Carrefour, el vendedor francés de comida, dejará de vender productos de PepsiCo porque se volvieron demasiado caros, algo que representa el último enfrentamiento entre fabricantes de alimentos y minoristas por los altos precios de los alimentos.
La cadena de supermercados dejará de surtirse de productos de PepsiCo, como las papitas Doritos y los refrescos 7Up, y colocará carteles en las estanterías de sus tiendas en Francia para explicar a los clientes que ya no vende la marca debido a “incrementos de precios inaceptables”.
Los productos estaban por ser retirados de los sitios de comercio electrónico de Carrefour, aunque algunas las existencias aún serán visibles en las tiendas, dijo una persona cercana al proceso.
“Las negociaciones con PepsiCo han sido complejas, por decirlo de forma amable. Queremos bajar los precios este año en línea con las tendencias mundiales, pero PepsiCo nos pide que los subamos”, agregó la persona.
PepsiCo no respondió a la solicitud de comentarios.
Los grupos de venta al menudeo de comida y los productores industriales franceses están inmersos en negociaciones anuales para fijar los precios de los alimentos, que deben concluir a finales de enero, dos meses antes de lo habitual. Este año, el gobierno ordenó que las negociaciones terminen antes de lo normal para que los consumidores puedan beneficiarse de precios más bajos al bajar la inflación de la comida.
Carrefour no quiso dar una cifra para el aumento promedio que exigía PepsiCo en las negociaciones para el año próximo, que llevan en marcha un mes. Sin embargo, Coca-Cola, otro gran productor de alimentos de Estados Unidos, quiere aumentar sus precios 7 por ciento en Francia el próximo año, una postura que también ha dado lugar a tensas negociaciones con los minoristas franceses, indicó la persona.
La decisión de Carrefour de dejar de abastecerse de productos de PepsiCo no es la primera vez que minoristas utilizan tácticas similares en busca de una ventaja en las negociaciones con los proveedores. En septiembre, Carrefour comenzó a colocar etiquetas de shrinkflation (reduflación) en productos que redujeron su volumen pero mantenían o aumentaban su precio en sus estantes, para alertar a los clientes. El té helado Lipton, de PepsiCo, y los pasteles de helado Viennetta, de Unilever, se encontraban entre los artículos a los que se dirigía la campaña.
Leclerc, otra gran cadena de supermercados francesa, dejaría de vender artículos del productor de bebidas Pernod Ricard durante el verano después de no llegar a un acuerdo sobre los precios, aunque desde entonces los artículos ya regresaron a sus estantes. Los supermercados británicos Tesco tuvieron una pelea similar con Heinz por el precio de los frijoles y la catsup en 2022.
En noviembre, el gobierno griego multó a las filiales locales de Procter & Gamble y Unilever con un millón de euros cada una por violar las leyes sobre márgenes brutos.
Las negociaciones entre los productores de alimentos y los minoristas son particularmente tensas en Francia, donde el gobierno desempeña un papel activo en el ejercicio de fijación de precios que se realiza una vez al año. El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, amenazó con imponer impuestos especiales a las compañías de alimentos que no trasladen los precios más bajos a los consumidores con el fin de recuperar ganancias “indebidas”, ya que sus costos han caído.
Esta semana, el gobierno francés presentó a las autoridades de Bruselas propuestas para una campaña más amplia de etiquetado de shrinkflation en los supermercados, que los funcionarios esperan poner en marcha en marzo, para garantizar el cumplimiento de las regulaciones de la Unión Europea.
Las compañías de venta minorista de alimentos de Francia se quejan de que sus márgenes se están reduciendo mientras los grupos industriales continúan beneficiándose de los precios más altos. Durante su actualización comercial más reciente, PepsiCo incrementó su pronóstico de utilidades para 2023 por tercera vez consecutiva después de aumentar los precios de sus productos en un promedio de 11 por ciento en los tres meses hasta septiembre.
“El sentimiento general de los minoristas franceses de cara a las negociaciones de 2023 es que los grandes industriales ganaron demasiado margen el año pasado. La sensación es que no puede volver a suceder este año”, agregó la persona.
Nuevos datos de Insee, la oficina de estadísticas de Francia, mostraron que, si bien los precios al consumidor fueron 4.1 por ciento más altos en diciembre en comparación con lo reportado el año anterior, la inflación de los alimentos cayó de 7.7 por ciento en noviembre a 7.1 en el último mes del año.
Los altos precios de los alimentos ejercen presión sobre los hogares que ya luchan contra los crecientes costos de la energía. También contribuyeron a caídas en el volumen de alimentos comprados por los consumidores franceses de entre 4 y 5 por ciento en los primeros ocho meses de 2023 en comparación con el año anterior, según Kantar.; sin embargo, los volúmenes solo bajaron 0.5 por ciento respecto a 2019, ya que los hábitos de compra durante el confinamiento regresaron a los patrones anteriores a la pandemia.