Rivalidad Washington-Pekín desalienta economía de mercado

Tras la Guerra Fría los gobiernos competían por atraer inversión, pero el resurgimiento de rivalidades impulsa la moda de la intervención del Estado

Los países vuelven a descubrir el gozo de los subsidios. Thomas Peter/Reuters
GIDEON RACHMAN
Londres /

Las viejas ideas son como la ropa antigua, espera lo suficiente y volverán a estar de moda. Hace 30 años, “la política industrial” estaba tan de moda como un bombín, pero ahora los gobiernos de todo el mundo, desde Washington hasta Pekín y de Nueva Delhi a Londres, vuelven a descubrir el gozo de los subsidios y expresan elogios a la autosuficiencia económica y la inversión “estratégica”. 

La importancia de este acontecimiento va mucho más allá de la economía. La adopción internacional de los mercados libres y la globalización en la década de 1990 iba acompañada de una disminución de la tensión geopolítica. La Guerra Fría había terminado y los gobiernos competían por atraer inversión en lugar de por dominar territorio. 

Ahora el resurgimiento de la rivalidad geopolítica impulsa la nueva moda de la intervención del Estado en la economía. A medida que disminuye la confianza entre Estados Unidos y China, cada uno comenzó a considerar la dependencia que hay entre sí para cualquier materia prima esencial como una vulnerabilidad peligrosa.

A medida que se intensifica la lucha económica e industrial, EU prohibió las exportaciones de tecnologías clave a China y presionó para repatriar las cadenas de suministro. También avanza hacia el financiamiento estatal directo de la fabricación de semiconductores. Por su parte, China adopta una política económica de “doble circulación” que hace hincapié en la demanda interna y el logro de “grandes avances en tecnologías clave”. El gobierno de Xi Jinping también endurece el control estatal sobre el sector de tecnología.

La lógica de una carrera armamentista se está estableciendo, ya que cada parte justifica sus movimientos hacia el proteccionismo como respuesta a las acciones de la otra parte. En Washington, la Ley de Competencia Estratégica entre EU y China, que actualmente se abre camino en el Congreso, acusa a la nación asiática de perseguir “políticas económicas mercantilistas dirigidas por el Estado” y espionaje industrial.

El anuncio en 2015 de la estrategia industrial “Made in China 2025” de Pekín es un punto de inflexión. En Pekín se argumenta que un país de EU que se desvanece se puso en contra de la globalización en un esfuerzo por bloquear el ascenso de China. El presidente Xi ha dicho que la reacción negativa contra la globalización en Occidente significa que China debe volverse más autosuficiente.

El nuevo énfasis en la estrategia industrial no se limita a EU y China. En India, el gobierno de Narendra Modi promueve una política de India autosuficiente, que fomenta la producción nacional de materias primas clave. La Unión Europea publicó un documento sobre estrategia industrial el año pasado, que se considera parte de un impulso hacia la autonomía estratégica y una menor dependencia del mundo exterior. Incluso una administración conservadora en Gran Bretaña se está alejando de la economía laissez-faire defendida por la ex primera ministra Margaret Thatcher y busca proteger industrias estratégicas.

El covid-19 reforzó la política industrial. La producción nacional de vacunas se considera cada vez más un interés nacional vital. A pesar de que en otros lugares denuncian el “nacionalismo de las vacunas”, muchos gobiernos adoptaron medidas para restringir las exportaciones y desarrollar proveedores nacionales.

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