El presidente libertario de Argentina, Javier Milei, está dispuesto a saltarse a los legisladores hostiles que bloquearon sus históricas reformas económicas y a recurrir a decretos y otros poderes ejecutivos para implementar su radical plan de austeridad.
Su estrategia para reactivar la golpeada economía es ampliamente percibida como de alto riesgo, pero Milei despejó las dudas durante una entrevista en el palacio presidencial de color rosa, la Casa Rosada. Dijo que está logrando avances más rápidos de lo esperado con un ajuste fiscal tan drástico que no tenía paralelo “no solo en Argentina sino en el mundo”.
La posibilidad de que los argentinos comunes y corrientes se rebelaran contra la austeridad es “nula” y su mensaje al creciente número de pobres de Argentina es: “No se sale de la pobreza por arte de magia. Se sale de la pobreza con capitalismo, ahorro y trabajo duro”.
Milei, un externo de la política que asumió su cargo en diciembre con la promesa de llevar una motosierra al Estado, sorprendió a Argentina al obtener en enero el primer superávit presupuestario del país en 12 años. Eso se logró al recortar los pagos a las provincias, congelar los presupuestos y no aumentar las pensiones y prestaciones completamente en función de la inflación, que el mes pasado era de 254 por ciento anual.
Los economistas advierten que recortes de gasto tan drásticos tal vez no sean sostenibles, pero Milei, ex economista y comentarista de televisión, cree que después de reducir la inflación desde un máximo de 25.5 por ciento mensual en diciembre a 20.6 por ciento en enero y a un esperado 15 por ciento en febrero, puede revertir la situación de la maltrecha economía del país este año sin recurrir al Congreso.
“Evitamos la hiperinflación”, dijo el autoproclamado líder anarcocapitalista a Financial Times. “Nuestro objetivo es seguir bajando la inflación…(y) terminar de limpiar (el balance del banco central). Una vez que el banco central esté limpio, planeamos levantar los controles del tipo de cambio… el FMI estima que podríamos hacerlo a mediados de año”.
La agenda de reformas de Milei tuvo problemas casi de inmediato cuando el Congreso dominado por la oposición comenzó a desmantelar cientos de medidas de desregulación propuestas en su proyecto de ley de gran alcance.
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En lugar de ver el proyecto “destrozado”, el presidente lo retiró y planea esperar hasta después de las elecciones legislativas de mitad de periodo a finales del próximo año antes de volver a intentarlo con un paquete integral. Sin embargo, dijo que no esperaría tanto para seguir adelante con gran parte de su agenda de reformas y que está dispuesto a hacerlo sin el Congreso.
“Hay otras reformas que podemos hacer por decreto… cambiando la aplicación de las leyes, y todo eso lo vamos a hacer”, dijo Milei. Señaló que alrededor de un tercio de las mil medidas de reforma propuestas está incluido en un decreto de emergencia que seguirá en vigor a menos que ambas cámaras del Congreso voten para rechazarlo.
“Pero, mientras el Congreso tenga su composición actual, creemos que será difícil aprobar reformas porque lo que quedó claro con el (proyecto de ley de reforma económica) es que los políticos… no tienen ningún problema en dañar los intereses de los argentinos para mantener sus privilegios”.
Milei admitió que “en el largo plazo se necesita el Congreso”, pero insistió en que los niveles históricamente bajos de inversión de Argentina significan que las empresas podían lograr grandes retornos en el corto plazo con solo pequeños desembolsos de capital.
El presidente cree que levantar los controles del tipo de cambio abrirá un círculo virtuoso de recuperación económica. “Podríamos tener mucha inversión a pesar de no tener cambios institucionales… y este puede ser el punto de despegue para que el próximo año Argentina esté creciendo de manera fuerte, sólida, sostenible y con baja inflación”.
Esto permitirá a su partido insurgente La Libertad Avanza, que se fundó apenas hace dos años y medio, ganar más escaños en las elecciones de mitad de periodo del próximo año. Luego volverá a intentar legislar. “Estamos listos para volver a enviar todas las reformas después del 11 de diciembre de 2025. Enviamos mil, pero aún nos quedan 3 mil más por presentar”.
