La última vez que la política de izquierda estuvo en el poder en Brasil, la compañía más importante del país fue saqueada en un fraude de corrupción multimillonario y quedó casi enterrada bajo una montaña de deudas.
Después de salir del escándalo y de la agitación financiera, el gigante de gas y petróleo de 76 mil millones de dólares (mdd), Petróleo Brasileiro (Petrobras), es una compañía más delgada, más rentable y una máquina de hacer dinero para sus propietarios.
El domingo Brasil salió a elegir un nuevo presidente (al cierre de esta edición aún no se daban los resultados de la elección), los candidatos ofrecieron visiones muy diferentes para la empresa controlada por el Estado.
El actual líder de derecha, Jair Bolsonaro, habló de privatizar el principal productor de hidrocarburos de la región y la compañía más valiosa que cotiza en bolsa. Su principal contrincante, el expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, pretende reafirmar una mayor influencia del gobierno sobre lo que en su momento se consideró la joya de la corona de la economía brasileña.
El manifiesto de Lula pretende que Petrobras vuelva a ser una “compañía de energía integrada”, presente en los sectores de los fertilizantes, las energías renovables y los biocombustibles, áreas que en su momento decidió abandonar para centrarse en su actividad principal, la extracción de crudo en aguas profundas.
El Dato...10 mil 100 mdd
De ingresos obtuvo Petrobras al segundo trimestre de 2022
Petrobras tendría un papel más importante en la transición hacia la energía limpia. El expresidente, de 76 años, también quiere que trabaje para lograr la autosuficiencia nacional en derivados refinados, como la gasolina y el diésel, y que deje de cobrar precios internacionales por el combustible que se vende en el país.
“Nos gustaría utilizar el petróleo para que Brasil pueda ser un exportador de productos derivados del petróleo y no un exportador de crudo”, dijo Lula al Financial Times en julio.
Una propuesta inquietante
El populismo de recursos del veterano político aprovecha el descontento de la población brasileña por el costo de la vida, un sentimiento que se exacerbó por las grandes utilidades de Petrobras. Al igual que otras grandes compañías petroleras, se benefició del aumento de los precios del crudo provocado por la invasión de Rusia a Ucrania.
Además de superar las predicciones con un aumento de 27 por ciento en los ingresos netos hasta los 54 mil 300 millones de reales (10 mil 100 mdd) durante el segundo trimestre de 2022, Petrobras fue la empresa que más dividendos pagó en el periodo, según un estudio del gestor de fondos Janus Henderson.
Los accionistas privados, entre los que se encuentran instituciones financieras de Occidente como Baillie Gifford y Fidelity, poseen en conjunto casi dos tercios del capital de la compañía, pero con más de la mitad de los derechos de voto el Estado brasileño ejerce el control.
A pesar de su reciente tropezón, sus acciones preferentes que operan en Sao Paulo subieron 50 por ciento en lo que va de 2022, superando al índice bursátil local.
Sin embargo, las propuestas de Luiz Inácio Lula da Silva inquietan a algunos inversores. El temor es un retorno a los días de interferencia política bajo el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, que gobernó Brasil durante 13 años hasta 2016.
“Utilizaron a Petrobras casi como un brazo del gobierno”, dijo un importante accionista, que pidió que no se diera su nombre. “Si hacen lo que dicen que harán con Petrobras, será muy malo. Sin duda, es mejor como empresa enfocada”.
Una de las preocupaciones es que un renovado impulso de diversificación que requiera inversiones adicionales pueda golpear los márgenes de utilidades y la generación de efectivo.
Sin embargo, otros esperan que Lula se muestre pragmático en materia económica y evite intervenciones radicales en la compañía. “El desafío que tenemos es entender qué son propuestas reales y qué es retórica de campaña”, dijo otro accionista.
Operación Autolavado
Durante el mandato de Lula, Petrobras encontró vastos yacimientos de gas y petróleo en alta mar, conocidos como reservas del “presal”, que se clasifican entre los mayores descubrimientos del mundo en décadas.
Sin embargo, durante el mandato del PT, la compañía fue el centro de un laberíntico plan de sobornos que fue revelado por una investigación cuyo nombre en clave es Lava Jato u Operación Autolavado.
