En tiempos de crisis, el país quiere unirse en apoyo de su gobierno. Independientemente de las dudas que tengan algunas personas sobre Boris Johnson, reconocen la naturaleza excepcional de la emergencia del coronavirus y entienden que habrá errores al abordarla.
Sin embargo, un gobierno también debe aceptar cuando se cometieron errores. La primera respuesta del primer ministro a la crisis fue lenta y la estrategia inicial —rechazada por otras naciones europeas— de permitir la propagación controlada del virus con la esperanza de desarrollar la inmunidad de grupo (colectiva) dentro de la población tenía defectos.
El gobierno se mostró lento en la creación de estructuras coordinadas. Johnson se tardó demasiado en presidir su primer comité de crisis y convocar a otros ministros junto con sus asesores. El Reino Unido se tardó en reconocer que era una carrera mundial por equipo médico. Se necesita más y se queda rezagado en la capacidad de pruebas.
Con razón, la estrategia de inmunidad colectiva se abandonó ya que quedó claro que llevaría a que una saturación del NHS (Servicio Nacional de Salud) y miles de muertes más. Los críticos se preguntan porqué Johnson no cuestionaba más el plan original. El público quedó impresionado por el jefe médico y los asesores científicos, pero Johnson es el primer ministro.
El cambio de estrategia dejó mucho menos tiempo para planear las otras etapas que se sabe son necesarias, pero que esperaba retrasar. Esta sensación de jugar a ponerse al día explica porqué medidas como el cierre de escuelas arrojan preguntas previsibles; sin embargo, los ministros carecen de respuestas inmediatas. Menos perdonable es el retraso en obtener equipo de protección para el personal médico. Cada problema erosiona la confianza.
Los ciudadanos tienen tres preocupaciones principales: que el NHS pueda salir adelante; que sus medios de vida estén protegidos y que habrá suficiente alimento para comer. En cada uno todavía hay mucho por hacer.
En tono e instinto el gobierno está actuando mucho mejor, pero hay una laguna entre la retórica y la ejecución. Quedan preguntas acerca de si el primer ministro todavía se muestra demasiado renuente a cerrar partes del país. Los instintos de Johnson son hacia una retórica optimista. Hay lugar para esto, pero el público podría responder mejor a un reconocimiento serio de los problemas y planes precisos para resolverlos.
Por un lado más positivo, el canciller Rishi Sunak está a la altura del reto. Su paquete de 330 mil millones de libras cumple con su promesa de “lo que sea necesario” para apoyar a las empresas y la economía. Lamentablemente, la espera adicional para medidas de apoyo a las empresas y personas aumentó la ansiedad y las pérdidas de empleos. El día de hoy debe anunciar un paquete para ayudar a las compañías a mantener al personal y evitar que se vayan a la quiebra.
En cuanto a los suministros de alimentos, las súplicas a las personas para que “sean razonables” no son suficientes para contrarrestar los estantes vacíos. Las medidas de exención de las reglas de competencia para permitir la colaboración son bienvenidas, pero esto no se puede dejar solamente a los supermercados para que lo resuelvan.
Tanto los problemas de alimentos como de equipo de salud exigen el nombramiento de un responsable supremo de logística para abordar ese tipo de problemas. Michael Grove parece ser el principal “fixer” (la persona que soluciona los problemas) del gobierno, pero hay un argumento para traer a un experto del sector privado o militar. Este gobierno carece de una experiencia seria. No debería temer convocar y traer a antiguos ministros si pueden ayudar.
La reciente confusión sobre el grado de restricciones en Londres exige que haya comunicaciones mejores y más coordinadas. Demasiadas personas todavía trabajan por su cuenta en las reuniones informativas sin una disciplina suficiente en el mensaje.
El gobierno necesita apoyo y un poco de libertad. Está aprendiendo las lecciones en medio de las dificultades de una crisis que pondría a prueba a los más grandes estadistas de la historia. En las primeras semanas a menudo parece que quedó demasiado detrás de la curva. Hay señales de que mejora su juego, pero el tiempo para ponerse al día ya se terminó.
Endurecen las medidas
Tras pedir el cierre de escuelas, Boris Johnson ordenó más tarde el cierre de los pubs, cafés, centros de entretenimiento, gimnasios y restaurantes en Reino Unido. El primer ministro anunció que las medidas de distanciamiento social serán evaluadas periódicamente en consejos científicos para decidir su disminución o incremento.