Es probable que la renovación de la presidencia de Donald Trump no tenga más consecuencias que para el cambio climático. Las próximas décadas determinarán si se evita la amenaza de un cambio perjudicial e irreversible. Sin una participación activa de Estados Unidos, el éxito parece inconcebible. Incluso con él es poco probable, pero concebible. Sabemos qué hacer y también que es asequible. Lo que no es asequible es no hacer lo que debemos hacer. ¿Pero lo haremos? Esa es la pregunta.
Es indicativo del cambio en la perspectiva del establecimiento de políticas globales que un capítulo de octubre del Fondo Monetario Internacional se centre en “mitigar el cambio climático” —prevenirlo— a través de “estrategias favorables al crecimiento y la distribución”. En resumen, el FMI insiste en que la humanidad puede tener su pastel y comérselo: tanto mayores ingresos como un clima seguro.
Como resultado del aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero, las temperaturas globales promedio ya están 1 grado centígrado por encima de los niveles preindustriales. Con las tendencias actuales, esto puede alcanzar 1.5 grados en una década y 2 y medio una década después. En ese momento, advierten los científicos, es probable que se superen los puntos de inflexión peligrosos e irreversibles en el clima. La mayoría de los gobiernos al menos finge estar de acuerdo. Así, en los acuerdos de París de diciembre de 2015 se comprometieron a mantener las temperaturas por debajo de estos niveles, aunque sus promesas no alcanzan a ser lo que se necesita.
Como señala el FMI: “Se necesitan reducciones considerables y rápidas de las emisiones de carbono para alcanzar este objetivo; en específico, las emisiones netas de carbono deben reducirse a cero para mediados de siglo”. Para que esto suceda, las emisiones deben caer drásticamente esta década y seguir cayendo a partir de entonces. Eso representará un gran cambio respecto a las tendencias anteriores.
¿Qué tipo de programa puede producir este resultado? La respuesta sugiere el fondo: una combinación de inversiones iniciales verdes, financiamiento agresivo de la investigación y desarrollo y compromiso creíble a largo plazo para elevar los precios del carbono. Esto está en línea con otros estudios, en particular con un informe de septiembre de 2020 de la Comisión de Transiciones Energéticas; también hace hincapié en la regulación complementaria, para acelerar los cambios de comportamiento. Además será necesario compensar a los más pobres por el aumento de los precios del combustible.
¿Es asequible el cambio hacia cero emisiones netas para 2050? La respuesta es: sorprendentemente sí, sobre todo teniendo en cuenta el punto de partida posterior al covid económicamente deprimido. El FMI estima que el logro de este objetivo podrá reducir la producción mundial en un uno por ciento, en relación con su “base de referencia” en el marco de políticas sin cambios, una vez que se agregan los beneficios de los daños que se evitaron. Aun así, esto debe situarse en el contexto del crecimiento mundial acumulado esperado de 120 por ciento en los próximos 30 años. También ignora los beneficios de una contaminación local mucho menor.
Algunas estimaciones sugieren que los aumentos de temperatura de hasta 5 grados centígrados para 2100, a falta de mitigación, podrán reducir la producción mundial 25 por ciento. Esto no toma en cuenta las enormes disrupciones no económicas de la humanidad, de hecho, de toda la vida, que se puede esperar de una alteración tan rápida sin precedente en el clima.
Al tener en cuenta estas estimaciones del modesto costo a corto plazo de la mitigación frente a los costos mucho mayores a largo plazo de no hacerlo, el argumento a favor de la acción es abrumador. Lo es aún más cuando se permite la magnitud de la incertidumbre creada por el cambio climático absoluto, así como su irreversibilidad.
Tomar medidas tiene sentido incluso si los costos fueran muchas veces más grandes de lo que se espera ahora. Entonces, ¿por qué no está sucediendo? Una explicación es que implica cambios en el estilo de vida, algo que no nos gusta. Otra es que requiere pensar en décadas, algo que no es natural; sin embargo, la explicación más importante es que requiere una cooperación a largo plazo, lo que por lo general encontramos imposible.
La cooperación entre cinco actores —China, EU, la UE, India y Japón— dará una gran parte de lo que se necesita. Por desgracia, no parece probable en este momento. Un cambio en la presidencia de EU hacia alguien cuerdo será de gran ayuda. Sin eso, pueden ser necesarias sanciones, pero también será esencial un cambio más agresivo de China de lo previsto.
Si queremos cambios rápidos, se requerirá una habilidad de estadista de alto nivel. A escala nacional, los programas deben compensar a los perdedores más vulnerables, una buena razón para un impuesto sobre el carbono. Globalmente, los líderes deben cooperar más eficazmente de lo que lo hicieron en el acuerdo de París.
Datos de la ONU
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, de 1880 a 2012 la temperatura media mundial aumentó 0.85 grados centígrados, lo que provocó calentamiento en los océanos y disminución en la cantidad de nieve y hielo.
Nivel del mar
Se estima que el aumento del nivel medio del mar será de entre 24 y 30 centímetros para 2065 y de 40 a 63 centímetros para 2100; la mayoría de los efectos del cambio climático persistirán durante siglos, incluso si se detienen las emisiones.