El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, opinó que se necesitaría una nueva cumbre con Xi Jinping, su contraparte china, para poner fin a la guerra comercial entre los dos países, ya que parece que la sesión de negociaciones de alto nivel que se llevó a cabo en Washington durante los últimos dos días terminará sin lograr grandes avances.
“No se va a lograr un acuerdo final hasta que mi amigo, el presidente Xi, y yo nos reunamos en un futuro próximo para discutir y acordar algunos de los puntos más difíciles y de más tiempo”, aseguró Trump ayer vía Twitter. “Los representantes de China y yo tratamos de hacer un acuerdo completo, no dejar en la mesa nada sin resolver”.
El tuit de Trump llegó durante el segundo y último día de una ronda crucial de negociaciones encabezada por Liu He, vice primer ministro de China, y Robert Lighthizer, representante de Comercio de Estados Unidos, en la Casa Blanca.
Las dos partes se enfrentan a un calendario ajustado para llegar a un acuerdo antes del 1 de marzo y así desactivar las tensiones comerciales, o los aranceles de Estados Unidos sobre 200 mil millones de dólares en importaciones chinas subirán del actual 10 a un 25 por ciento. Eso potencialmente desestabilizará los mercados financieros en ambos lados del Pacífico y resultará en un impacto a la economía global.
La administración Trump mantiene una campaña de presión sobre Pekín para que haga grandes concesiones en su modelo económico y frene los subsidios industriales, así como limitar el papel de las empresas de propiedad estatal y la transferencia forzosa de tecnología de las empresas estadunidenses que operan en China. Pero ha tenido problemas para lograr algún cambio por parte de los altos funcionarios del gobierno de Xi.
China ofreció aumentar sus compras de productos estadunidenses para reducir el déficit comercial bilateral, y sugirió que estaba dispuesto a discutir cambios regulatorios para mejorar el acceso al mercado para los inversionistas internacionales. Pero se muestra renuente a socavar el apoyo estatal a la economía de una manera que reduciría sus posibilidades de competir con Estados Unidos en innovación y tecnologías avanzadas.
Los funcionarios estadunidenses cuentan con que el próximo mes los temores de una escalada de de tarifas punitivas en Pekín sean más intensos de lo que son en Washington. “China no quiere un aumento en los aranceles y cree que le irá mucho mejor si se logra un acuerdo”, dijo Trump.
Más tarde, cuando el presidente estadunidense dio a conocer una nueva orden ejecutiva para aumentar las preferencias para las compras de hierro y acero estadunidenses en los proyectos de infraestructura, dijo que un acuerdo con China tenía “muy buenas posibilidades” de suceder.
La Casa Blanca enfrenta a una presión por su cuenta, dado el impacto que se generó este mes sobre la economía por el cierre parcial del gobierno y la sensibilidad de Trump a los movimientos en los mercados de valores.
Políticamente, Trump se esfuerza por tener una victoria que se sellaría con el cumplimiento de sus frecuentes promesas —incluyendo las que hizo durante la campaña de 2016— de reiniciar las relaciones comerciales con Pekín. Pero cualquier acuerdo que se considere débil o inconcluso lo expondría a feroces críticas de sus rivales demócratas.
La posibilidad de que se produzca un gran avance esta semana en las negociaciones comerciales era relativamente baja, al tener en cuenta la falta de una nueva propuesta china sobre cuestiones estructurales, y la acusación formal penal contra Huawei, la compañía de tecnología china, a la que acusan de robar tecnología de Estados Unidos y de violar las sanciones de Washington contra Irán.
La acusación fue recibida con indignación en Pekín, y Huawei negó las acusaciones. La directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, está detenida en Canadá en espera de una orden de extradición de Estados Unidos relacionada con los cargos, que ella niega, en un caso que exacerbó las tensiones entre los países.
Una nueva cumbre entre Trump y Xi seguiría a la de su cena de bife en Buenos Aires el 1 de diciembre, justo después de la cumbre del G20 en la capital argentina. Esa reunión dio lugar a un cese el fuego comercial entre Estados Unidos y China y evitó la escalada de aranceles que originalmente se tenía programada para el 1 de enero. De acuerdo con el diario estadunidense The Wall Street Journal, se espera que la nueva reunión entre Trump y Xi se lleve a cabo en la isla de Hainan, en el sur de China, justo después de una reunión prevista entre el presidente estadunidense y Kim Jong Un, el líder de Corea del Norte, a finales de febrero.
Trump busca negociar "la paz" cara a cara con Xi
FINANCIAL TIMES
Guerra comercial. El presidente de Estados Unidos señala que las reuniones en Washington fueran insuficientes, y plantea que “nada se quede sin revolver”.
Washington /
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