La política de flexibilización del tipo de cambio debería de favorecer a los países emergentes y en desarrollo, pues ante una depreciación de sus monedas se debería impulsar la demanda interna y las exportaciones, pero esto se ve limitado porque las empresas importadoras, cuyos costos están denominados en una moneda dominante (generalmente dólares o euros), ven afectado su balance cuando sus costos también están en dichas divisas, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De acuerdo con lo planteado en el blog sobre economía global, la prevalencia de monedas dominantes en las decisiones de fijación de precios de las empresas altera la forma en que los flujos comerciales responden a los tipos de cambio.
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El FMI explicó que ante un shock sin precedentes como el actual, de colapso de la demanda mundial y los precios de los productos básicos, salidas de capital, grandes interrupciones de la cadena de suministro y una caída generalizada en el comercio mundial, muchos mercados emergentes y las monedas de las economías en desarrollo se han debilitado bruscamente.
¿En qué beneficia la depreciación de una moneda?
En teoría, si las empresas fijan sus precios en sus monedas locales, los bienes y servicios de producción nacional se vuelven más baratos para los socios comerciales cuando la moneda nacional se debilita, lo que genera una mayor demanda de ellos y, por lo tanto, más exportaciones.
De manera similar, cuando la moneda de un país se deprecia, las importaciones se vuelven más caras en términos de moneda nacional, lo que induce a los consumidores a importar menos en favor de los bienes producidos en el país; por lo tanto, si los precios se establecen en la moneda del exportador, una moneda más débil puede ayudar a la economía nacional a recuperarse de un shock negativo.
Dólar, divisa más usada del mundo
Sin embargo, advirtió el organismo internacional, cada vez hay más pruebas de que la mayor parte del comercio mundial se factura en unas pocas monedas, especialmente en el dólar estadunidense, una característica denominada precio de moneda dominante; de hecho, la proporción de la facturación comercial en dólares estadunidenses en todos los países supera con creces su participación en el comercio con Estados Unidos.
El inicio del euro inicialmente redujo un poco el dominio del dólar estadunidense, pero este último no ha disminuido en gran medida desde entonces y otras monedas de reserva juegan un papel, pero limitado, así que el precio de la moneda dominante es común tanto en el comercio de bienes como en el de servicios, aunque es menos frecuente en este último, especialmente en algunos sectores, como el turismo.
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En este contexto, abundó el FMI, cuando los precios de exportación se establecen en dólares estadunidenses o euros, la depreciación de un país no hace que los bienes y servicios sean más baratos para los compradores extranjeros, al menos a corto plazo, lo que crea pocos incentivos para aumentar la demanda.
Por lo tanto, en los mercados emergentes y en desarrollo, donde el precio de la moneda dominante es más común, la reacción de las cantidades de exportación al tipo de cambio es más moderada y también lo es el impulso a corto plazo de una depreciación de la economía nacional.
Financiamiento en moneda dominante
Aunado a lo anterior, la prevalencia del dólar estadounidense también es una característica del financiamiento corporativo en los mercados emergentes y en desarrollo, esto significa que las fluctuaciones del tipo de cambio también pueden tener efectos a través de su impacto en los balances de las empresas.
Una depreciación que aumenta el valor de los pasivos de una empresa en relación con sus ingresos debilita su balance y dificulta el acceso a nuevos financiamientos, ya que la capacidad de reembolso de las empresas se deteriora, aunque este efecto depende de la moneda en la que se obtienen los ingresos; es decir, si los ingresos están en moneda extranjera o en moneda local.
Monedas dominantes y el Gran Cloqueo
El análisis de Fondo Monetario Internacional sobre las monedas dominantes sugiere que es poco probable que el debilitamiento de las monedas de mercados emergentes y en desarrollo proporcione un impulso importante a corto plazo. Los sectores clave que normalmente responderían más a los tipos de cambio, como el turismo, se verán afectados por las medidas de contención relacionadas con covid-19 y los cambios de comportamiento del consumidor.
Además, es probable que el fortalecimiento global del dólar estadounidense, que refleja principalmente una fuga hacia los activos de refugio seguro, amplifique la caída a corto plazo de la actividad comercial y económica mundial.
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Los tipos de cambio todavía tienen un papel que desempeñar para contener las presiones de salida de capital y apoyar la recuperación a mediano plazo, pero para mantener la economía interna a corto plazo se requiere un uso decisivo de otras palancas de políticas, como estímulos fiscales y monetarios, incluso a través de acciones no convencionales, aseguró el FMI.
lvm