Un juez federal autorizó la adquisición sin condiciones que busca T-Mobile de su rival en telefonía móvil, Sprint, por 59,000 millones de dólares (mdd), lo que abre el camino para una mayor consolidación del mercado de telecomunicaciones en Estados Unidos (EU).
El juez Victor Marrero, quien supervisó una impugnación al acuerdo por parte de un grupo de estados que encabezan los demócratas, falló definitivamente a favor de la compañía el martes pasado, en una opinión de 173 páginas que ponía un peso significativo en el testimonio de los ejecutivos de las empresas.
El juez dijo que no lo convencieron los argumentos de que T-Mobile actuaría de forma anticompetitiva después de la fusión, y escribió que la compañía combinada “continuaría la estrategia de negocio innegablemente exitosa de T-Mobile en el futuro previsible”.
Se mostró escéptico ante los argumentos de que Dish, al que el grupo combinado venderá algunos activos, fracasaría para ser un nuevo participante, o que Sprint, que actualmente ocupa el cuarto lugar en el mercado estadounidense, podría sobrevivir como una fuerza independiente de competencia.
“La aplastante opinión dentro de Sprint y la industria en general es que la compañía se está quedando muy por debajo de los objetivos que debe alcanzar para seguir siendo un competidor importante en el mercado”, escribió el juez.
John Legere, director ejecutivo saliente de T-Mobile, había calificado el acuerdo como vital para competir con las empresas de telecomunicaciones más grandes de EU, como AT&T y Verizon. Legere dijo que las dos compañías ahora se van a enfocar en lograr el acuerdo.
El Dato.59,000 mdd
es el monto que pagóT-Mobile para adquirir Sprint
Los fiscales generales de California y Nueva York, que encabezaron la demanda, lamentaron el fallo y dejaron abierta la posibilidad de una apelación. “Nuestra coalición está preparada para luchar el tiempo que sea necesario para proteger la innovación y los costos competitivos”, dijo Xavier Becerra, fiscal de California.
“La decisión de hoy marca una pérdida para todos los estadounidenses que dependen de su teléfono celular para trabajar, cuidar a un miembro de la familia y comunicarse con amigos”, dijo Letitia James, fiscal general de Nueva York. Agregó que “revisaremos nuestras opciones, incluyendo una posible apelación más adelante”.
La decisión abre el camino para que la tercera mayor compañía de telecomunicaciones de EU y la cuarta se fusionen después de años de hostilidad por parte de la administración Obama, algo que limitó la consolidación en el mercado.
El año pasado, los funcionarios de la administración de Donald Trump en el Departamento de Justicia y la Comisión Federal de Comunicaciones dieron su bendición al acuerdo, aunque con desinversiones para Dish.
Makan Delrahim, jefe de la división antimonopolio del Departamento de Justicia, había participado activamente en la preparación para la venta de activos a Dish y posteriormente argumentó enérgicamente en contra de la demanda que presentaron los estados.
El martes pasado, el juez Victor Marrero dio crédito a las opiniones del gobierno federal, señalando que las soluciones del Departamento de Justicia resolvieron algunos problemas de competencia con el acuerdo.
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El juez parecía desdeñar el modelo económico presentado en el caso, y escribió que los “pronósticos en diferentes tonos de gris” que presentó cada parte “se anulan mutuamente”. En contraste, dijo que le dio más peso al testimonio de los ejecutivos de T-Mobile y Sprint, quienes subieron al estrado durante el juicio en el Tribunal Federal de Manhattan.
El juez dijo que está convencido de que T-Mobile no va a perseguir prácticas anticompetitivas después de la fusión, al considerar que el testimonio de sus ejecutivos es “creíble”.
Argumentó que al evaluar su “credibilidad y comportamiento”, el testimonio podría “funcionar como un dispositivo de pronóstico, proporcionando al tribunal una orientación sustancial” sobre cómo se van a comportar los ejecutivos y las empresas después de la fusión.
El juez escribió que Sprint no tenía una “estrategia competitiva sostenible a largo plazo” y, por lo tanto, “dejaría de ser un operador verdaderamente nacional”, citando el testimonio de Jay Bluhm, vicepresidente de ingeniería de redes de Sprint, y Marcelo Claure, su exdirector ejecutivo.
Las acciones de Sprint subieron 73% para ubicarse en 8.33 dólares en las primeras operaciones en Nueva York, mientras que las de T-Mobile ganaron 10% para cotizar en 93.20 dólares.