Susan Fowler habla sobre el acoso sexual y la discriminación en Uber

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La ex trabajadora de la compañía, habla sobre el acoso que sufrió y del libro que escribió a raíz de eso.

Susan Fowler, extrabajadora de Uber (Cortesía).
Elaine Moore
Ciudad de México /

La denuncia de irregularidades es un asunto tan solitario que estaba preparada para que Susan Fowler fuera una compañera de almuerzo bastante retraída y distante. En su lugar, ella llegó sonriendo y me saludó. Inmediatamente empezó a conversar. 

Ahora con 28 años, Fowler apenas tenía 25 cuando publicó en un blog sobre el acoso sexual y la discriminación que encontró mientras trabajaba en Uber. El blog resultó una sensación y fue leído seis millones de veces en las primeras semanas.

La disección meticulosa y autorizada de Fowler de la compañía expuso la podredumbre en la startup de tecnología más brillante y precipitó la salida de su fundador, Travis Kalanick, como director ejecutivo. Parecía ser la denunciante capaz de hablar sin represalias.

En realidad, su vida se volvió tumultuosa tan pronto como presionó el botón de publicar. Su correo electrónico y cuentas de redes sociales fueron hackeadas. Familiares y amigos fueron contactados por personas que, Fowler sospecha, eran investigadores privados, asimismo, la seguían desde y hacia el trabajo. Se sentía cada vez más aislada y asustada, incapaz de dormir por la noche. 

Dado lo alienante que es hablar, me pregunto si ella buscó a personas que habían pasado por algo similar. ¿Está en un grupo de WhatsApp de otros denunciantes famosos? Ella se ríe de esto, sobre todo ante la idea de confiar en una aplicación propiedad de Facebook. “¡Ojalá lo hubiera!”. En su lugar, escribió un libro, Whistleblower, que responde a preguntas que le habría gustado hacer a alguien que ha vivido la experiencia.


La taquería en el centro de San Francisco que Fowler eligió para el almuerzo es un escenario extraño para una conversación sobre acoso sexual en el lugar de trabajo. Uno Dos Tacos está a la vuelta de la esquina de varias oficinas de tecnología, incluyendo una de Uber. 

Fundada en 2009, Uber fue la startup de moda en Estados Unidos  (EU) cuando Fowler se unió a finales de 2015. En ese momento, la valoración de la compañía era de 51,000 millones de dólares (mdd). Internamente, la cultura de ganar a toda costa había creado una atmósfera corrosiva, que según Fowler fue alimentada por "la competitividad, la agresión y la paranoia", y donde floreció el sexismo y el rascismo ocasional.

El ensayo que escribió Fowler de casi 3,000 palabras, titulado “Reflecting on one very, very strange year at Uber” (Reflexionando sobre un año muy, muy extraño en Uber), reveló lo comunes que eran el acoso y la discriminación en la empresa. 

“Me pareció significativo trabajar allí, y siento que muchos de los empleados con los que trabajé sintieron lo mismo”, dice. “Pero todo a nuestro alrededor era un caos”. En el transcurso de un año, la proporción de mujeres ingenieras en su división disminuyó de 25 a menos de 6%. 

De vuelta al almuerzo, Fowler pide tacos de carne asada y de carnitas y una orden de totopos.

Nos sentamos en una mesa de madera ligeramente pegajosa y pregunto: ¿Tal vez ella habló porque subestimó lo que vendría después? 

Susan Fowler no está de acuerdo. Pero apretaste el botón de publicar, digo. Ella explica su decisión como resultado de un conflicto interno. 

La reacción a su historia fue más allá de lo que había esperado. Su correo electrónico se cayó al instante. “Yo pensaba que unas 100 personas lo leerían”, dice. “Cuando hablamos de millones, hay graves consecuencias. Pensé: ‘¿En qué me metí?’... estaba muy segura de que me iban a perseguir”. 

Las instituciones no toman bien a las personas que intentan exponer sus supuestas irregularidades. Sin embargo, Uber pareció capitular casi al instante. Se iniciaron investigaciones. Se responsabilizó a Kalanick por los problemas de la compañía y en cinco meses dejó su cargo como director ejecutivo.

Los cambios culturales son desordenados. Después de que se publicó el blog de Fowler, el movimiento#MeToo contra el acoso sexual ganó poder. Se hicieron acusaciones y personas poderosas perdieron sus empleos. Sin embargo, no está claro que Silicon Valley haya decidido lo que debe suceder a continuación. 

El restaurante se empieza a vaciar, así que salimos al brillante sol de California y cruzamos la calle por unos cafés para llevar. Le pregunto por qué cree que las compañías de tecnología tienen problemas de discriminación, dado que la industria es tan abierta sobre el progreso y la declaración de objetivos. 

“Lo que sostiene a estas declaraciones es ‘estamos cambiando el mundo’”, dice. “Pero nunca es ‘¿Estamos cambiando el mundo para mejorar?’”. 

Uber insiste en que se ha transformado para mejorar, calificando al blog de Fowler como un “catalizador para el cambio tan necesario”. 

Desde que dejó la compañía, tuvo una hija y cambió de trabajo, convirtiéndose en editora de opinión de tecnología en The New York Times. Escribir el libro parece un exorcismo de su antigua vida. 

La industria de la tecnología también quisiera dejar en el pasado la publicación de Fowler. Me pregunto si cree que las cosas han cambiado desde que lo publicó. “Me hacen esta pregunta todo el tiempo. Espero que haya cambiado, y si no es así, entonces le he dado al próximo denunciante una guía sobre qué hacer”.

srgs


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