Por sexta ocasión continua, el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo su pronóstico de crecimiento para la economía mexicana de este 2019.
El organismo prevé que a finales de este año se crezca apenas 0.9 por ciento, nivel muy por debajo del 1.6 por ciento estimado hace tres meses y muy lejos del 3 por ciento proyectado en abril de 2018. Para 2020, el cálculo se mantuvo en 1.9 por ciento.
De acuerdo con la actualización de las Perspectivas de la Economía Mundial, la revisión en los estimados de crecimiento para 2019 refleja las rebajas en la calificación crediticia del país, en un contexto donde la inversión sigue siendo débil y el consumo privado se ha desacelerado.
Esto, dijo, es resultado de la incertidumbre en torno a las políticas, el deterioro de la confianza y el aumento de los costos de endeudamiento, que podrían seguir aumentando tras la reciente rebaja de la calificación soberana.
Diferencias entre EU y México
A nivel mundial, el organismo indicó que desde principios de 2018 la confianza de las empresas y el ánimo de los mercados financieros se han visto golpeados repetidamente por una secuencia de hechos que aún se están resolviendo: medidas arancelarias aplicadas por Estados Unidos, represalias de sus socios comerciales y una prolongada incertidumbre en torno al retiro del Reino Unido de la Unión Europea.
Específicamente, explicó, en mayo se amplió el alcance de las tensiones, que pasaron a incluir la posibilidad de que Estados Unidos adopte medidas en relación con compañías tecnológicas chinas y la amenaza de esta nación de aplicar aranceles a las importaciones de México si no adopta medidas para frenar las migraciones transfronterizas.
“Si bien las tensiones se atenuaron en junio, el logro de acuerdos duraderos que resuelvan las diferencias sigue dependiendo de negociaciones que podrían ser prolongadas y complejas”, sostuvo el FMI.
Incertidumbre por T-MEC
Para el FMI las medidas de política tanto en el plano multilateral como nacional son cruciales para afianzar el crecimiento y las necesidades apremiantes consisten en reducir las tensiones comerciales y tecnológicas, así como despejar sin demora la incertidumbre en torno a los acuerdos comerciales (entre ellos el acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea y la zona de libre comercio conformada por Canadá, México y Estados Unidos).
“Concretamente, los países no deben recurrir a los aranceles para influir en la balanza comercial bilateral, ni como reemplazo del diálogo con el fin de presionar a otros a efectuar reformas”, expresó.
En este contexto, el organismo internacional destacó que el crecimiento mundial sigue siendo moderado y los riesgos se han intensificado; entre ellos, se incluyen la escalada de las tensiones comerciales y tecnológicas, la posibilidad de un episodio prolongado de aversión al riesgo que exponga las vulnerabilidades financieras acumuladas a lo largo de años de tasas de interés bajas, tensiones geopolíticas y crecientes presiones desinflacionarias que hacen que los shocks adversos sean más persistentes.
MCM