Vengan, vengan e inviertan en México, solo que no en el sector petrolero. Ese es el mensaje del hombre que Andrés Manuel López Obrador, el puntero para la elección del 1 de julio, eligió para ser su secretario de Hacienda.
“Sin duda, queremos más y más inversión extranjera, no solo mexicana, y vamos a abrir la puerta a todo”, dijo Carlos Urzúa al FT.
“La única excepción es que se van a detener las licitaciones petroleras”, dijo Urzúa, un profesor de economía y poeta publicado con un doctorado de la Universidad de Wisconsin-Madison. “Pero aparte de eso, cualquier cosa en la que quieran invertir, déjenlos invertir”.
México otorgó más de 100 contratos petroleros desde que se aprobó la polémica reforma en 2013 para terminar con el monopolio de Pemex, con problemas de liquidez y que padeció una caída en su producción que alcanzó un mínimo en cuatro décadas. Las grandes petroleras, así como grupos chinos, rusos y europeos, ya pusieron sobre la mesa 4 mil millones de dólares, y se espera que sigan 200 mil millones más después de que se desarrollen los campos.
Pero López Obrador llamó a detener las licitaciones para revisar los contratos ya adjudicados, mientras se decide el ritmo del desarrollo petrolero de México. Urzúa dijo que “no hay certeza” de que vayan a continuar las licitaciones. En cuanto a los posibles inversionistas petroleros, “mi sugerencia es que esperen y vean, y tal vez por un tiempo inviertan en otras partes”, agregó.
Dionisio Garza, ex jefe del conglomerado Alfa, quien ahora dirige Jaguar, una pequeña compañía petrolera que ganó contratos, dijo que el sector petrolero puede ayudar a los planes de López Obrador de crear empleos, sobre todo en las áreas marginadas.
“Francamente, no creo que sea tan ciego como para no ver que para que este país sea próspero, tienes que generar empleos, y el Estado no puede hacerlo todo”, dijo Garza, quien recientemente se reunió con López Obrador para discutir los planes para el sector.
Si bien Urzúa habló de que más inversión pública y privada —ahora de 22.4 por ciento del PIB— es esencial para sacar a México del bache económico, no ve contradicciones entre su llamado a una mayor inversión y una pausa en las licitaciones petroleras. “Lo que necesitamos es inversión, pero todo el mundo sabe que el sector petrolero es especial”, dijo.
La actual administración de Enrique Peña Nieto esperaba un crecimiento económico de 5 por ciento para el final de su mandato, impulsado por el petróleo y otras reformas, pero en 2017 el ritmo se mantuvo en 2 por ciento.
Urzúa, quien trabajó en la Secretaría de Finanzas de Ciudad de México de 2000 a 2003, cuando López Obrador era el jefe de Gobierno, dijo que es posible un crecimiento de 4 a 5 por ciento para 2024. “Si hacemos bien las cosas y si tenemos suficiente inversión pública y privada... si alguien te dice que puedes crecer 5 por ciento sin una inversión total de 25 por ciento, está mintiendo”.
López Obrador es un nacionalista de izquierda al que a menudo se le califica como populista, pero Urzúa dijo que su historial como jefe de Gobierno, cuando impulsó la infraestructura, demostró que es alguien con el que los inversionistas pueden negociar. “Se le califica de una forma un poco extraña”, dijo Urzúa. “Mi opinión personal es que es de centro-izquierda”.
Urzúa y otros miembros del equipo económico de López Obrador se reunieron con cerca de 120 fondos de inversión para tranquilizarlos y asegurarles que van a respetar la autonomía del Banco de México, se van a mantener dentro del límite constitucional de un mandato y van a mantener la libre flotación del peso.
En las últimas semanas circularon los nombres de los posibles candidatos con mayor reconocimiento internacional para la cartera de finanzas, en caso de que López Obrador gane y asuma la Presidencia el 1 de diciembre, pero Urzúa desestimó las especulaciones. “Voy a ser yo”, dijo.
Información adicional de John Paul Rathbone.