Se descubrió que altos ejecutivos de la empresa y políticos recibieron sobornos a cambio de la adjudicación de contratos inflados a empresas de construcción. Petrobras sufrió pérdidas de 18 mil millones de reales (3 mil 400 mdd) como resultado del cártel, según estimó el Tribunal Federal de Cuentas de Brasil en 2020.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos lo describió como “el caso de soborno en el extranjero más grande de la historia”. Decenas de empresarios y políticos fueron encarcelados, incluido Lula, aunque el expresidente mantuvo su inocencia y se anularon posteriormente las dos condenas.
La mala administración y la intromisión también pasaron una gran factura a la compañía. Bajo el mandato de la sucesora de Lula da Silva, Dilma Rousseff, Petrobras se vio obligada a mantener artificialmente bajos los precios de los combustibles en un intento de controlar la inflación. Un antiguo director ejecutivo calculó que esto le costó al grupo petrolero alrededor de 40 mil mdd.
Por otra parte, los proyectos de refinería se salieron del presupuesto y quedaron inconclusos. El endeudamiento superó los 130 mil mdd en 2015, convirtiendo a Petrobras en la compañía más endeudada del sector.
El Dato...3 mil 400 mdd
Perdió la compañía estatal a causa de la Operación Autolavado, en el último periodo de Lula y 40,000 mdd por subsidios en el de Dilma Roussef
Desde estas crisis, el grupo reforzó el cumplimiento y redujo su deuda bruta por debajo de los 54 mil millones de dólares. Trata de deshacerse de activos como yacimientos maduros, gasolineras y refinerías, concentrándose en su lugar en la exploración y producción en el Océano Atlántico.
“La compañía pasó por una trayectoria de recuperación. No solo desde el punto de vista financiero, sino también desde el punto de vista de la gobernanza y la credibilidad”, dijo Rodrigo Araujo Alves, director financiero de la compañía. “La estrategia es sólida”.
“Brasilizar los precios”
La era de Jair Bolsonaro no ha estado exenta de alborotos. El mandatario criticó de forma regular a Petrobras por los costos del combustible y despidió a tres directores ejecutivos en poco más de un año.
Pero en una medida de la solidez de sus procedimientos internos revisados, la compañía estatal mantuvo una política de mover los precios directos de salida de la refinería, en línea con las tasas basadas en el dólar en los mercados externos.
Lula prometió poner fin a esta práctica, que, según los críticos, traslada la volatilidad a los consumidores. Sin embargo, hay advertencias de que esto podría perjudicar no solo a Petrobras, sino también se podría correr el riesgo de tener escasez.
Brasil produce suficiente crudo para sus propias necesidades, pero al carecer de la capacidad adecuada de refinación para satisfacer la demanda interna, depende de los envíos de productos derivados desde el extranjero.
“El petróleo es un mercado global, no hay lugar para precios artificiales (o) controles de precios”, dijo Alves. Al tener en cuenta que al menos una quinta parte del diésel que se consume en Brasil procede del extranjero, “los importadores tienen que poder comprar al precio internacional y vender en Brasil”.
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Los asesores de Lula tratan de calmar las preocupaciones del mercado. Según el senador del PT, Jean Paul Prates, una forma de poner en práctica su promesa de “brasilizar los precios de los combustibles” es mediante valores de referencia formulados por una agencia gubernamental.
Aunque Lula se opone a la venta de empresas públicas, Prates restó importancia a la posibilidad de volver a nacionalizar los activos que vendió Petrobras. “Lo que vamos a tratar de hacer es recuperar una visión de Petrobras para el futuro”, dijo.
Un problema para los inversores es que los fertilizantes, la refinación y los biocombustibles tienen una rentabilidad menor que la exploración y la producción, según Marcelo de Assis, de la consultora Wood Mackenzie.
Muchos analistas e inversores consideran que la privatización es el mejor resultado posible. Al eliminar la amenaza de la intromisión gubernamental, creen que dejaría libre el precio de las acciones de la compañía, que está infravalorado con respecto a muchos pares. “La llevaría a un nivel diferente”, dijo.
Si las encuestas tienen razón y Lula triunfa, los inversores pueden encontrar algo de consuelo en las reformas jurídicas y en las nuevas normas de gobierno corporativo de Petrobras que se aprobaron después de la investigación Autolavado.
Pero como accionista mayoritario, el Estado aún puede dar forma a la estrategia sustituyendo al Consejo de Administración y a los altos cargos. “Petrobras sigue estando protegida en este momento, pero de nuevo muchas cosas pueden cambiar”, dijo de Assis.
srgs