Una mentalidad de supervivencia ayudó a Stellantis a opacar a Volkswagen

FT MERCADOS

La industria automotriz enfrenta una serie de desafíos existenciales y como consecuencia ha producido una reestructuración en el podio automotriz mundial.

Logo de Stellantis en el edificio de la compañía en Velizy-Villacoublay, cerca de París, Francia. Febrero 2022. Foto: (Reuters)
Peter Campbell
Ciudad de México /

Se ha producido una reestructuración en el podio automotriz mundial. Volkswagen perdió la corona como grupo automotriz más grande del mundo por ventas ante Toyota en 2016, a raíz de su escándalo de emisiones de sus motores diésel. Ahora pudo ver cómo su rival europeo más acérrimo, Stellantis, lo opacaba en valor de mercado.

Las acciones de Stellantis subieron casi 30 por ciento desde finales de enero, con una valoración de 80 mil millones de euros (mde), mientras que VW tiene una valoración de 63 mil 800 millones de euros (mde), aproximadamente la mitad de lo que valía en 2021. 

En cierto sentido, las empresas son rivales evidentes: cada una es propietaria de una docena de marcas, desde superdeportivos como Lamborghini, de VW, y Maserati, de Stellantis, hasta ofertas más económicas. En este último caso, VW tiene Skoda, mientras que Stellantis produce vehículos Fiat. Las dos compañías están presentes en todo el mundo.

La industria automotriz enfrenta una serie de desafíos existenciales, aunque simultáneos: el ritmo incierto del cambio hacia los vehículos eléctricos, la creciente competencia de las exportaciones chinas, los riesgos comerciales geopolíticos y el desplome de las marcas en China.

Al final esta es una historia de dos culturas. VW tiene arrogancia; los ejecutivos rebosan de tranquila confianza en que el negocio al final estará bien. Después de todo, ¡es VW! El abismo con Stellantis no podría ser más marcado. 

El director ejecutivo de Stellantis, Carlos Tavares, quien se unió a Peugeot casi en quiebra en 2014 y ayudó a forjar Stellantis comprando Opel y luego fusionándose con Fiat-Chrysler, a menudo habla de una “era darwiniana” que enfrenta la industria. 

Cada negocio que formó Stellantis surgió de una experiencia de muerte. Fiat estuvo a punto de quebrar a principios de la década de 2000. Chrysler estaba en quiebra. A Peugeot la rescataron en 2014, mientras que GM vendió Opel después de décadas de pérdidas acumuladas.

Esto infunde a la empresa una mentalidad de supervivencia y un sentido de urgencia. Recuerdo que una vez intenté que Jean-Philippe Imparato, CEO de Alfa Romeo de Stellantis, se abriera sobre sus objetivos de ventas. Golpeó la mesa. “No me importan las ventas. Solo me importa el margen por unidad”, vociferó. “En Stellantis, o ganas dinero o mueres”.

PRL




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