El secretario de Comercio de Estados Unidos advirtió que la administración de Donald Trump “reaccionará” a los planes de la Unión Europea de un impuesto al carbono con posibles medidas punitivas contra Bruselas, incluso cuando los funcionarios tratan de lograr una tregua en su disputa comercial.
En declaraciones al Financial Times, Wilbur Ross comparó los planes de la Unión Europea de crear un impuesto al carbono con las medidas de varios países europeos gravar los servicios digitales, algo que enfureció a los funcionarios estadunidenses y provocó que Washington amenazara con aranceles sobre los productos de la Unión Europea.
“Dependiendo de la forma que asuma el impuesto al carbono, vamos a reaccionar, pero si esencialmente es algo proteccionista, como los impuestos digitales, reaccionaremos”, dijo Ross.
Los comentarios del secretario de Comercio se encuentran entre las señales más claras de que los planes de la Unión Europea para un impuesto al carbono —una de las principales prioridades bajo la nueva comisión que encabeza la presidenta Ursula von der Leyen— puede surgir como un importante factor que tense las relaciones transatlánticas.
Desde que el presidente Trump anunció el retiro de Estados Unidos del acuerdo climático de París, están en desacuerdo con la Unión Europea con el tema de las políticas globales para hacer frente al cambio climático, pero esas tensiones aún no se extienden al ámbito de comercio.
La semana pasada, Trump y Von der Leyen dijeron en Davos que tratarían de llegar a una tregua limitada en su guerra comercial este año, con lo que se redujeron los temores de una intensificación plena. Funcionarios dijeron que puede existir un terreno en común en áreas que van desde el sector agrícola, comercio y normas hasta tecnología y energía, que pueden resolverse con relativa rapidez.
Pero el potencial para nuevos estallidos permanece. Los funcionarios estadunidenses amenazaron repetidamente con imponer aranceles al sector automotriz de la Unión Europea y al parecer aumentan las divisiones sobre la política del clima.
Von der Leyen explicó recientemente cómo su emblemático programa de acuerdo ecológico debería implicar algunas regulaciones fronterizas o impuestos sobre el carbono para garantizar que los beneficios del programa no se compensaran por el carbono incorporado en las importaciones.
Se entiende que los funcionarios del bloque están particularmente preocupados porque los productos de la Unión Europea podrían verse debilitados por las importaciones de lugares con normas ambientales laxas, como China, Rusia e India, pero ampliarían el escrutinio a otros socios comerciales como EU.
“No tiene sentido reducir solamente las emisiones de gases de efecto invernadero en casa, si aumentamos la importación de CO2 del extranjero”, dijo Von der Leyen. “No solamente es un problema climático; también es una cuestión de justicia para nuestras empresas y nuestros trabajadores. Los protegeremos de la competencia desleal”.
Su retórica ha sido igualada por una postura más suave adoptada por funcionarios que lo califican como un “mecanismo”, no un impuesto fronterizo. Sugieren que probablemente se va a imponer muy gradualmente en sectores altamente contaminantes al alentar a los exportadores a la Unión Europea a participar en su esquema de emisiones en el comercio, que pone un precio de mercado al carbono.
Una lógica similar respaldó las acciones de las naciones europeas para recaudar impuestos de los gigantes de tecnología, lo que provocó la ira en la administración de EU que amenazó a Francia con aranceles sobre el queso y el champán y dijo que Reino Unido estaría en la fila para aranceles “arbitrarios” sobre los automóviles si seguía el mismo camino.
Francia, Reino Unido, Italia, España y Austria se mantuvieron firmes y dijeron que era políticamente imposible permitir que los gigantes estadunidenses de tecnología generaran utilidades significativas con las actividades en sus mercados sin pagar o pagando muy pocos impuestos. La disputa se desactivó en Davos esta semana cuando EU dio un paso atrás a sus amenazas de imponer de forma inminente aranceles a Francia, pero si no hay un acuerdo internacional en París, la tensión volverá a aumentar pronto.
La advertencia de Ross sobre los impuestos al carbono se produjo cuando defendió la postura ambiental de la administración Trump, criticada en el mundo por abandonar el compromiso global de Estados Unidos con el tema y al mismo tiempo reducir los estándares regulatorios a escala nacional para eliminar los desincentivos para contaminar. Durante las reuniones de Davos, Steven Mnuchin, el secretario del Tesoro de EU, discutió con Christine Lagarde, la presidenta del Banco Central Europeo, sobre las formas de abordar el cambio climático. Mnuchin describió un impuesto al carbono como “un impuesto sobre las personas que trabajan duro”.
En los últimos años, un grupo de influyentes republicanos ha presionado para que la Casa Blanca adopte un sistema de “dividendo” de carbono, comparable a un impuesto.
Comparación
El secretario de comercio de EU, Wilbur Ross, comparó los planes de la Unión Europea para un impuesto al carbono con la propuesta de varios países europeos de hacerlo con los servicios digitales.
Prioridad
En la Unión Europea el impuesto al carbono es una de las principales prioridades de la nueva comisión encabezada por la presidenta Ursula von der Leyen.
Tregua
La semana pasada, durante el Foro de Davos, Trump y Von der Leyen, afirmaron que buscarían llegar a una tregua limitada en su guerra comercial, durante todo este año.
Garantía
De acuerdo con la presidenta Von der Leyen, su programa de acuerdo ecológico debería implicar algunas regulaciones fronterizas para garantizar que no se compensará en carbono con las importaciones.
Otra propuesta
Los republicanos de EU presionan para que la Casa Blanca adopte un sistema de dividendo de carbono comparable a un impuesto.
Sin embargo, esto hasta ahora ha avanzado poco y, aunque la administración Trump acelera el aceptar algunas cuestiones ambientales, como la plantación de árboles, sigue insistiendo en que la responsabilidad principal de la acción debería recaer en China.