El principal funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI) para América Latina instó a los gobiernos a hacer que los ricos paguen “mucho más” en impuestos, al decir que la región más desigual del mundo no se va a desarrollar a menos que aborde las demandas de un sistema económico más justo.
En una entrevista con Financial Times mientras se preparaba para dejar el cargo después de ocho años en el puesto, Alejandro Werner, director del fondo para el hemisferio occidental, dijo que la reciente agitación social en América Latina destacó la necesidad de una distribución mucho más equitativa de los ingresos.
El FMI anteriormente instó a que quienes tienen altos ingresos en todo el mundo, que prosperaron debido a la pandemia, paguen más impuestos de manera temporal para ayudar a los que fueron más afectados. América Latina sufrió más que cualquier otra región, ya que el coronavirus exacerbó los problemas de mucho tiempo de bajo crecimiento, alta desigualdad y pobreza.
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Werner señaló los impuestos a la propiedad “subutilizados” como un buen lugar para que empiece América Latina.
“Es necesario tener un sistema tributario mucho más progresista donde… los segmentos más altos de la población paguen mucho más y luego debes tener un sistema económico en el que la competencia económica sea mucho más fuerte de la que es actualmente”, señaló.
Agregó que “América Latina no puede ser la región más desigual del mundo y saltar a la siguiente etapa de desarrollo económico”.
Antes de trasladarse al FMI en 2013, Werner fue un alto funcionario de la Secretaría de Hacienda de México y trabajó en un banco mexicano; ahora, se va a retirar del fondo a finales de agosto.
Los efectos derivados del estímulo de Estados Unidos, el fuerte crecimiento en China y los altos precios de las materias primas a escala mundial ayudaron a la región a una recuperación más rápida de la esperada de la caída de 7 por ciento del año pasado del producto interno bruto (PIB), y el FMI, junto con economistas del sector privado, se vuelven más optimistas respecto a sus perspectivas.
Werner afirmó que el pronóstico actual del FMI de un crecimiento de 4.6 por ciento en América Latina este año se puede revisar al alza, en parte debido a que las economías fueron capaces de mantener la actividad a un nivel más alto de lo esperado, a pesar de las continuas infecciones de coronavirus.
“La correlación entre la actividad económica y la tasa de contagios es mucho más débil ahora que en el segundo trimestre del año pasado”, dijo Werner.
Las dos economías más grandes de la región, Brasil y México, le dieron prioridad a la reapertura de sus economías a pesar de las altas tasas de muertes, ayudándoles a recuperarse más rápido que algunos de los países vecinos que continuaron con los confinamientos.
En un estudio de Financial Times sobre exceso de mortalidad se encontró que los países latinoamericanos sufrieron algunas de las tasas de muertes más altas de la pandemia, con relativamente pocas diferencias entre países que impusieron confinamientos estrictos, como Perú y Colombia, y los que no lo hicieron, como Brasil o México.
Los países latinoamericanos también tomaron rumbos diferentes en los gastos adicionales, con Brasil, Perú y Chile entre las naciones que asumieron una significativa deuda adicional para apoyar a los más afectados por la emergencia sanitaria.
México fue la notable excepción y aunque los bancos de Wall Street proyectan que va a crecer en más de 5 por ciento este año, esto no compensará la contracción de 8.5 por ciento que sufrió el año pasado. Werner dijo que “se habría atendido mucho mejor” con un paquete de estímulo.
La política de la región ha sido turbulenta en los últimos años, con oleadas de violentas protestas callejeras que sacudieron a Chile y Ecuador en 2019. Se extendieron a Perú y más recientemente a Colombia, polarizando la política y fortaleciendo la mano de candidatos externos de los extremos de izquierda y derecha en las elecciones.
En Perú, Pedro Castillo, el candidato de un partido político marxista-leninista, al parecer ganó las elecciones presidenciales de este mes, aunque su oponente conservadora Keiko Fujimori impugnó su victoria con acusaciones de fraude electoral.
En abril, Colombia intentó una reforma fiscal para aumentar los ingresos y ampliar su base impositiva, pero el gobierno se vio obligado a desecharla pocos días después de una ola de protestas violentas en todo el país.
Werner dijo que se necesitan cambios fiscales que impulsen los ingresos para reparar las finanzas públicas en toda la región, pero agregó que la experiencia de Bogotá muestra la necesidad de acuerdos amplios sobre reformas económicas que vayan más allá de la clase política tradicional.
“El entorno político es muy difícil para la implementación de reformas y, por lo tanto, los países van a tener que ser muy cuidadosos al diseñar estas reformas, al involucrarse con la población en general y eventualmente a generar consenso...porque estas reformas son necesarias”, dijo.
Colombia: “De no ser así, veremos una inestabilidad significativa que dañará al empleo, perjudicará la recuperación, dañará los indicadores sociales. Es un panorama muy difícil”.