Cuando el multimillonario ucraniano Len Blavatnik adquirió Warner Music por 3,300 millones de dólares (mdd) en 2011, estaba comprando una industria en declive. Las ventas de música se habían reducido cada año durante la década anterior, a medida que la piratería asolaba el negocio. Seguiría cayendo por otros tres años, lo que hizo que la compra de Blavatnik pareciera otra incursión tonta en el negocio de los espectáculos por parte de una persona rica.
Pero su apuesta ahora parece una genialidad. La industria de la música protagonizó un regreso notable gracias a la llegada del streaming, que canalizó miles de millones de dólares a los grandes sellos discográficos.
Sus propietarios adinerados claramente se han dado cuenta. En diciembre, Vivendi, controlada por el multimillonario francés Vincent Bolloré, acordó vender una participación de 10% de Universal Music a un consorcio encabezado por Tencent. El acuerdo le dio una valoración a Universal de 30,000 millones de euros (mde), muy por encima de los 6,500 mde que SoftBank le ofreció en 2013.
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Seis semanas más tarde, Warner Music de Blavatnik presentó los documentos para una Oferta Pública Inicial (OPI), y una semana después, el jefe de Vivendi, Arnaud de Puyfontaine, anunció que también planeaba hacer público a Universal, a más tardar a principios de 2023.
El caso de estos acuerdos es obvio. Los ingresos de música grabada crecieron rápidamente durante los últimos tres años, superando las ventas anuales de 19,000 millones de dólares (mdd). Pero la industria de la música está dominada por tres grandes compañías, cuyos valores no se habían modificado para igualar sus negocios en crecimiento.
El Dato.30,000 mde
fue la valoración de Universal luego del acuerdo con Tencent
Universal y Sony Music existen dentro de conglomerados franceses y japoneses mucho más grandes, mientras que Warner Music está controlada de forma privada por Access Industries de Blavatnik.
Tanto Bolloré como Blavatnik mantendrán el control de sus compañías mientras obtienen un buen retorno. El acuerdo de Tencent por Universal valoró la compañía en un múltiplo de 30 veces las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización. Un múltiplo similar le daría a Warner Music una valoración de 19,000 mdd, aunque los analistas creen que estará entre 12,000 y 15,000 mdd, dado que Universal es el jugador más importante.
La pregunta es ¿por qué la prisa para sacar provecho ahora? Una teoría es que Len Blavatnik simplemente vio la deslumbrante valoración de Universal y decidió que es el momento de atacar. “Blavatnik examinó todas las opciones: un inversionista estratégico, dinero privado, lo que sea”, dijo una persona familiarizada con el asunto.
La OPI se consideró la mejor opción porque le da a Warner acceso a los mercados de capitales y más flexibilidad para realizar adquisiciones, agregó esta persona. Para Vivendi, una posible salida a bolsa podría ayudar a atraer el interés de compradores potenciales.
Una teoría más pesimista es que el crecimiento acelerado de la música está terminando y que es hora de obtener utilidades antes de que se apague el entusiasmo de los inversionistas. “El principio de ganar dinero es vender cuando el mercado está en su pico o cerca de él”, dice Mark Mulligan, analista de Midia Research. “La mayoría de la gente acepta que habrá una desaceleración”.
Independientemente de esto, las posibles OPI de dos de los tres grandes sellos discográficos darán una idea más clara de cuánto vale el negocio de la música.
Spotify salió al mercado de valores en 2018, lo que da una muestra de cómo perciben los inversionistas la recuperación de la industria. Pero Spotify vende suscripciones, no la música en sí. Warner Music, en cambio, obtiene 86% de sus ingresos al administrar las carreras de artistas como Lizzo, Cardi B y Ed Sheeran. En ese negocio, Blavatnik se prepara para obtener una gran recompensa.