos que son más rentables y solo después de que se redujeron los costos. Por ejemplo, Shell disminuyó a la mitad el presupuesto para su desarrollo Kaikias en el Golfo de México antes de darle luz verde el año pasado. “La industria pasó por un importante cambio de mentalidad”, menciona Andrew Smart, director general de la práctica de energía de Accenture.
Después de la crisis, los ejecutivos petroleros
se enfocan en la reducción de la deuda y los retornos de los accionistas.
Después de grandes excedentes de costos en megaproyectos como Kashagan en Kazajistán y Gorgon en Australia en la década pasada, hubo un giro hacia proyectos más pequeños y de menor riesgo. El presupuesto promedio para nuevos proyectos de exploración, perforación y extracción fue de 2,700 mdd el año pasado, el más bajo en una década y la mitad del promedio de 5,500 mdd en ese período, según la consultora Wood Mackenzie.
“Las compañías le indican a los inversionistas que no necesitan invertir más para lograr un aumento de la producción”, comenta un gestor de fondos de Shell y BP.
La excepción a esta restricción es ExxonMobil, que incrementó un cuarto el gasto de capital desde 2016 y el año pasado aprobó el megaproyecto Liza de 4,400 mdd en Guyana como parte de los esfuerzos para mejorar su lenta perspectiva de crecimiento. Hasta el momento los inversionistas todavía no recompensan este enfoque. Las acciones de la compañía de origen estadounidense cayeron 3% este año en el índice global de petróleo del S&P.
Después de la crisis, los ejecutivos petroleros
se enfocan en la reducción de la deuda y los retornos de los accionistas.
Algunos analistas temen que la restricción del gasto ya fue demasiado lejos. “La gran pregunta es si la industria en realidad gasta lo suficiente”, comenta Angus Rodger, director de investigación de Wood Mackenzie. “No podemos depender por siempre de pequeños proyectos”.
Otros analistas argumentan que los presupuestos ajustados llegaron para quedarse ya que las principales compañías de gas y petróleo se enfrentan a la creciente competencia de los abundantes recursos de esquisto de Estados Unidos, así como la energía renovable y los vehículos eléctricos.