A medida que el crecimiento de las ventas mundiales de vehículos eléctricos se desacelera, los grupos automotrices y los reguladores se hacen una pregunta existencial: ¿la desaceleración actual es un problema pasajero?
En un escenario se espera que los compradores del mercado masivo, que actualmente se muestran renuentes a los precios más altos de los autos eléctricos, al final se convenzan y acudan en masa a esta tecnología. Los vehículos eléctricos son silenciosos, aceleran como los coches deportivos y pueden ahorrar dinero a largo plazo. Una vez que sean más baratos que los de gasolina y haya suficientes cargadores, la mayoría de los consumidores nunca darán marcha atrás.
El otro escenario es más preocupante. Si los precios no bajan o no se satisfacen las preocupaciones legítimas sobre la infraestructura de recarga, los automovilistas pueden resistirse indefinidamente. Las implicaciones de lo segundo son potencialmente preocupantes. Es imposible alcanzar los objetivos de descarbonización a largo plazo sin retirar de las calles todos los coches de gasolina y diésel.
El cambio a los vehículos eléctricos llevará tiempo. Las automotrices deben estar preparadas para cualquiera de los dos escenarios. La rapidez con la que se debe aumentar la producción de vehículos eléctricos es una decisión clave. Desde Ford y General Motors hasta Bentley, los fabricantes de todo el mundo dan marcha atrás a sus planes de vehículos eléctricos para enfocarse en modelos híbridos, con el objetivo de ordeñar la fuente de ingresos del motor de combustión interna por un poco más de tiempo.
Pero es posible que no hayan ido lo suficientemente lejos. La industria automotriz mundial fabricó 10.5 millones de vehículos eléctricos el año pasado y espera producir 13.5 millones este año, según los datos que recopiló un inversor en el sector automotriz.
En 2025, de acuerdo con las proyecciones actuales, la producción incrementó aún más a 18 millones, un aumento de 70 por ciento en la producción mundial de vehículos eléctricos en solo dos años, según las previsiones. Sin embargo, el mismo conjunto de datos predice que las ventas quedarán aún más rezagadas.
El año pasado, el interés por los vehículos eléctricos generó ventas de 9.5 millones de vehículos, pero se espera que la cifra solo llegue a 9.8 millones este año.
Algunos inversionistas ahora advierten en privado sobre una “enorme mala asignación de capital” en toda la industria. “Es difícil ver algo que pueda provocar una marcada aceleración de la demanda en 2025”, dice un inversionista.
Los fabricantes de automóviles de EU en privado se muestran preocupados de que una segunda victoria de Donald Trump conduzca a una eliminación de las normas sobre vehículos eléctricos. Si bien esto ayuda a aumentar las utilidades a corto plazo, protege a la industria de la necesidad de idear algo para vencer a China.
Como me dijo un alto ejecutivo de una compañía automotriz global, si los chinos venden un vehículo eléctrico que es tan bueno como un coche occidental, pero más barato, eso es una cosa. Pero si venden un auto mejor, pero que también es más barato que los de Occidente, será imposible alcanzarlos.
PRL