La pandemia del coronavirus sigue cobrando víctimas fatales en la economía del país. La postergación en la reapertura de gimnasios y espacios de la industria de fitness y wellness ya provocó que cerca de 30 por ciento de estos clausuren de manera definitiva sus actividades.
“Nosotros cada mes perdemos 2 mil millones de pesos. Ahora estamos llegando a los 8 mil millones de pesos desde el inicio de la pandemia, pero lo más preocupantes es que ya tenemos gimnasios cerrados de manera permanente entre unidades de barrio y algunos de los socios. Nos está matando la falta de atención de las autoridades por no dejarnos operar bajo protocolos estrictos de seguridad”, dijo en entrevista con MILENIO Rodrigo Chávez, presidente de la Asociación Mexicana de Gimnasios y Clubes (Amegyc).
De acuerdo con cifras de la International Health, Racquet & Sportsclub Association (IHRSA), hasta el año pasado se estimaba que la industria tenía un valor por mil 800 millones de dólares, a través de alrededor de 12 mil gimnasios en la República.
- Te recomendamos Los gimnasios en México sufren los estragos de la pandemia Especiales
Durante el segundo trimestre del año Sports World reportó que debido a las afectaciones derivadas por el cierre de unidades ante el coronavirus, en el periodo clausuró tres de sus unidades.
“Estos cierres se están concentrando en la zona metropolitana y el estado de Yucatán, principalmente. Son ciudades en las que estamos sin ningún tipo de diálogo con la autoridad y donde se concentran casi 4 mil 500 gimnasios y cada uno de ellos tiene cerca de 15 personas que lo atienden”, expuso el representante del sector.
De acuerdo con Chávez, sus unidades fueron cerradas conforme a especulaciones. Indicó que la organización hizo un análisis del sector en Estados Unidos, donde en los últimos 30 días las personas han asistido 11.5 millones de veces a los gimnasios, de los cuales hay 513 casos de coronavirus, con un radio de positividad de 0.004 por ciento.
- Te recomendamos Entre hoteles, gimnasios y bares; el 10% de negocios han sufrido por la pandemia Negocios
“Eso quiere decir que nosotros no somos el problema de contagio. Gimnasios abiertos post covid-19 con protocolos de seguridad no contagian a la gente. Es momento de replantear la estrategia de reapertura económica por semáforo que no está funcionando como se esperaba. En el caso de los gimnasios es el mejor momento de tocar la puerta y volver a insistir no con especulación”, aseveró.
Alternativas
Ante el impacto financiero que ha tenido la industria, producto de la pandemia, las cadenas y gimnasios de barrio han buscado alternativas para sobrevivir a la crisis; en redes sociales se han viralizado casos de negocios que se han convertido en taquerías.
“Una parte que nos puede ayudar son líneas adicionales de ingresos. Hay gimnasios que han rentado equipos en su desesperación; algunos están tratando de cobrar por las clases virtuales online uno a uno, a fin de que el dinero vaya al entrenador; pero parece que una ruta más viable es la de dar entrenamientos al aire libre. Hay algunos que están poniendo carpas en estacionamientos o trabajando en parques. Es una tristeza que nos obligue la autoridad a hacer un acto desesperado de tener un ingreso, cuando podrían reglamentar de una manera muy sencilla”, afirmó.
De acuerdo con Chávez solamente existen modelos que pueden hacer esto: los que tienen instalaciones al aire libre y estudios de spinning, baile, entre otros, que pueden mover infraestructura y ponerlo a disposición. Las unidades que necesitan conexiones o mobiliario como pesas, no tienen dicha posibilidad. Estas unidades representan cerca de 20 por ciento del total.
Explicó que durante la pandemia únicamente 30 por ciento de los arrendadores ha permitido pagar solo el mantenimiento y extender su periodo de renta al contrato; otro 40 por ciento ha dado descuentos de entre 50 y 70 por ciento; y 20 por ciento de estos ha mantenido los cobros, lo que hace más complicada su supervivencia.
En entidades como Jalisco, Querétaro, Aguascalientes, la industria ya tiene alrededor de un mes y medio operando con aforos controlados.
“Es un gran acierto porque las personas utilizan el sistema de reserva y cuando llegan tienen el espacio disponible. A un mes de haberlo implementado la gente se siente más segura porque comprobó los procesos de seguridad y sigue asistiendo. Los promedios de ocupación llegan a 80 y 90 por ciento del aforo controlado. No es negocio, lo que hicimos fue por atender a la sociedad, pero la buena noticia es que estamos teniendo una respuesta de las personas”, afirmó.
amp/lvm