El presidente Donald Trump tiene “mucha flexibilidad” al decidir cómo imponer los aranceles automotrices, dijo el secretario de Comercio, Wilbur Ross, sugiriendo que todas las opciones están sobre la mesa a medida que EU sopesa la polémica política comercial.
El Departamento de Comercio está por finalizar un informe, que debe estar listo para el 17 de febrero, sobre si los coches y las autopartes de importación representan una amenaza para la seguridad nacional de EU. Trump tendrá entonces 90 días para tomar medidas y seguir adelante con los gravámenes.
En una entrevista telefónica con el Financial Times, Ross dijo que el reporte todavía “está en proceso”, pero que Estados Unidos tiene el objetivo de corregir el desequilibrio comercial en los automóviles, que es un vestigio de los años de la posguerra.
“Después de la Segunda Guerra Mundial fue una política deliberada de EU para ayudar a reconstruir Europa y Asia con ayuda directa como el Plan Marshall y las concesiones comerciales, pero el error que se cometió fue que no se puso un límite de tiempo”, dijo Ross. “Ahora estamos atrapados con concesiones que fueron totalmente apropiadas para la década de 1950”.
El presidente tiene “mucha flexibilidad” y una “discreción total” para tomar la decisión final en respuesta al informe, dijo.
50 mil millones de euros, es el monto estimado de exportaciones europeas que se verán afectadas por los aranceles automotrices de EU.
A medida que la administración Trump inicia las negociaciones cruciales con Beijing para tratar de evitar una nueva escalada en su guerra comercial con un acuerdo para el 1 de marzo, el plazo final de los aranceles automotrices también se cierne como otra importante línea divisoria entre Washington y sus socios comerciales clave.
Las automotrices internacionales con plantas en Estados Unidos ya recibieron un doble golpe debido a las políticas comerciales de Trump de este año. Los aranceles al acero y al aluminio que impuso su administración aumentaron los costos de materiales clave.
Mientras tanto, la revisión del TLCAN – el acuerdo comercial que vincula a EU con México y Canadá– impuso requisitos de contenido regional y salariales más estrictos a la producción automotriz, lo que los obliga a hacer ajustes.
Pero todo eso palidece en comparación con el impacto de los radicales aranceles estadunidenses sobre los coches y autopartes de importación.
No solamente muchos productores tienen que lidiar con un mayor precio de los componentes de sus países de origen, sino que los que usan Estados Unidos como centro de exportación – como Daimler y BMW— se van a enfrentar a gravámenes de represalia cuando traten de vender en el extranjero.
“La escala es significativamente más grande”, dijo Marianne Petsinger, profesora de geoeconomía de Chatham House, el grupo de expertos con sede en Londres.
La especialista dijo que los aranceles de EU sobre los metales afectó a alrededor de 6 mil 400 millones de euros de exportaciones de la Unión Europa, mientras que los aranceles automotrices afectarán alrededor de 50 mil millones de euros de exportaciones.
La preocupación entre las automotrices alemanas se volvió tan profunda que visitaron la Casa Blanca este mes para hacer énfasis en sus inversiones y contribuciones a la economía estadunidense.
Los funcionarios de la Unión Europea ya prometieron tomar represalias si Trump impone aranceles a los automóviles y advirtieron que las incipientes conversaciones comerciales, que iniciaron Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, y Trump en julio para eliminar los obstáculos regulatorios para reducir los aranceles y otros productos industriales, se detendrían de inmediato.
Hay algunas señales de titubeos en la Casa Blanca. En noviembre, la administración Trump estuvo a punto de publicar el informe del departamento de comercio, pero dio marcha atrás cuando algunos miembros del gabinete lo impidieron.
Los aranceles automotrices podrían dar un golpe económico en un momento en el que aumentan los temores sobre una desaceleración de la economía estadunidense y hay nervios en los mercados financieros. Pero también podrían socavar los esfuerzos de la administración Trump para forjar cierta apariencia de unidad diplomática con la Unión Europea y Japón en su enfrentamiento económico con China.
Mientras tanto, hay pocas circunscripciones nacionales, si es que que hay alguna, que estén muy a favor de los aranceles a los automóviles.
Las automotrices de Estados Unidos expresan su oposición y el sindicato de United Auto Workers se mueve con cautela. Sin embargo, no hay garantías de que Trump los saque de la mesa, por lo que los ejecutivos y los cabilderos se preparan para el impacto.
“A pesar de la resistencia, todavía hay muchas posibilidades de que el presidente Trump actúe sobre el informe, e incluso que vaya más allá de lo que recomendaría el informe de comercio”, dijo una fuente de la industria.
Mientras tanto, algunos funcionarios y analistas se preguntan si hay una manera de encontrar una solución para salvar el honor al intercambiar los aranceles por cuotas generosas, como se hizo con Canadá y México, o eximir a los aliados clave desde el principio.
“Para mí, la pregunta de la parte europea es: ¿la Unión Europea obtendrá una exención? ¿Durante cuánto tiempo obtendrá la exención la Unión Europea? ¿Y qué tan permanente va a ser esa exención?”, dijo Petsinger.
Ross defendió el uso de los aranceles por parte de Trump como una forma de obligar el cambio. “Todo el propósito de los aranceles del presidente es crear una situación en la que sea más doloroso para otros países continuar con prácticas depredadoras que reducirlas, es la única herramienta que tenemos”, dijo.
Poner impuestos sería desastroso
“Sería desastroso”, dijo Terri Sewell, un legislador demócrata cuyo distrito incluye las plantas de Daimler y Hyundai, y que está cerca de las instalaciones de Honda. Sewell encabeza un impulso bipartidista para oponerse a los aranceles en la Cámara de Representantes de EU. Aseguró que “Debe haber una mejor manera para que la administración de Trump ayude a los trabajadores”, aseguró que las personas en su distrito de Alabama simplemente “no lo ven” como un problema de seguridad nacional. “Esa narrativa no funciona bien. Los aranceles afectarían más a las familias trabajadoras, y estos son trabajos bien remunerados”, aseguró.
No todos lo ven como un peligro
El legislador dijo que las personas en su distrito de Alabama simplemente “no lo ven” como un problema de seguridad nacional. “Esa narrativa no funciona bien. Los aranceles afectarían más a las familias trabajadoras, y son trabajos bien remunerados”, comentó.