Sin el escándalo del Libor es poco probable que hubiera ocurrido el cambio de la carrera profesional de Stefan Simon, quien pasó del derecho a la banca.
Hasta hace tres años, Simon era un exitoso abogado corporativo alemán que trabajaba en la soñada ciudad de Bonn, en Renania, y enseñaba derecho en la Universidad de Colonia. Desde entonces, después de incursionar en la producción cinematográfica y la actuación, ascendió rápidamente para convertirse en una de las figuras con más influencia en Deutsche Bank, el banco más grande de Alemania y uno de los que más problemas tienen entre los principales bancos.
En 2016, la familia real al-Thani de Qatar y el mayor inversionista de Deutsche sugirieron que Simon debería unirse al banco como miembro del Consejo de Supervisión. El próximo mes el abogado cambiará ese puesto no ejecutivo por un cargo de alta dirección en Deutsche.
El último movimiento de la carrera de Simon es un paso poco habitual en el sector corporativo de Alemania y causó sorpresa entre los expertos en gobierno corporativo. Alexandra Niessen-Ruenzi, profesora de gobierno corporativo en la Universidad de Mannheim, lo calificó de “problemático” y dijo que estaba en desacuerdo con los principios básicos del sistema de juntas de dos niveles de Alemania.
El nombramiento forma parte de una reorganización más general de la dirección junto con una drástica reestructuración de Deutsche que tiene el objetivo de eliminar 18 mil puestos de trabajo y una quinta parte de su balance.
Simon, un residente de Zurich, estará a cargo de los asuntos legales y regulatorios, un trabajo fundamental por el que a su antecesora Sylvie Matherat se le dio una remuneración de 4.5 millones de euros el año pasado, en comparación con los 487,500 euros que él recibió como miembro del consejo de supervisión.