Entre las calles del Centro Histórico y ríos de gente que surcan sus comercios y edificios, 19 mujeres de la tercera edad pasan casi invisibles. Sus canas enjugan lágrimas de la violencia sufrida durante años como sexoservidoras. Su oficio las alejó primero de sus familias, luego de la sociedad y terminaron en el abandono.
“Las amorosas más bravas” les dicen gracias a una publicación que les puso rostro y corazón. A unas calles de Tepito se levanta Casa Xochiquetzal, la casa-hogar única en el mundo por brindar atención integral a mujeres en condiciones precarias que se dedicaron al trabajo sexual.
En la entrada de la vieja casona reza el poema escrito por Marbella, una de las internas: “Soy como una flor que crece en los pantanos a la que todos admiran por su belleza y colorido, pero nadie se atreve a tocarla por temor a hundirse en el fango que la rodea”; reflejo de la discriminación que sufren a diario.
Flores en el fango
“Desde que se fundó la casa ha sido muy difícil darle mantenimiento justamente por el estigma que conlleva del trabajo sexual. Entonces a la casa llega muy poco donativo, hemos estado así de cerrar. La única diferencia entre todas las mujeres es que ellas están solas, ellas son rechazadas”, expresó Jesica Vargas, directora de Casa Xochiquetzal.
Norma llegó en abril de 2009 al refugio: “para mí es un hogar, puesto que no tengo familia”. A pesar de sus limitaciones físicas, ella se ofreció como portera del lugar en agradecimiento a lo que recibe.
“Lo que no sabe la gente afuera es que somos seres humanos, de mi parte soy muy tierna con las personas y me gusta ayudar a quien lo necesite como a mí me han apoyado”, comentó.
Casa Xochiquetzal, hogar de ex trabajadoras sexuales
Marbella llegó hace 11 años, “de no ser por la casa, yo ya estaría muerta porque llegué en muy malas condiciones”. Ahí encontró algunas de sus pasiones como la literatura y las manualidades.
“Nosotras aquí necesitamos mucha ayuda y le doy gracias a la fundación por la ayuda que nos da. Hubo muchas organizaciones a las que se metió Antonio -el administrador- a pedir ayuda y la negaron”, expresó Marbella.
Al respecto, Patricia Flores, presidenta de la Fundación Pablo Landsmanas, indicó que actúan en estos casos, como con todas las demás asociaciones a las que se apoyan, como acompañamiento, con la finalidad de aportar un grano de arena para ayudarles a salir adelante, porque se entienden las condiciones adversas a las que se han tenido que enfrentar en su vida.
Alimentación para el alma
Corporativo Kosmos aporta su infraestructura, capacidad logística y cadena de suministro para contribuir con insumos a la subsistencia de seis organizaciones civiles. Los esfuerzos sociales los concentra a través de la Fundación Pablo Landsmanas, nombre del fundador de la compañía y quien legó esta cualidad altruista.
La asociación civil, en este caso, actuando con carácter de segundo piso, provee alimentos de primera calidad a niñas, niños, mujeres y adultos mayores en situación vulnerable. Una de estas beneficiarias es la Casa Xochiquetzal.
“Sabemos que para garantizar un presente próspero y un futuro sustentable como negocio necesitamos contribuir también con el porvenir de las comunidades en las que operamos, nuestros colaboradores y nuestro entorno ambiental”, concluyó el director ejecutivo de Administración de Corporativo Kosmos, Isaac Zagorin.