Mientras, Milei seguirá enviando poco a poco reformas al Congreso para exponer lo que llamó juegos políticos por parte de la “casta” política de los políticos profesionales del país. “Quienes voten en contra serán identificados como enemigos del cambio”, dijo.
A pesar de los crecientes niveles de pobreza y la oposición del poderoso movimiento obrero del país, dominado por los peronistas, Milei sigue confiando en que su popularidad y su franqueza con los argentinos antes de las elecciones sobre la necesidad de un doloroso cambio económico lo ayudarán a salir adelante.
“La palabra que mejor representa a este gobierno es esperanza”, dijo, afirmando que las encuestas muestran que una proporción cada vez mayor de argentinos cree que la economía mejorará en seis meses.
Argentina enfrenta 5 mil 500 millones de dólares en pagos a tenedores de bonos privados externos en 2025, y con reservas aún insignificantes, el país corre el riesgo de otro incumplimiento a menos que pueda refinanciar la deuda regresando a los mercados internacionales de capital.
Milei dijo que Argentina estará en condiciones de hacerlo el próximo año. “Si mantenemos un déficit cero, por supuesto que podremos lograrlo”, dijo.
Según un informe de la consultora Invecq, casi la mitad del ajuste fiscal que el gobierno hizo para alcanzar un superávit en enero se debió a que no aumentó completamente el gasto social y de pensiones en función de la inflación, aunque algunos pagos de seguridad social, como los cupones de alimentos y las prestaciones por hijos, aumentaron.
Los analistas advierten que la clave del éxito de Milei será cuánto tiempo van a tolerar esas medidas los argentinos más pobres, que ya soportaron aumentos galopantes de precios. La confederación de sindicatos de Argentina ya realizó una huelga general a escala nacional contra su gobierno y se llevaron a cabo varias protestas más pequeñas.
Pero el presidente dijo que no teme disturbios generalizados como los que afectaron al vecino país de Chile en 2019, cuando las protestas por la desigualdad y los deficientes servicios públicos estallaron en disturbios en las calles, paralizando al país durante meses.
“Hay cero posibilidades de que se produzca un levantamiento social, a menos que haya un evento con motivaciones políticas o con infiltrados extranjeros”, dijo.
Milei afirmó que activistas de Venezuela y Cuba asistieron a protestas recientes disfrazados de fotógrafos. “Los gobiernos de izquierda trabajan juntos para sabotear a los que no son como ellos”.
Milei le da prioridad a las alianzas con “países que defienden la libertad”, entre ellos Estados Unidos, Israel (que visitó a principios de este mes) y Ucrania, al que donó dos helicópteros militares construidos en Rusia.
Milei dijo que planea organizar una “cumbre de apoyo de América Latina” a Ucrania a finales de este año, marcando una clara diferencia con otros líderes regionales como Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Andrés Manuel López Obrador, de México, quienes adoptaron una posición más neutral.
Una alianza crucial para Argentina es con EU, el mayor accionista del FMI, mientras el fondo sopesa qué tanta flexibilidad concederle al gobierno de Milei en los próximos años sobre el préstamo de 44 mil millones de dólares que el país tiene dificultades para pagar, y si le presta más o no.
El viernes, el presidente recibió a Antony Blinken, secretario de Estado de EU, en Buenos Aires, pero al día siguiente Milei voló a Maryland para pronunciar un discurso en una conferencia y abrazó entre bastidores a Donald Trump. “Espero que la próxima vez (que nos reunamos), usted sea presidente”, le dijo Milei en un video del encuentro compartido por asesores de ambos líderes.
“No fue una reunión bilateral (o) una situación premeditada, fue como si dos amigos se encontraran”, dijo Milei sobre la conversación. “Mi alineación es con EU… tanto si los demócratas o los republicanos están en el poder, independientemente de mis preferencias”.
Javier Milei, economista de profesión antes de ingresar a la política, dijo que los pensadores del libre mercado de la escuela austriaca de economía se encuentran entre sus influencias más importantes y descartó lo que llamó “basura keynesiana”, que favorece una mayor intervención gubernamental.
Seguro de sus convicciones ideológicas, el presidente que no pertenece a la clase política descartó la idea de que su terapia de choque económico fuera arriesgada. Concluyó: “¿Por qué sería arriesgado cuando estoy haciendo exactamente lo que los libros de texto dicen que tengo que hacer?”