Recuperación global, en vilo por maraña de riesgos

El FMI prevé que la economía mundial crezca 4.4% este año; sin embargo, aún debe enfrentar obstáculos como ómicron, escasez de suministros e inflación, así como amenazas geopolíticas y climáticas

Los datos sobre el mercado laboral sugieren que el empleo y la participación de la población son bastante bajos. Octavio Jones/Reuters
Martin Wolf
Londres /

Aunque 2021 fue un año de fuerte recuperación económica, esta no fue ni universal ni completa. Por desgracia, las perspectivas para 2022 parecen peores que lo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó en octubre: los principales culpables, según afirma, son ómicron, la escasez de suministros y una inflación inesperadamente alta. Las disminuciones en las previsiones son pronunciadas en el caso de Estados Unidos y China. La incertidumbre es grande, y los riesgos se concentran en el lado negativo. Es más fácil argumentar que el caso base del fondo es más optimista que pesimista.

Estas son mis conclusiones de la actualización de las Perspectivas de la Economía Mundial del FMI. Hace un año, el fondo proyectaba un crecimiento económico mundial en 2021 de 5.5 por ciento, con un alza en los países de altos ingresos de 4.3 por ciento. Ahora estima que el crecimiento mundial del año pasado fue de 5.9 por ciento, con un aumento de los países de altos ingresos de 5 por ciento. La mejora en las naciones emergentes y en desarrollo fue mucho menor: hace un año, se proyectaba un crecimiento de 6.3 por ciento en 2021, frente al 6.5 por ciento que se estima ahora. En general, la mejora de los resultados en 2021 respecto a lo previsto a finales de 2020 depende de que se alcancen altos niveles de vacunación: las vacunas son tanto una política económica como una política de atención de salud.

Las reducciones de los pronósticos para 2022 desde octubre no son dramáticas: se prevé que la economía mundial crezca a una tasa superior a la tendencia de 4.4 por ciento, con los países de altos ingresos creciendo a 3.9 por ciento y los emergentes y en desarrollo a 4.8 por ciento. Las reducciones son de 0.5, 0.6 y 0.3 puntos porcentuales, respectivamente. Son pronunciadas para EU, con una caída de 1.2 puntos porcentuales, para llegar a 4 por ciento, y en el de China, con una baja de 0.8 puntos porcentuales, para 4.8 por ciento.

Los principales factores que explican la reducción en EU son la eliminación del paquete fiscal Build Back Better (Reconstruir Mejor) de la línea de base, una retirada más brusca de lo previsto de la flexibilización monetaria y la escasez de suministros. En China, son las disrupciones causadas por la política de “Covid-Cero” y el estrés en el sector inmobiliario.

Más importantes que estos pronósticos son los supuestos en los que se basan. El fondo asume que la pandemia estará controlada en todo el mundo a finales de 2022. Esto implica que se logrará la vacunación en la mayoría de los países y que las vacunas seguirán siendo eficaces. El fondo también sigue en el “equipo de es temporal” respecto a la alta inflación, a pesar de que será peor y durará más de lo que se esperaba, tanto por ellos mismos como por la mayoría de los pronósticos. Sin embargo, su historia aún es la de las restricciones a corto plazo y las expectativas de inflación bien ancladas: la previsión es que la inflación en los países de altos ingresos tendrá un promedio de 3.9 por ciento en 2022 antes de disminuir en 2023. El fondo también asume que China logrará estabilizar su economía con éxito.

Los riesgos están en el lado negativo, como también señala el FMI. Uno de los riesgos es que no se controle el covid. La tarea más urgente es conseguir que la vacunación sea eficaz, lo que supone un reto para los científicos, las empresas y los sistemas de atención de salud. También es crucial ganar y mantener la confianza del público.

Otro riesgo es que la inflación no se controle rápida o fácilmente. En efecto, es fácil señalar como causa próxima de la inflación a determinadas perturbaciones, en particular los precios de la energía. En 2021, según el fondo, las perturbaciones del suministro redujeron la producción mundial en 0.5 puntos porcentuales y aumentaron la inflación en un punto porcentual. Pero hay algo más. Los datos sobre el mercado laboral de EU son desconcertantes, ya que el empleo y la participación de la población activa son bastante bajos, mientras que otros datos, en especial los relativos a los costos laborales y las tasas de renuncias, sugieren que hay mercados laborales restringidos.

Es razonable suponer que los cuellos de botella del suministro van a disminuir, ya que los precios altos son en sí mismos el incentivo para una mayor oferta. En el caso de la energía, los precios pueden seguir altos, pero estabilizarse o incluso empezar a bajar. Sin embargo, dado que la política monetaria y las condiciones financieras son muy laxas en comparación con los estándares históricos, puede ser necesario un endurecimiento sustancial para estabilizar la demanda. El fondo asume que las compras de activos de la Reserva Federal de EU terminarán en marzo y que habrá “tres alzas de las tasas tanto en 2022 como en 2023”. Esto puede no ser suficiente, aunque también puede ser demasiado. Históricamente, la desinflación ha conducido a menudo a recesiones. Se puede añadir que si el exceso de la inflación es grande y prolongado, la nueva doctrina de la meta de inflación promedio causará un dolor de cabeza. ¿La Fed aspirará a una inflación inferior a 2 por ciento para compensar cualquier exceso?

Tal como se agrega en la actualización del Informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial, los mercados muestran “valoraciones exageradas”. El endurecimiento de la política monetaria nos dirá quién ha estado nadando desnudo en nuestros océanos financieros. Estos riesgos son importantes para los países emergentes y los que están en desarrollo. Una gran cuestión es saber si somos capaces de manejar las dificultades financieras.

Además, existen evidentes riesgos geopolíticos y climáticos. Nada más hay que ver el embrollo entre Rusia y Ucrania. Una cuestión interesante es cómo administrar un mundo en el que la mayoría de los países han decidido vivir con covid, mientras China decidió aplastarlo. Esto sugiere un cierre permanente de las fronteras a la circulación de personas. Una nueva cortina de acero, una cuarentena de hierro.

En definitiva, se espera que la recuperación continúe, aunque a un ritmo más lento de lo previsto hace unos meses. Pero también se nos recuerdan los riesgos. Estos están marcadamente del lado negativo. Además, la “normalidad” a la que podemos volver no es la de antes. El mundo ya cambió.



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